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El conocimiento técnico y el uso de software especializado han ganado un lugar protagónico, impulsando la creación de áreas dedicadas exclusivamente al tratamiento y desarrollo de información
La expansión mediática sobre el valor estratégico de los datos que se ha incrementado de forma vertiginosa desde la democratización del término Big Data en 2012. Muchas organizaciones han emprendido una vertiginosa carrera por capturar el valor que ofrecen los datos, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones, descubrir nuevas oportunidades de negocio y obtener ventajas competitivas sostenibles. En este camino, las empresas han incorporado a sus estructuras equipos altamente especializados, integrados por perfiles con habilidades técnicas como estadística, pensamiento computacional, programación y análisis crítico, entre otras.
Se ha consolidado así una nueva estructura organizacional que gira en torno a los datos, con figuras como el gerente del departamento de datos (Chief Data Officer) así como roles que poseen una alta demanda en el mercado laboral como el científico de datos (Data Scientist). El conocimiento técnico y el uso de software especializados han ganado un lugar protagónico, impulsando la creación de áreas dedicadas exclusivamente al tratamiento y desarrollo de información para la mejora de la toma de decisiones y el logro de una ventaja competitiva. Este fenómeno ha generado una valorización en el mercado importante sobre estos perfiles, no solo en términos salariales, sino también de influencia estratégica dentro de las organizaciones.
Sin embargo, uno podría preguntarse: ¿son realmente estos pasos el camino más eficaz para convertirse en una organización basada en datos y alcanzar los beneficios que tanto se promueven en los medios? Aunque la narrativa que domina el ecosistema empresarial promueve la incorporación de talento técnico y especializado como la fórmula valedera para el cambio, la evidencia indica que este enfoque no es suficiente para garantizar que las organizaciones gocen de los resultados y beneficios esperados. Según un estudio de Gartner (2023), solo 44% de los líderes considera que sus equipos de datos aportan valor real a la organización. De manera similar, una investigación del MIT junto con Databricks reveló que apenas 13% de las organizaciones están obteniendo resultados medibles a partir de su estrategia de datos. Estos hallazgos invitan a replantear la idea de que el éxito en el uso de datos depende únicamente de contar con perfiles técnicos.
Muchas compañías comienzan a reconocer que las grandes inversiones en departamentos de datos no siempre se traducen en resultados diferenciales o que realmente estén logrando algún retorno sobre la inversión que estos significan. Los hallazgos generados, en muchos casos, no logran convertirse en ventajas competitivas reales ni aportan el suficiente valor frente a los competidores o al entorno económico cambiante. Es por ello por lo que es importante reconocer que la clave está en cambiar este paradigma sobre el desarrollo de las decisiones guiadas por datos en las empresas. Más que construir departamentos centralizados de datos, las organizaciones deben impulsar una cultura de alfabetización de datos. Esto implica habilitar para todos los colaboradores sin considerar la jerarquía sino más bien sus funciones y sus responsabilidades sobre las decisiones para que logren comprender, interpretar y comunicarse con datos. Solo así será posible tomar decisiones más informadas, diseñar estrategias más efectivas y construir verdaderas organizaciones guiadas por datos. La ventaja competitiva de las empresas no nace en tener en su estructura con especialistas en datos altamente capacitados, sino en lograr que toda la organización desde las áreas estratégicas hasta las operativas logre pensar, hablar y actuar en función de los datos.
Este logro implica ir más allá del conocimiento técnico especializado y las plataformas de procesamiento y almacenamiento de datos es más bien ir hacia lo que se denomina una alfabetización en datos (data literacy), comprendiendo el concepto como la capacidad de toda la organización de comprender, interpretar, cuestionar y utilizar los datos de manera crítica y efectiva en la toma de decisiones cotidianas. Una organización alfabetizada en datos no es una gran generadora de reportes o una incansable productora de dashboards, sino que incorpora el pensamiento basado en datos como parte de la cultura de todos los colaboradores de la empresa. Este es el camino que deben buscar las empresas para que los departamentos de datos y los científicos de datos dejen de ser una “isla de expertos” y se integran en un ecosistema colaborativo donde los datos fluyen.
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