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La Enterradora tiene toda la magia de ese rancho de Montana.
El lugar, que además tiene un parque temático, está inspirado en los ranchos del oeste de los Estados Unidos. Fue creado para que los amantes de los caballos disfruten en familia
En la mitad de la barra, un tractor rojo McCormick, modelo 1923, es el estandarte que luce imponente y reafirma la atmósfera de lo que podría ser, tranquilamente, un rancho de Montana, en el oeste de los Estados Unidos. Alrededor, las sillas de montar que hay para sentarse en la barra, el parque de diversiones temático, las terrazas, las salas VIP y la pista de resonancia, que pasa por el medio del restaurante para que los amantes de los caballos muestren esa pasión por estos animales, confirman que ese ambiente se siente y se vuelve realidad en cada uno de los detalles del lugar.
La Enterradora tiene toda la magia de ese rancho de Montana, pero está en la vereda La Hondita, en Guarne (Antioquia). A 10 minutos del aeropuerto Internacional José María Córdova, que en Rionegro presta servicio a Medellín, este lugar, inaugurado hace una semana, pasó de ser el sueño de Catalina Yepes y Juan David Posada a la realidad de las familias que aman los caballos y, en general, los animales.
“Llevamos con este proyecto en la cabeza más de seis años, y empezamos a darle forma hace dos. Tenemos demasiadas fortalezas, como el enfoque familiar, porque quisimos llenar ese vacío de un lugar que amen los grandes, pero también puedan asistir niños. Por eso combinamos excelente gastronomía, rumba, un parque de diversiones, espacios al aire libre, animales y un lugar muy especial para los amantes de los caballos”, comenta Yepes.
La Enterradora tiene un área de 15.000 metros cuadrados distribuidos en el restaurante, con capacidad para 450 personas, el parque de diversiones, los parqueaderos, zonas verdes y de descanso para los caballos. Además, cuenta con un escenario para eventos y en el formato de rumba o concierto puede albergar entre 1.500 y 2.000 personas.
“Otro de los valores agregados son las actividades al aire libre para realizar eventos familiares, empresariales o festivales gastronómicos, entre otros. La idea, los fines de semana es siempre tener show musical. Otro punto importante es que los miércoles de raspa. Somos el lugar para que el caballista traiga su caballo para montarlo, para exhibirlo, para disfrutarlo”, dice Posada.
Un rasgo distintivo de La Enterradora es la presencia de los cortes y diferentes alimentos ahumados con la técnica ancestral usada en sur de los Estados Unidos. Para lograr ese toque en la gastronomía, trajeron un maestro ahumador desde ese país para que capacitara durante una semana a la chef Tatiana García y a los parrilleros del restaurante.
El resultado es una carta con preparaciones ahumadas en leña y carbón que, en algunos casos, tienen hasta 25 horas de cocción controladas con termómetros para poder lograr las temperaturas exactas en las que se aprovecha mejor el alimento. Así logran capas de ahumado y de sabor en las proteínas animales, res, pollo, cerdo y pescado; y en varios vegetales. Además, hay una oferta de pizzas a la leña, ensaladas y sopas.
Entre los platos más destacados que pasan por el ahumador (importado de Estados Unidos) están el morrillo de res, la costilla de cerdo gigante, alitas y el brazuelo de cerdo completo, del que saca una de las estrellas gastronómicas de La Enterradora: el pulled pork, que acompaña hamburguesas y otras preparaciones que ofrece la carta.
“Trabajamos los cortes ahumados para sacar unas cantidades apropiadas y darle un buen uso a las proteínas animales que llevan las pizzas. Fabricamos un chorizo con las mejores carnes premium ahumadas y un dip de salmón. Ofrecemos, además, un arroz que se prepara solo con los ahumados de la carta”, agrega Yepes.
El parque de diversiones temático tiene unos 5.000 metros cuadrados y está pensado para brindar diversión basada en una experiencia al aire libre para que los menores de edad y los grandes disfruten de un lugar en el que hay cerca de 40 animales como ovejas sharpey, burros peruanos y franceses, potrancas belgas y potros frisones (de los Países Bajos), entre otros. Además, de poder apreciar toda la belleza, la nobleza y la elegancia del caballo criollo colombiano.
Entre las atracciones, sobre el Cañón del Loco John, de unos 15 metros de profundidad y 100 metros de ancho, hay dos canopy de 90 metros de longitud, tres cables con caballos voladores, que son tres bicicletas que van sobre cables y quien las maneja está asegurado con arnés, en los que se puede recorrer 10 metros de distancia por los aires y un puente tibetano de 120 metros de largo que en la mitad tiene un tobogán que cae a una cárcel donde el un sheriff recibe a los niños y los hace ingresar a una “prisión” en la que pueden experimentar un escape entre un laberinto.
Entre la madera del rancho, la pista sonora para pasear los equinos, los salones y las terrazas, el ambiente de La Enterradora está pensado para darles las mejores condiciones a los amantes de los caballos y sus animales. Por eso hay amarraderos y bebederos cubiertos para el descanso. También cuenta con un estacionamiento con desembarcadero para que los camiones puedan dejar los animales y así preservar su integridad.
“Por eso, además de la gastronomía, los cocteles y los licores nacionales y extranjeros, en las tardes suena música country y en las noches, cuando llegan las cabalgatas predominan las rancheras, la música popular y de banda. Y cada mes vamos a tener un artista de renombre en nuestro escenario”, agrega Yepes.
Ya en estos primeros días, tras la apertura de La Enterradora, se han realizado cabalgatas con centenares de participantes, quienes después de recorrer las montañas y caminos de tierra aledaños llegan al lugar para disfrutar en la raspa con las bailarinas, los artistas invitados o con el disc jockey residente, quien encima del tractor McCormick, de 1923, donde tiene su cabina, hace que suene la música que hace vibrar a los asistentes a ese rancho, como los de Montana, que está cerca, en el Oriente antioqueño.
La Enterradora está ubicada en la vereda La Hondita del municipio de Guarne (Antioquia), muy cerca del cruce de la autopista Medellín-Bogotá y la vía que lleva al aeropuerto Internacional José María Córdova de Rionegro. Su construcción y acondicionamiento duró unos dos años para estar a punto y poder ser inaugurada el pasado 13 de diciembre. Con la apertura de sus puertas se generan 70 empleos directos en esta zona del Oriente antioqueño.
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