En el comercio está puesta la esperanza

Los meses del “bre” están en su pleno desarrollo y el Día del Amor y la Amistad es el que marca el comienzo de una larga época de gran dinamismo para el consumo; jornada a la que se suma el Halloween, el 31 de octubre; las nuevas vacaciones de octubre de los universitarios y colegiales; la “noche de las velitas” o la festividad de la Virgen, el 8 de diciembre; los dos o tres días de compras navideñas de jornadas las 24 horas; y por supuesto, la Navidad el 24 de diciembre. Eso, sin dejar de sumar lo que presenta la “noche vieja”, el 31 de diciembre; el “puente de reyes” el 6 de enero y otras jornadas adicionales de verdadero asueto entre septiembre y enero que hacen del remate de fin de año un tiempo en el que el consumo y las vacaciones marcan la vida de los colombianos. Muchos sectores de la economía hacen en esta temporada más de 70% de las ventas y todo el año se preparan para sacarle el mejor provecho y aumentar los ingresos por encima de la variación de precios y algunos puntos más que el crecimiento del PIB.

En Colombia “amor y amistad” se celebra desde septiembre de 1969, cuando Fenalco y otros gremios industriales prefirieron colonizar este día en un mes que casi no tiene festivos y que se distanciaba de las vacaciones de comienzo del año; en ese entonces la discusión era que el San Valentín de febrero -que se celebra en varios países- se daba muy cerca del comienzo del año y en medio del comienzo de la temporada escolar, situación por la cual los hogares dejaban de lado la celebración para dedicar el dinero a otras obligaciones más importantes. Desde ese entonces, hace medio siglo, la primera quincena de septiembre marca el partidor para el fin de año con todo el listado de gastos y pendientes que representan las vacaciones y las fiestas. Las ventas durante este sábado y domingo, más las de la semana entrante, aumentan casi 40%, lo que convierte el Día del Amor y la Amistad en la cuarta jornada en que más se incrementan los ingresos. La Navidad crece ingresos para los comerciantes en 85%; el Día de la Madre en 70% y el Día del Padre en 50%. Prácticamente, son jornadas fundamentales para las ventas de los comerciantes y para los consumidores, una manera de obtener una recompensa social o afectiva, representada en las emociones, la felicidad, el descanso, bajarle al estrés, todos esos intangibles que se desprenden al dar o recibir un regalo, o percibir que el entorno está en “modo fiesta”. Puede suceder que una buena parte de la población se oponga a las jornadas comerciales basados en posturas culturales, económicas, políticas o religiosas, pero la cotidianidad está hecha de estas pequeñas cosas.

Desde el punto de vista macroeconómico, el comercio representa casi 17% del PIB y desde hace varios años se ha convertido en un sector bien importante que está ligado al momento económico. Solo durante el mismo período del año anterior el consumo durante los últimos tres meses del año creció 9% frente al trimestre anterior. Durante este final de 2018, las condiciones son mucho mejores: las tasas de interés están más bajas que el año pasado (4,25%); la inflación por debajo de la meta (3,10%), mientras que el dólar experimenta una relativa estabilidad a pesar de los fuertes choques devaluacionistas ($3.020). Más que modas y tendencias, el consumo y el comercio son dos patrones que pesan en la economía.