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Analistas 01/11/2012

Gays, eutanasia y aborto

Analista LR
La República Más
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Las estructuras políticas cambian más rápido, mucho más rápido, que las estructuras morales. Ese es el gran drama de la iglesia Católica, que mientras el mundo se mueve, se cambian modelos, se caen regímenes, se renuevan sistemas, la iglesia se ve obligada a seguir pregonando unas convicciones que vienen desde la edad media, o de aún más atrás, y lucha por ellas inclusive en contravía de lo que diga la ciencia. Así, desde los años 70 la Asociación Americana de Psiquiatría y su famoso instrumento DSM retiraron la homosexualidad del catálogo de enfermedades. Cuarenta años después, la jerarquía católica sigue considerándola como una grave desviación y un pecado, aunque lo matice con el discursito de que no odian al homosexual sino a la homosexualidad (“Amamos al pecador pero odiamos el pecado”, decía Juan Pablo II).

En esa ruta, y siguiendo el ejemplo de ese mismo pontífice, que inauguró la moda de pedir perdones históricos por los errores doctrinales de antaño (desde los acosos a Galileo hasta la persecución a los judíos, pasando por la conquista de América), es medianamente probable que el Vaticano deba pedir perdón algún día a los homosexuales del mundo.

En la última semana coincidieron tres hechos en la agenda pública y en la periodística que muestran claramente cuán difícil es cambiar las estructuras morales, por una parte, y cómo se empiezan a notar en diversos ámbitos las consecuencias de haber elegido un Procurador General que ha ejercido su cargo abrazado a la cruz y en medio del talante más ultramontano.

El primero fue el debate en RCN TV entre Carlos Gaviria y el jesuita Carlos Novoa sobre la eutanasia, con motivo de la presentación de un proyecto de ley para reglamentar su práctica. En realidad lo más llamativo, lo tremendamente llamativo, fue ver al padre Novoa haciendo piruetas, e inclusive insistiendo a brazo partido, para mostrar que sus argumentos no son metafísicos, sino razonamientos filosóficos. Algo debe andar mal en la religión cuando un cura reniega de los principios de fe e intenta cobijarse en los de la filosofía. Así, en el punto de a quién le pertenece la vida, y frente a la contundencia de Gaviria al afirmar que es al titular mismo de su propia vida, el sacerdote tuvo que hacer muchos circunloquios para evitar mencionar a Dios, y habló primero de que la vida le pertenece  a “la naturaleza” y luego a “la humanidad”, pues es ésta quien ha proclamado la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Frente a eso, Gaviria le respondió que estaba confundiendo a la humanidad con las Naciones Unidas, y que siendo así, la ONU no tenía ninguna prohibición contra la eutanasia. Un mal momento para el padre Novoa.

En el segundo episodio el Consejo de la Judicatura dio a conocer que la Procuraduría estaba solicitando a los jueces revelar las identidades de las mujeres que han interpuesto tutelas con el fin de abortar o de interrumpir voluntariamente embarazos. La Judicatura negó esa solicitud con el argumento de que bajo ninguna circunstancia se puede violar la reserva de identidad. En este punto, según comunicado del propio Consejo Superior, estuvo de acuerdo la Corte Constitucional. Un día después, en otro comunicado, la Procuraduría negó que estuviera pidiendo lista de nombres, y aprovechó para aclarar que en sus facultades y en las de la Fiscalía sí está el exigir esos nombres en ciertos casos.

No quedó claro si el Ministerio Público solicitó o no esa lista, ni tampoco cuál es la intención del Procurador al asegurar que sí puede pedir identidades, pero el episodio dejó el sabor de que la Procuraduría, en su evidente cruzada contra el aborto, estaría pendiente en conocer más de cerca los casos de las mujeres que lo han practicado. ¿Con qué fin?

El último incidente también conllevó una petición de nombres y lo protagonizó el concejal de Bogotá Marco Fidel Ramírez cuando el lunes pasado envió un requerimiento a Canal Capital para conocer cuántos de sus empleados son gay y cuánto devengan de salario. ¿La finalidad?: el concejal no la estableció, pero todo el caso levantó una gran polvareda por la evidente intención violatoria a la intimidad de los ciudadanos.

Eutanasia, aborto y homosexualidad, tres grandes debates que mezclan moral y política, y tres temas en los cuales el establecimiento colombiano tiene que actualizar sus esquemas, pero sin el determinismo de las razones de la tradición, de la fe, o del prejuicio moral. En ese forcejeo, las cortes siempre han ido varios pasos adelante que el legislativo. Lástima que esos debates coincidan en el tiempo con la omnipresencia de un Procurador que pretende, con más piruetas de retórica jurisprudencial que las del padre Novoa, imponernos a todos la visión de un mundo gobernado por Jesús y la virgen María.

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