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El presidente chino, Xi Jinping, apareció junto a Vladimir Putin, presidente de Rusia y Kim Jong Un, presidente de Corea del Norte.
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El evento que conmemora los 80 años de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial es la primera aparición pública juntos de los tres líderes
El presidente chino, Xi Jinping, apareció junto a Vladimir Putin de Rusia y Kim Jong Un de Corea del Norte el miércoles para un desfile militar que se realiza cada década y que revelará nuevas armas y mostrará la influencia diplomática de Beijing.
El evento que conmemora los 80 años de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial es la primera aparición pública juntos de los tres líderes, una señal de su voluntad de coordinarse más abiertamente para desafiar el orden global liderado por Estados Unidos.
Xi estuvo flanqueado por Putin y Kim en la Torre de la Puerta de Tiananmen mientras los soldados chinos disparaban salvas y realizaban una ceremonia de izamiento de la bandera.
“Con un enorme sacrificio nacional, el pueblo chino hizo importantes contribuciones para salvar la civilización humana y salvaguardar la paz mundial”, dijo Xi en un discurso, que comenzó rindiendo homenaje a los veteranos chinos y a aquellos que contribuyeron a la victoria contra la agresión japonesa.
También se reunieron decenas de jefes de Estado y de gobierno, entre ellos los de Vietnam, Malasia, Pakistán, Bielorrusia, Irán, Serbia y Eslovaquia. Muchos acababan de asistir a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, organizada por Xi, que este aprovechó para estrechar lazos con Putin y otros líderes, en especial con el primer ministro indio, Narendra Modi.
El desfile forma parte de una iniciativa más amplia del Partido Comunista para avivar el sentimiento nacionalista. Al evocar el recuerdo del trauma de la guerra, el partido busca generar apoyo en el país en medio de una economía tambaleante y tensiones con Estados Unidos. También busca reforzar la reivindicación de Pekín sobre la autonomía de Taiwán y consolidar la posición de China como pilar del orden mundial de posguerra.
Tras su discurso, Xi comenzó su inspección de las tropas en un sedán Hongqi. A juzgar por el último desfile de 2015, Xi podría regresar para unirse a los líderes mundiales visitantes y presenciar el resto del desfile.
China se prepara para exhibir sus últimos misiles antibuque, drones de combate y misiles balísticos con capacidad nuclear en el evento. Las imágenes satelitales del escenario antes del desfile muestran vehículos blindados, sistemas de defensa aérea, piezas de artillería, incluidos lanzacohetes, y misiles de crucero.
Las nuevas armas incorporan tecnología de vanguardia, como sistemas hipersónicos, y están desarrolladas con el objetivo de reprimir a la Armada de Estados Unidos en el Pacífico occidental, según Tianran Xu, analista senior del grupo de expertos en seguridad Open Nuclear Network.
Esta vez, se prestará mucha atención a qué funcionarios chinos están presentes, y cuáles no, mientras continúan las purgas militares de Xi .
Una ausencia notable podría ser la del miembro del Politburó, He Weidong, vicepresidente de la Comisión Militar Central, quien no ha sido visto en eventos públicos durante meses. Si bien no se ha dado una razón oficial, informes de prensa sugieren que podría ser la figura de mayor rango atrapada hasta la fecha en la creciente investigación sobre corrupción militar en China.
Xi ha destituido a casi una quinta parte de los generales que él mismo nombró mientras dirigía el país, algo que sus predecesores nunca hicieron, según un análisis de Bloomberg News. Los observadores estarán atentos a las señales que revelen quiénes aún gozan de su confianza y qué implica la reestructuración militar a medida que se acerca a un posible cuarto mandato en 2027.
El martes, el líder chino se reunió con Putin, donde reafirmaron sus estrechos vínculos . Xi calificó a Putin de "viejo amigo" y afirmó que las relaciones entre China y Rusia han "resistido la prueba de las cambiantes circunstancias internacionales". Putin agradeció a Xi y afirmó que los lazos se encuentran ahora en un "nivel sin precedentes".
Mientras tanto, la empresa rusa Gazprom PJSC anunció la firma de un acuerdo legalmente vinculante para la construcción del tan esperado gasoducto Power of Siberia 2 hacia China a través de Mongolia. Si bien Pekín aún no ha confirmado los detalles del acuerdo, cualquier avance en el proyecto representa una victoria diplomática para Putin, mientras Moscú lidia con el impacto de las sanciones occidentales.
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