Hace cuatro meses, cuando asumí la Dirección General del Sena, recibí una llamada del Presidente Santos. Me preguntó cuántas personas había formado el Sena en 2012. “Siete millones de personas, señor Presidente”, le respondí. “¿Y cuántas de esas personas están trabajando?”, dijo. Tuve que reconocer que no existía esa información.
Desde ese momento el Presidente Santos me dio una instrucción clara: el Sena no puede formar para el desempleo, sino formar para el trabajo.
¿Qué significa eso? Que la oferta de formación del Sena debe estar conectada con las exigencias y las necesidades del mercado laboral. Que debe existir un matrimonio estable entre el Sena y los empresarios.
Antes, nuestros egresados salían a tocar la puerta de las empresas para buscar trabajo. Ahora, hacemos la cadena al revés: el Sena va a las empresas para saber qué necesitan y cómo y cuándo lo requieren. Con esos elementos hemos iniciado los procesos de formación a la medida, incluso con pre selección de parte del empresario y utilizando las empresas como ambientes de aprendizaje desde el día cero.
En otras palabras, el Sena hoy ofrece lo que los empresarios buscan y los empresarios buscan lo que el Sena ofrece.
Con esa estrategia en mente hemos firmado en los últimos meses 124 “Alianzas para el Trabajo” en diferentes regiones del país: Antioquia, Atlántico, Caldas, Casanare, Cauca, Chocó, Córdoba, La Guajira, Huila, Nariño, Santander, Norte de Santander, Quindío, Sucre, Magdalena, Tolima, Cundinamarca y Bogotá, en sectores como construcción, operaciones portuarias, hotelería y turismo, transporte masivo, gestión logística, salud, call centers y bilingüismo.
Con estas alianzas, cerca de 13.000 personas quedarán con empleo seguro y sin necesidad de palancas, al finalizar su proceso de formación con el Sena.
Uno de los resultados más contundentes de este Gobierno ha sido la reducción del desempleo: se han creado 2,3 millones de nuevos puestos de trabajo, la cifra más alta de generación de empleo de toda América Latina. Una cifra parecida a la que tiene Brasil, cuatro veces nuestra población.
En los últimos 34 meses, sin excepción, la tasa de desempleo ha bajado frente al mismo mes del año anterior. La última tasa de desempleo que publicó el Dane fue de 9,4% en el mes de mayo, frente al 10,7% el año pasado.
Sin embargo, tenemos un gran desafío pendiente: combatir el desempleo juvenil que oscila entre el 19% y el 21%, el doble de la tasa nacional. Más de un 1,2 millones de jóvenes están sin trabajo en Colombia.
El fenómeno no solo golpea a nuestro país. Se estima que en todo el mundo hay más de 300 millones de jóvenes menores de 25 años desempleados, un número equivalente a la población de Estados Unidos. En Egipto y España, por ejemplo, la tasa de desocupación de los jóvenes llega al 77% y al 57%, y en los países de América Latina se ubica en promedio en el 12,9%, según el más reciente informe de la OIT.
Una de las causas de esta preocupante realidad la revela un estudio de McKinsey elaborado en nueve países (Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, Alemania, India, México, Marruecos, Turquía y Arabia Saudita). El estudio señala que el 57% de los empleadores no encuentran los trabajadores con las habilidades o aptitudes que requieren.
Con este diagnóstico y la estrategia de las “Alianzas para el Trabajo”, el Sena avanza para convertirse en una de las herramientas más poderosas para dar la batalla contra el desempleo juvenil en Colombia, construyendo un país con menos riesgo a las frustraciones de los jóvenes, construyendo un país más justo.
