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ANALISTAS

Una realidad ignorada

viernes, 12 de julio de 2013
La República Más
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Frente a una realidad, solo el desconocimiento del sector puede ignorarla, pero no es solo un desconocimiento del sector, también es una errada apreciación de que el crecimiento económico es un fin, si por el contrario es un medio para lograr el fin del desarrollo humano.

 
Quienes aducen que el TLC con Europa da lugar a un crecimiento, así vaya en detrimento de la población rural que vive del sector lácteo,  se marginan del propósito ético fundamental de cualquier modelo de desarrollo: mejorar la vida de las personas. Solo si a las comunidades rurales y a las economías familiares del campo se les apoya con un desarrollo rural integral, estas podrán sobrevivir y progresar en la globalización del mundo de hoy.
 
Quienes culpan al sector primario caen en una ciega actualidad de una realidad ignorada, desconociendo más de 40 años de un conflicto armado  que afectó en mayor grado a los ganaderos, de los cuales el 44,3 % posee menos de 10 animales que incluso son recursos no productivos y que  forman parte de ese 65,9% de  índice de pobreza del campo colombiano.  
 
Tales apreciaciones equivocadas provienen del urbanismo que ignora la realidad que viven  ganaderos y agricultores. Si se quiere avanzar en la modernización del campo, hay primero que  resolver los problemas críticos del agro, partiendo del pago de la deuda social y política contraída por el  estado y la sociedad con el sector rural, en donde el  campesino es el  valiente protagonista  que ha sobrevivido con su  vaca que produce leche.
 
La abrupta negociación de tratados de libre comercio inviabiliza el sector lácteo y aumenta la línea de pobreza de la población rural. Las soluciones necesarias para estar en  igualdad con los países con los que estamos celebrando TLC, son de carácter estructural, las soluciones no pueden ser ligeros planteamientos, ni decisiones tomadas para satisfacer grupos que ignoran la realidad económica actual por desconocimiento o porque su único arte es la guerra dañina que ha llevado el campo a la pobreza.
 
El enorme atraso de la infraestructura vial, un verdadero cuello de botella para el desarrollo económico, revela que el país no cuenta con capacidad para planificar y ejecutar los proyectos que requiere una sociedad moderna. 
 
Una educación rural vulnerada por el conflicto armado y por la pobreza: de cada 100 estudiantes campesinos que se matriculan en primero de primaria, solo 35 terminan este ciclo y un poco menos de la mitad  pasan a secundaria. De estos 16 , 8 completan el  grado noveno  y solo 7 culminan su bachillerato. Es una necesidad manifiesta la generación de herramientas de mejoramiento y excelencia  en la educación rural  que contemple  ampliaciones de habilidades del conocimiento y de competencias para convertir la opulencia y el progreso urbano en equidad para el sector rural. 
 
La locomotora anunciada al inicio de este gobierno sonaba interesante, pero al paso del tiempo solo se convirtió en una vana ilusión para el sector. Nunca se dio lugar a  una concentración en lo estratégico para el país, ni se ha planteado un ordenamiento  ni una especialización de la producción. Mientras no se planteen  cambios de carácter estructural será imposible producir un  desarrollo sostenido y equilibrado.
 
Es preciso tener en cuenta que el mundo impone nuevas exigencias al sector rural lo que da lugar a una reconversión productiva y a un fortalecimiento de las cadenas con agregación de valor e integración vertical. Los gremios han presentado proyectos con nortes claros, el Gobierno actual ha preferido la asesoría de los actores que llevaron por más de 40 años al sector agropecuario al difícil panorama de la no competitividad.

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