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EDITORIAL

A las multas de Google hay que ponerles cuidado

jueves, 21 de marzo de 2019

La Unión Europea probó que Google impone condiciones contractuales contrarias a la libre competencia a las webs que utilizan su motor de búsqueda y en Colombia no pasa nada

Editorial

Google no solo impuso en el mundo moderno el verbo “gugliar”, sino que muchos no diferencian o distinguen el avance social de internet al servicio que presta esta novísima compañía estadounidense, casi que irremplazable en los días que corren de la cuarta revolución industrial. El buscador de información fue creado por Larry Page y Sergey Brin cuando eran estudiantes de Stanford; comenzaron en 1997 su gran empresa al poner a andar un motor de búsqueda llamado BackRub, que posteriormente renombraron como “googol”, término matemático representado por el número 1 seguido por 100 ceros.

Así nacería el servicio de internet más usado en la actualidad, que no solo ha sepultado a las tradicionales enciclopedias y cerrado muchas bibliotecas, sino que ha puesto en jaque a miles de medios de comunicación en todo el mundo. Hoy, Google no es solo un buscador (Google Seach), sino que comprende un gran portafolio de servicios indispensables para estar informado como Google Reader, Gmail, Google Maps, Google News, Google SketchUp, Google Video, Google Earth, Google Wave, AdSense, AdWords, YouTube, Picasa, Google Chrome, Google Analytics, Google Buzz, Google Desktop, Picnik, Google Product Search, Google Alerts, Google Base, Blogger, Google Blog Search, Google Bookmarks, Google Checkout, Google CSE, Google Code, Google Code Search, Google Compute, Google Desktop; todo un universo de servicios y productos que son indispensables en la actualidad.

Pero ese mismo crecimiento desmesurado, en un industria tecnológica que se multiplica cada segundo, se ha convertido en su peor enemigo pues la empresa va más rápido que las mismas entidades de control y vigilancia de todo el mundo. Google vive de la publicidad que ha capitalizado con eficiencia y ha desplazado a sus arcas las millonarias inversiones que se hacían en los viejos medios de comunicación; con un contrasentido: que más de 90% de los contenidos del buscador recae sobre un medio de comunicación tradicional, como libros, periódicos, estaciones de radio y televisión, entre algunos generadores de noticias.

La piedra de la discordia ha sido la empresa, AdSense de Google, servicio para empresas de publicidad que muestra texto con el aspecto de una búsqueda en el aparecen los enlaces de los anunciantes, al tiempo que los webmasters reciben un pago por cada clic que se haga en los enlaces de AdSense de su web. La búsqueda de nuevos recursos en miles de millones de páginas web, ha hecho de Google una de las primeras compañías en ganancia del mundo, pero también es el objeto de igual número de demandas en todos los países por posición dominante en el mercado de la publicidad y por malas prácticas de libre mercado. La Unión Europea ha probado que Google ha impuesto condiciones contractuales contrarias a la libre competencia a las webs que utilizan su motor de búsqueda por lo que se le ha sancionado en tres oportunidades, esta vez por más de US$1.750 millones, acción jurídica que destapa todo un efecto dominó en varios países para que las oficinas de control y vigilancia del libre mercado se pongan a tono. Colombia -en especial la Superintendencia de Industria y Comercio- deben tomar nota de lo que está pasando en el mundo y empezar a proteger las llamadas industrias creativas o economía naranja.

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