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ANALISTAS

A sembrar soluciones

sábado, 17 de mayo de 2014
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En medio de los fragores propios de la contienda electoral que se han desatado desde todos los partidos con miras a conseguir la más alta magistratura del país, los colombianos hemos visto no sin cierto desconcierto cómo han primado más que las ideas, estrategias y programas, los ataques virulentos, las vagas sindicaciones y el afán injusto de no reconocerle ningún logro ni mérito a nadie, a pesar de los evidentes logros que hemos tenido en estos años, desplazando de ese modo el centro de las campañas a un lugar alejado de la sana controversia y los debates constructivos y vitales para nuestro transcurrir democrático. En medio, insisto, de esta situación, el editorial del periódico El Tiempo del pasado miércoles 14 de mayo tocó el que a mi modo de ver es uno de los ejes principales por el que deben discurrir las discusiones que en la actualidad están a la orden del día. En efecto, este se titulaba significativamente “A sembrar soluciones”, tarea a la cual deben empeñarse todos los partidos y gremios del país, y tarea en la cual estamos abocados desde hace muchos años en la Federación.

Esta labor ha dado tras varias décadas de arduo trabajo frutos estables como la garantía de compra, el servicio de extensión, el cual es un modelo que se ha querido replicar en varias latitudes, el exitoso proceso de investigación científica de Cenicafé, la reconversión productiva, la redistribución del ingreso, entre muchos otros logros de gran importancia que no solo han transformado el parque cafetero sino que han significado el mejoramiento en la calidad de vida de miles de cafeteros quienes han visto en nuestro grano más que un modo de progresar económicamente, un modo de ser, donde la honestidad, seriedad, tesón y compromiso son sus pilares fundamentales. En este orden de ideas, me gustaría someramente compartir con ustedes algunas de las propuestas que enfocadas en la competitividad de la caficultura colombiana se presentaron en el LXXIX Congreso Nacional Cafetero, realizado el pasado mes de noviembre, con miras a contribuir con el Pacto Nacional Agrario. Este verdadero “semillero” incluye políticas para el establecimiento de un sistema de precios remunerativos en las actividades agrícolas, políticas de seguridad social, políticas para la provisión de bienes públicos cafeteros, políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, aspectos todos ellos que merecen en otro momento una ampliación de cada uno de sus puntos anteriormente enumerados, pero que indican con claridad nuestro compromiso de seguir sembrando ideas, propuestas e iniciativas, aspectos tan propios de nuestro gremio.

Por otra parte y en consonancia con la necesidad de sembrar soluciones, en días pasados el gobierno de Vietnam escogió el modelo educativo de la Escuela Nueva que se viene desarrollando con gran éxito en la zona rural de Caldas bajo el liderazgo del Comité de Cafeteros de ese departamento, con el propósito de trasplantar en su territorio, en los grados 5º y 6º de sus instituciones educativas de carácter rural, similar proceder que empodera a los estudiantes y mejora su calidad de vida. Esta buena noticia nos llena de orgullo y satisfacción por cuanto se reconoce una vez más nuestro compromiso con la calidad en la formación de las juventudes y en la dotación a las nuevas generaciones de útiles herramientas para su futuro. En esta labor que venimos realizando y que es de carácter permanente, se hace necesario insistir en el hecho de que existan instrumentos de política económica que adecuadamente fondeados en los presupuestos públicos permitan activarse para garantizar la productividad y rentabilidad del agro cuando factores como el bajo precio, la revaluación del peso o el elevado costo de agro insumos y fertilizantes, así lo pidan. Nadie espera apoyos permanentes que otorguen artificial estabilidad a las actividades del campo; por el contrario, lo que se reclama y sobre lo que hay consenso acá y en otras latitudes es que existan mecanismos que se activen en casos de necesidad para evitar que el campo se rezague en la pobreza, la cual sólo se puede derrotar si a las actividades agrícolas se les garantiza  la respectiva sostenibilidad y ello sólo se logra con un mercado eficaz para sus productos, es decir, donde cada vez que el productor llegue con su cosecha, alguien siempre la compre. Por eso es adecuado el debate sobre los subsidios directos que según la mayoría de analistas deben encaminarse a la construcción de bienes públicos. En nuestro gremio, que los hemos construido y mantenido, sabemos que esa es la dirección correcta, que no excluye ni puede eliminar los concernientes al apoyo al productor, cuando este lo requiera. El PIC, que este gobierno estableció y el congreso incluyó en el presupuesto nacional, es un magnífico ejemplo y es la segunda ocasión en que prueba su pertinencia. Estamos  también sembrando en la conciencia de nuestros productores sobre la buena práctica de la bancarización, pero es un proceso lento, que no puede llegar al exceso de eliminar la circulación material de pesos y monedas en físico, tan arraigada y necesaria en nuestros mercados locales.

Para terminar, es necesario tener presente que a todo proceso de siembra acude la cizaña que debe cortarse en la siega, tal y como nos lo enseñó San Mateo, y como aquella mala yerba se viste con los más camaleónicos disfraces y cuando llena su falta de oficio y ancestral deslealtad con posturas genuflexas y que sólo buscan dividir y confundir, es el momento de recordar que "la paciencia es un árbol cuyas raíces son amargas, pero sus frutos son dulces".

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