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El restaurante, que está dentro de Casa San Agustín, incluye una carta con platos que van desde, carnes, pescados, mariscos y hasta pollo
En pleno centro histórico de Cartagena se encuentra ubicado Alma, un restaurante que en su concepto gastronómico le rinde un homenaje a los sabores autóctonos del Caribe y del Pacífico, combinados con un toque libanés. El lugar hace parte del hotel Casa San Agustín de Cartagena.
Aquí usted podrá encontrar desde una cazuela de mariscos a la cartagenera, pasando por un pollo libanés, hasta un arroz cremoso de hongos y rabo de toro.
“Lo que hacemos es rescatar, reinterpretar recetas típicas, tradicionales, autóctonas, recetas del Caribe, del Pacífico, de nuestras abuelas, de nuestras mamás, de nuestras madronas y pues llevarlas a la alta cocina. Por supuesto, con técnicas tanto ancestrales como técnicas modernas, emplazados más modernos, más de vanguardia”, dijo Heberto Eljach, chef de Alma.
En las entradas destacan platos como el carpaccio de pulpo al grill, el chicharrón de cerdo glaseado o spring rolls de gallina. En los platos fuertes, además de los ya mencionados, Alma cuenta también con un menú para comensales vegetarianos. En esta alternativa puede probar platos como un bowl de encocado de garbanzos, o un coliflor a la parrilla que viene con hummus de coliflor, tamal de maíz con hogao, habas, ajo negro y tierra de flor de Jamaica.
En cuanto a la experiencia, se trata de un restaurante con unas instalaciones que evocan un ambiente colonial, pero también cubano y turco. “Alma es un lugar de día y otro de noche. En la noche es divino porque el patio está todo alumbrado con velas, con candelabros. Además, tenemos días con música en vivo de son cubano”, dijo Eljach
Entre los aspectos a resaltar del restaurante cartagenero, Alma se caracteriza, según explicaron, por cuidar la trazabilidad de los insumos que usan en sus recetas, pues acostumbran a trabajar con pequeños productores, campesinos, y con proveedores provenientes de los Montes de María, además de pescadores artesanales.
Este plato trata de un encocado con mariscos como el camarón, el pulpo y el calamar. Además, viene acompañado de un guiso de leche de coco y unas hierbas de zotea que son cultivadasen la propia huerta del restaurante.
Esta receta, explica el chef, nació por un viaje a Coquí, Chocó. Son unos langostinos del Pacífico, con una mantequilla agria de tomate, arroz clavado de longaniza y queso costeño. Arriba viene con aguacate y plátano asado en cenizas.
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