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Ronaldo y Messi le dan un empujón a la economía española

jueves, 31 de enero de 2013
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Nicolás Abrew

Sin brillar en la cancha como lo hacen con los números de goles o de los miles euros que registran a diario, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi son los protagonistas de los negocios que giran en Madrid en torno al clásico Real Madrid vs Barcelona.

Antes del encuentro, el primer aporte lo hacen los socios y abonados que compran con un precio preferencial la boleta para ingresar al Estadio Santiago Bernabéu. Los asientos restantes se ofrecen al público en general, con tarifas que iniciaban en €59 y superaban los €400 en las mejores localidades.

Una vez está resuelta la asistencia de 80.000 personas, los vendedores de bocadillos –que son como los sándwich de nosotros- hacen su agosto, al igual que los bares aledaños al Bernabeu y los vendedores de accesorios, ideales para una temperatura de 9 grados celsius.

Al inicio del encuentro los asistentes comienzan a deleitarse con las oportunidades de goles de cada equipo, que contrario a lo eterno que a veces se tornan por televisión, desde la gradería cada minuto pasa volando con el manejo que cada artista hace con su pincel derecho e izquierdo. Así el valor de la boleta, que desde que se compra se tiene en la cabeza, empieza a justificarse en cada euro.

El primer tiempo se fue con un tiro libre de Xavi que pegó en el palo de arriba y un par de contragolpes del Real Madrid sin el protagonismo de Ronaldo y un Messi que se quedó cerca al arco contrario esperando un socio que lo acompañara, el cual nunca llegó.

En el tiempo de descanso salió de su armadura de papel aluminio el bocadillo, que en compañía de jugos y gaseosas se roban la atención de los asistentes que entre cada bocado comentan que las bajas de Casillas, Pepe, Marcelo y Sergio Ramos no desdibujaron al Real Madrid y afectaron la calidad del encuentro.

En el segundo tiempo la adrenalina se desborda con los goles de Cecs Fabregas por el Barcelona y Rafael Verane por el Real Madrid. Para los hinchas locales fue un descanso irse en tablas, mientras que para los visitantes se perdió la posibilidad de llevarse la ventaja a casa. Para los turistas fue un placer poder cantar un gol con un estadio en silencio y minutos después sentir un gol que penetró los poros de la piel y llegó hasta los huesos con el sonido estremecedor de los hinchas.

Una vez se termina el partido se unen a la danza del dinero los taxistas, los establecimientos de comida y entretenimiento de las zonas aledañas, pues a las 11 de la noche, un río de 80.000 personas se apoderan del paseo de la Castellana.

Al día siguiente, los periódicos generales y especializados están debajo del brazo de las personas que en el caso de AS y Marca le dedican hasta 14 páginas para contar todos los detalles del partido.

La cadena de actores que se lucran de este espectáculo, calificado por muchos como el duelo de los mejores equipos del mundo, muestra como las millonarias contrataciones de jugadores y las inversiones en los escenarios deportivos, se pagan solos.  Además, ayudan a dejar los problemas de la crisis durante 90 minutos para los apasionados del fútbol y un alivio para quienes cuadran la caja cada vez que Real Madrid y Barcelona se ven las caras.


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