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EDITORIAL

Aplanar la curva, llegada al pico y otros anhelos

martes, 28 de julio de 2020

Las cifras de contagios llevarán a Colombia a ubicarse entre los 10 países más dramáticos, esta situación debe hacer cambiar la receta del Ministerio de Salud y la gerencia del covid

Editorial

Es un hecho indiscutible que Colombia cantó victoria antes de tiempo en la guerra contra el covid-19, que se “encuarentenó” antes de tiempo y que las autoridades sanitarias aún no tienen el control del virus pasados casi cinco meses de haberse declarado una pandemia mundial.

A la luz de los resultados, el problema radica en que no hay mucha coordinación entre el Ministerio de Salud, la gerencia general del manejo de la crisis, los alcaldes, los gobernadores y el sector privado del sector representado en los gerentes, socios y accionistas de las EPS. Se está entrando en una fase muy peligrosa en la que los muertos se cuentan por centenares y los contagiados por miles, sin que haya confianza sobre el control del virus.

Las cifras hablan por sí solas y Colombia ya superó a Italia, China y va por España, en número de contagios al acercarse con rapidez al número 300.000. Esos países registraron esos números a mediados de abril y hace algunas semanas rompieron las cuarentenas porque tienen controlados los focos de contagios y ahora sólo se concentran en los rebrotes. Tardaron unos 60 días en liberar las actividades económicas para no afectar más sus economías, al tiempo que acudieron a sus fuentes de financiación para ayudar a las empresas.

Europa y Asia ya aplanaron la curva de contagios y de muertes, con base en el uso de las tecnologías, la disciplina social y mucha claridad por parte de sus autoridades; ahora el epicentro del coronavirus está en América, en Estados Unidos y en los países de la Alianza del Pacífico. Si se suman los contagios de México, Colombia, Perú y Chile, la cifra supera el millón de personas, lo que se convierte no solo en un gran problema para sus arcas nacionales y para las empresas, por vía de incapacidades, sino en la recuperación plena de la normalidad.

La tasa de personas recuperadas en Colombia es buena si se compara con otros países, al igual que la de muertes por cada 1.000, pero cada día se pone en evidencia la falta de precisión en las cifras oficiales, al menos de homologación con las regiones. La demora en entrega de los resultados de las pruebas realizadas; la convalidación de los fallecimientos en los distintos departamentos y la desobediencia de los mandatarios (caso alcaldes de Cali y Medellín con la Ivermectina y los médicos cubanos) son solo una muestra de que no hay mucha ascendencia con la cartera de salud, problema que se debe solucionar, pues la situación pasa por los días más oscuros.

De esta pandemia y su manejo el sistema de salud nacional y la economía deben salir fortalecidos, tal como sucedió con el sistema de interconexión eléctrica en tiempos del apagón. El Ministerio de Industria debe pintar con las farmacéuticas una hoja de ruta del sector para la próxima década; al mismo tiempo las EPS deben ayudar a sincerar el verdadero costo de la atención médica en Colombia. Las otras llamadas a hacer parte activa en el futuro de la salud son las universidades que deben repensar la formación de médicos con base en las necesidades del país, y lo más importante, trabajar con el sector privado para poner a andar institutos de investigación científica que des atrasen al país en investigación de virus; quedó demostrado que en el concierto internacional hay líderes y gregarios en investigación, y que no estar entre los primeros pone al país en lista de espera a la hora de aplicar las esperadas vacunas.

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