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ANALISTAS

¿Quién responde por el control de la aftosa?

miércoles, 10 de junio de 2015
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Uno de los activos más valiosos con que cuenta Colombia es  el reconocimiento de ser “país libre de fiebre aftosa con vacunación”. En buen romance esto significa que, siempre y cuando vacunemos ordenada y sistemáticamente contra esta enfermedad animal, nuestra carne  vacuna y bufalina es aceptada en los mercados internacionales.

Esta condición es un requisito necesario pero no suficiente para ser admitido como exportador regular de carne. Colombia, por tener el cuarto hato de América Latina, por disponer de abundantes pasturas naturales muy apreciadas en los mercados consumidores,  y por su ubicación geográfica privilegiada, tiene condiciones para convertirse en un gran exportador de carne. En un mundo, además,  donde las dietas son cada vez más demandantes de proteínas animales.

No basta,  sin embargo, con tener el certificado de “país libre de aftosa con vacunación” para poder exportar. Se requieren acuerdos comerciales con los consumidores, y condiciones sanitarias óptimas cada vez más exigentes ( llamadas certificaciones de inocuidad)  en los frigoríficos donde se sacrifican las reses de exportación. 

Ahora bien : ¿qué está sucediendo en 2015? Colombia requiere  aplicar a su rebaño-en determinada secuencia  semestral - dos rondas de vacunación anti aftosa por año. Así lo recomiendan los  protocolos técnicos. Pero resulta que Vecol, la entidad de economía mixta que tradicionalmente ha provisto esta vacuna, solo parece estar en condiciones de suministrar este año una cantidad  reducida del biológico que se necesita. Y lo que es más grave: no se previó  oportunamente por parte de los responsables la búsqueda de otro  u otros proveedores. Como la vacuna está muy escasa en toda la región Latinoamericana la solución que parece estar gestándose es  dilatar los ciclos normales de vacunación en este año. Con el gravísimo riesgo de que se rompa   la secuencia habitual de vacunación.

Se está jugando con fuego y la responsabilidad es inmensa. ¿ De quién? De Vecol, a quien se le cayó  a la mitad la disponibilidad de vacunas  para este año. Del ICA como autoridad sanitaria animal en Colombia. Y desde luego de Fedegan que es la entidad a quien la ley encomienda la delicada responsabilidad de responder  técnicamente por la campaña, y todo parece indicar que no  obró con  la diligencia requerida  para asegurar oportunamente proveedores alternativos o complementarios del biológico. A fin de asegurar -como era su deber - vacunas suficientes  para la campaña de 2015.

Hace algunos años apareció en Paraguay un pequeño brote aftoso en una finca de 200 reses  en las cercanías de Asunción. Ese solo hecho le significó que sus dos principales mercados (Chile y Perú) se cerraran inmediatamente. El país tuvo perjuicios económicos por cerca de US$2.000 millones. Y le tomó varios años para que le levantaran las estrellas negras  que como exportador de carne inmediatamente le impusieron.

¿Qué pasará si - Dios no lo quiera-  llega a aparecer un brote de fiebre aftosa como consecuencia de la ruptura de la secuencia habitual en el ciclo de vacunación de este año? ¿Quién responderá por ello? 

Lo único cierto, si tal infortunio llegara a sucedernos, es que el sueño de convertirnos en un importante exportador de carne a los mercados internacionales tendría que postergarse por décadas.
 

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