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Según la docente, esto refleja que las familias de bajos recursos no tienen un fácil acceso a comprar vivienda.
El estudio fue realizado en dos barrios de Bogotá que tienen origen informal, como Lourdes, ubicado en la localidad de Santa Fe, y Unir, en la localidad de Bosa, al occidente de la capital.
Estos hogares están conformados por personas que no llegan a la tercera edad, con una gran proporción de mujeres jefes de hogar. “En promedio, pueden considerarse familias pobres, con ingresos mensuales de dos o menos salarios mínimos legales vigentes”, informó en un comunicado la Unal.
Según Parias, “las personas valoran mucho el barrio al momento de escoger una vivienda, porque han construido relaciones comunitarias a lo largo del tiempo que les brindan algunas ventajas, como tener relaciones económicas personalizadas, es decir, conocen al arrendador y en ocasiones tienen flexibilidad en el pago. Esto resulta muy importante cuando hay un capital que respalde las actividades económicas”.
Otro de los resultados que se logró conocer con el estudio es que 19% de las familias comparte vivienda con dos hogares, esto equivale a siete personas. Además 13% de los casos conviven tres familias, y 7% agrupa cinco hogares en un mismo inmueble, alcanzando un promedio de 14 personas. Allí se incluyen espacios cono lavadero, el patio y la puerta de entrada.
