La disputa entre Japón y China empaña el impulso del auge del anime en China

A principios de este mes, los fans abarrotaron un cine de Guangzhou para ver Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – Infinity Castle , lo que contribuyó a convertir esta película animada en la película extranjera más taquillera del año en China. Algunos incluso acudieron disfrazados, emocionados por formar parte de un fenómeno cultural que está batiendo récords de taquilla en todo el mundo.

Pero una creciente disputa entre Japón y China por los comentarios sobre Taiwán por parte del Primer Ministro Sanae Takaichi está amenazando con descarrilar lo que se perfilaba como un año destacado para el anime en el segundo mercado cinematográfico más grande del mundo.

ARTÍCULO RELACIONADO

Los hoteles y restaurantes que ofrecen cenas para celebrar Acción de Gracias

La Administración de Cine de China ha congelado la aprobación de nuevas películas japonesas, mientras que el estreno de al menos seis títulos previamente aprobados se ha pospuesto indefinidamente. Se han cancelado más de 20 actuaciones de músicos japoneses y un grupo de comedia. Esto se produjo tras los comentarios de Takaichi, que sugerían que un hipotético conflicto sobre Taiwán, una isla que China reclama como suya, podría suponer un riesgo existencial para Japón.

Entre las películas de animación afectadas se encuentran Detective Conan: El Rascacielos Bombardeado por el Tiempo y la última película de Crayon Shin-chan . Aunque el alcance y la duración de las restricciones impuestas por Pekín a las películas y eventos en vivo japoneses siguen siendo inciertos, la incertidumbre lastra las ambiciones de las empresas japonesas de expandirse más allá de una audiencia nacional en rápido envejecimiento y disminución.

“Japón está en el filo de la navaja”, afirmó Matt Alt, autor de Pure Invention: How Japan's Pop Culture Conquered the World, residente en Tokio. La transición de Japón de una economía manufacturera a una impulsada por los servicios y el contenido podría hacerlo vulnerable a tensiones políticas y boicots por parte de los consumidores chinos, añadió. “No se puede predecir cuándo los censores chinos darán un golpe de efecto. Es como intentar pronosticar el tiempo”.

Sigue el podcast The Big Take Asia dondequiera que lo escuches.

Al preguntársele si la suspensión de películas y la cancelación de conciertos forman parte de una represalia contra Japón, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, no respondió directamente, pero afirmó que las declaraciones de Takaichi sobre Taiwán han herido la confianza del pueblo chino y han afectado la cooperación entre ambos países. "Japón debería corregir sus errores y dejar de crear problemas en asuntos relacionados con China", declaró.

El reciente enfrentamiento entre ambos vecinos también recuerda el daño que sufrió la industria del entretenimiento surcoreana hace casi una década, cuando Pekín suspendió conciertos, series de televisión y patrocinios de celebridades tras el despliegue de un sistema de defensa antimisiles estadounidense por parte de Corea del Sur. Pekín también ha ralentizado el número de películas estadounidenses estrenadas en el país, lo que ha hecho sentir su influencia en Hollywood. Desde entonces, las películas estadounidenses más taquilleras han regresado a China continental, aunque el contenido surcoreano sigue estando prácticamente prohibido.

En los últimos años, el anime japonés contribuyó a llenar el vacío dejado por el contenido coreano. La demanda se disparó durante la pandemia, impulsada por el exitoso anime transmitido en plataformas de video en línea propiedad de Bilibili Inc. y Tencent Holdings Ltd. La gigante japonesa de contenido, Sony Group Corp., se sumó a esta tendencia con una inversión en Bilibili, mientras que Studio Ghibli Inc. se asoció con la división cinematográfica de Alibaba Group Holding Ltd., ahora renombrada Damai Entertainment.

Basada en la exitosa serie de manga, la última película de Demon Slayer recaudó US$49,9 millones en su primer fin de semana en China, según Artisan Gateway, lo que la sitúa entre los estrenos más taquilleros para una película japonesa. Tanto en China como en Norteamérica, ha batido récords e impulsó a Sony, cuya unidad, Aniplex Inc., participó en la producción de la película junto con Ufotable Inc. y Shueisha Inc, a elevar su pronóstico anual.

“Algunos de mis amigos aún no han visto Demon Slayer y les preocupa que la retiren de los cines”, dijo Gemini Shao, de 20 años, quien asistió a la proyección de la película en Guangzhou vestida como Mitsuri Kanroji, el guerrero de pelo sakura de la historia. “Creo que lo mejor es seguir las instrucciones del gobierno. Dada la situación actual, es fundamental que todos cooperen un poco. No es que retirar algunas películas sea el fin del mundo”.

ARTÍCULO RELACIONADO

Gobble y Waddle, los pavos que Trump indultó como tradición para el día de Acción de Gracias

Las ventas de Sony en China, que abarcan películas, música, productos, videojuegos y sensores de imagen, ascendieron a aproximadamente US$7.700 millones en el ejercicio finalizado en marzo, un aumento de casi 50 % con respecto a cinco años antes. Los ingresos en China de Sanrio Co., la empresa creadora de Hello Kitty, ascendieron a US$97.746 millones entre abril y septiembre, casi el triple de lo que obtuvo dos años antes, gracias a una alianza de licencias con Alifish, de Alibaba.

Este año, Detective Conan: Flashback del Tuerto superó a la exitosa película china de verano, Dongji Rescue, que recibió una gran promoción. En 2024, los principales estrenos extranjeros fueron Godzilla x Kong: El Nuevo Imperio y El Niño y la Garza, de Studio Ghibli . Más de la mitad de los US$221 millones de recaudación mundial de Suzume , dirigida por Makoto Shinkai, provinieron de China, mientras que El Niño y la Garza recaudó casi 109 millones de dólares en China, lo que representa casi 40% de la recaudación mundial de la película, según Box Office Mojo.

Si bien las películas japonesas están en la mira a medida que continúa la disputa, no es seguro si el entretenimiento japonés enfrentará el tipo de prohibición general que enfrenta el entretenimiento coreano, desde el K-pop hasta los videojuegos y el drama.

“Cabe destacar que Demon Slayer: Infinity Castle , que ha recaudado decenas de millones de dólares en China, no se ha retirado de los cines”, declaró Jeffrey Hall, profesor de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda, en la prefectura de Chiba. Retirar la película podría provocar una reacción negativa en China dada la inmensa popularidad de la franquicia, mientras que la venta de entradas a nivel mundial habría mitigado cualquier daño infligido, añadió. “Parece que la apariencia de tomar medidas estrictas para castigar a Japón, en lugar de la realidad de los resultados, podría ser más importante para Pekín”.

Hasta el momento, las cancelaciones parecen limitarse a conciertos y eventos más pequeños, mientras que muchos espectáculos más grandes, como un concierto del grupo pop W-inds, no se han visto afectados. El alcance de las cancelaciones también varía según la ciudad, siendo los conciertos de Pekín los más afectados. Hasta el martes, el concierto de la cantante y compositora Ayumi Hamasaki en Shanghái sigue programado para el sábado.

Un concierto en Pekín con músicos de jazz japoneses se canceló abruptamente pocas horas antes de su inicio, después de que la policía informara al recinto en el último minuto, según Christian Petersen-Clausen, promotor de conciertos con sede en China. La medida del gobierno solo socavaría sus propios esfuerzos por impulsar el consumo en medio de una economía en declive, afirmó.

“Para impulsar el siguiente nivel de crecimiento económico de la economía china, necesitamos estabilidad. Necesitamos previsibilidad”, afirmó, añadiendo que esto ensombrece a las empresas, grandes y pequeñas. “Necesitamos liberarnos del riesgo arbitrario”.