Hacia una Colombia accesible con la tecnología

Ir al cine en nuestro país fue, durante mucho tiempo, una actividad generadora de brechas sociales: las personas con discapacidad visual, como yo, no podíamos entender una película y requeríamos tener un acompañante que nos explicara la película, algo complicado para una actividad en la que se exige permanecer en silencio.

Pero esto ya es asunto del pasado. El Gobierno Nacional, en cabeza del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, diseñó el programa ‘Cine para Todos’ con tecnología de audio-descripciones, para ayudarnos a captar contextos y situaciones de un filme. Las funciones se hacen periódicamente los sábados, con entrada gratuita, en salas de Cine-Colombia en Bogotá, Montería, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla, Ibagué, Cali y Armenia. 

Esta franja es una apuesta acertada para el fortalecimiento de las políticas de TIC y Discapacidad en Colombia, que hasta la fecha ha beneficiado a más de 25.000 personas con discapacidad sensorial en 126 funciones programadas en las ciudades antes mencionadas. Voy a evocar una anécdota personal para que ustedes imaginen el impacto que este espacio ha tenido en nuestras vidas: 

El otro día yo hablaba con un amigo ciego, Alejandro Pabón, y comentábamos una de las películas que habíamos visto. Esta conversación, que para muchos videntes es algo cotidiano, para nosotros fue un acto maravilloso: analizar una producción audiovisual como si fuéramos críticos de cine, seguir el hilo de las secuencias narrativas, descifrar los mensajes que se encierran en los diálogos, y emocionarnos con la inquietante irrupción de una pieza musical en algún pasaje de la historia, es algo indescriptible. 

Nunca había intercambiado opiniones cinéfilas con alguien, y hoy lo hago con la clarividencia que la tecnología me proporciona. Quiero que muchas personas como yo tengan la misma oportunidad, porque estoy convencido de que el séptimo arte les ayudará a superarse, pues es otra forma de aprendizaje: nos lleva a pasajes olvidados de la niñez, concede mensajes inspiradores, nos refleja e identifica, y además nos conecta con el mundo global. Ser incluidos socialmente, elimina las brechas que nos impide interactuar con los demás.

Más allá del impacto social, ‘Cine para Todos’ pone en el debate público la necesidad imperiosa de que Gobierno, empresarios y sociedad civil trabajen de la mano en esta ruta por la inclusión. Si queremos ser un más país cada vez más equitativo y justo, se deben garantizar los derechos y oportunidades a todos los sectores de la población, especialmente a quienes denominamos ‘minorías’ –ya sea que se trate desde el ámbito étnico, cultural, ideológico o sensorial–. 

Hay que reconocer que desde el Gobierno Nacional le han apostado a la tecnología como herramienta de inclusión. Y la estrategia, afortunadamente, ha entregado resultados nunca antes vistos no solamente con ‘Cine para Todos’, sino con otros programas como ‘Convertic’, licencia país dirigida a 1,2 millones de invidentes con el objetivo de que accedan a Internet y a todo tipo de contenidos digitales con el software lector Jaws y el magnificador de pantallas Magic. A la fecha, se registran 148.294 descargas por parte de personas, instituciones educativas, empresas y entidades públicas.

Como director del INCI, y como ciudadano invidente, espero seguir disfrutando de más proyectos socialmente accesibles: qué bonito sería tener Teatro Para Todos, Conciertos Para Todos, Educación Para Todos. Así viviríamos en una Colombia Para Todos.