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EDITORIAL

Al PIB no se le apareció “San Reficar”

jueves, 15 de febrero de 2018

No hay indicadores alhagueños, producción industrial está en sus mínimos y PIB es el más bajo en años, algo debe hacer el nuevo presidente.

Editorial

Hace un par de años, en 2016, el crecimiento de la producción industrial subió hasta 3,7%, un dato muy bueno que nos hace pensar en las causas y consecuencias de la pírrica cifra de 2017, que no salió del terreno negativo de -0,6%. Un indicio elocuente que nos lleva a vaticinar que el dato de crecimiento económico -que será entregado hoy por el Dane para el año anterior- solo será de 1,5%, la cifra más bajara en casi dos décadas, pues la última vez que vimos un número inferior a ese porcentaje fue en 2001, cuando con la metodología anterior de cálculo alcanzamos 1,4%, eran tiempos de una caída estructural en la construcción, poco auge de los minero-energéticos y un entorno internacional bastante incierto.

Ahora bien. La producción industrial de -0,6%, sin refinación de petróleo cayó a un abismo de -1,9%, un número que genera escalofrío y hace reflexionar y enfrentar la palabra más dura en la ciencia social económica, que no es otra que recesión industrial. El personal ocupado por la industria durante 2017 cayó 0,9%, dato que contrasta con las cifras oficiales donde el desempleo ha cedido. Puede ser que la persona que pierde su trabajo en las industrias se va para el campo, donde ha repuntado el empleo, se ha pasado a la construcción o termina empleada en el sector del comercio.

Los sectores que más cayeron fueron la fabricación de maquinaria y equipos (-11,1%); las carrocerías para vehículos automotores, remolques (-12,5%); la fabricación de artículos de viaje, bolsos de mano y artículos similares en cuero (-14,4%); los vehículos automotores y sus motores (-14,7%) y las industrias básicas de metales preciosos y no ferrosos (-25,%). Los que más crecieron fueron la fabricación de productos de caucho (9,4%); la elaboración de aceites y grasas de origen vegetal y animal (8,6%); la elaboración de productos de molinería, almidones y sus derivados (6,8%) y la fabricación de sustancias químicas básicas (5,1%).

Un dato de mayor reflexión es que los buenos tiempo prometidos que iba a representar la Refinería de Cartagena ya no alcanzan, pues a la luz de las cifras de producción industrial del año pasado, el sector presentado por la coquización, refinación de petróleo, y mezcla de combustibles tuvo un crecimiento de 4,9%. Solo la refinación implica un crecimiento de 0,9% en la producción industrial, no compensa.

En 2016, el subsector de la refinación petrolera aumentó por la entrada de Reficar 19,4%. En pocas palabras, al total de la industria ya no le alcanza con los resultados la refinación, esperados por tan gigantesca inversión.

Recordemos que Reficar entró en operación en noviembre de 2015, en medio de muchos escándalos y que se esperaba su aporte a la producción industrial fue muy grande, pero las cosas no se han dado. El objetivo de Reficar era duplicar la capacidad de refinación de la planta pasando de 80.000 barriles por día a 165.000 y convertirse en la planta más moderna de América Latina. Panorama que aun no se ve en las cifras industriales, pues la refinación representa 11% del PIB industrial. Desde hace tres años se viene dependiendo de que la refinación contribuya con enormemente al crecimiento industrial, pero las cosas no se dan.

La foto está clara y los candidatos deben tomar nota de la situación de la industria, pues con todo y Reficar no se levanta cabeza.

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