Dolores es el nuevo referente de alta cocina europea que se encuentra en Bogotá

Al norte de Bogotá, específicamente en la calle 76 #10-44, se ve una edificación de ladrillo, minimalista, pero con un ventanal lo suficientemente grande para ver a los chefs haciendo magia, y la entrada de Dolores, la nueva referencia de la alta cocina europea que llegó a la capital.

Este restaurante nace de un viaje gastronómico por Europa y de una conversación sobre el sentido de recibir, cuidar y compartir en la mesa.

“Con la apertura de Dolores, nuestra expectativa es consolidar un nuevo referente de alta cocina en Bogotá, que combine la sofisticación de la gastronomía europea con una experiencia cercana, cálida y profundamente cuidada”, señaló el chef y cofundador, Leonardo Marín.

Dolores, según sus fundadores, a través de su nombre, rinde homenaje a las mujeres que han sido símbolo de hospitalidad, generosidad y cocina con alma: madres, abuelas y anfitrionas que han dejado una huella en la forma de servir.

Al ser el primer restaurante de alta cocina europea en Bogotá y el primero de ‘lujo informal’ en el país, irrumpen en la escena gastronómica con una propuesta innovadora que combina confort y cercanía.

Esto es evidente en la carta del lugar, con una experiencia gastronómica que, tal como ellos lo indican, rinde homenaje a los grandes clásicos, reinterpretando la experiencia del fine dining desde un enfoque más libre y actual.

Entre los platos destacan el risotto de cangrejo, el consomé de langosta, y un cordero de avellanas y regaliz, elaborados con técnicas clásicas, estética contemporánea y productos locales.

Es precisamente esa mezcla entre tradición europea y materia prima colombiana, la que posiciona a Dolores como un modelo de alta cocina, que tal como el lugar indica, tiene identidad y arraigo.

Las mentes maestras tras esta nueva apuesta son Leonardo Marín y Paula Harker, dos chefs formados en instituciones gastronómicas europeas, y a quienes podrá ver haciendo cada una de las preparaciones a través de los ventanales del restaurante, o desde su mesa.

De hecho, si se habla del interior del lugar, podría describirse como una joya del diseño, pues según Dolores, allí la sofisticación convive con la modernidad, y el lujo se expresa en los detalles que van desde las pequeñas lámparas y las tarjetas que acompañan la mesa, hasta el tapiz que destaca en las paredes junto con el diseño de los techos.

Esto hace juego con el objetivo del restaurante, que los comensales se sientan como en casa, atendidos con profesionalismo y calidez.

“Queremos que cada visita sea un viaje de sabores y emociones, donde la tradición y la innovación dialoguen en equilibrio. Más allá de abrir un restaurante, aspiramos a crear un lugar donde el tiempo se detenga y la mesa se convierta en un espacio de conexión y memoria”, añadió Marín.

Sobre los chefs y fundadores

Harker tiene más de 20 años recorriendo el mundo, explorando técnicas e ingredientes para darles una nueva expresión. Además, como creadora y chef de Dolores, promete transformar cada plato en una experiencia que sorprende.

Marín, por su parte, lleva 17 años explorando la cocina como arte y ciencia; y como creador y chef del restaurante promete llevar su conocimiento a una experiencia detallada.

Si se anima a vivir esta experiencia de ‘lujo informal’ podrá hacerlo a través de reservaciones, ya sea para cenas normales, eventos o incluso probar el menú de degustación.