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Venezuela se convirtió en 2012 en importador neto de gasolina, agobiada por graves problemas en sus refinerías y la creciente demanda de su mercado doméstico, engrosando así la lista de los países con vastas reservas petroleras que gastan miles de millones de dólares al año en combustibles del exterior.
El socio de la Opep exportó 30.000 barriles por día (bpd) de gasolinas y naftas el año pasado, según los balances financieros de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) publicados este mes; pero en ese lapso importó unos 66.300 bpd de esos mismos derivados desde Estados Unidos, según el Departamento de Energía de ese país.
Las compras externas se dispararon a partir de agosto, luego de que una explosión afectara la producción de la principal refinería del país, Amuay, en el accidente más severo en la historia de la industria petrolera local que dejó más de 40 muertos y cuantiosas pérdidas económicas.
"Entre los días del siniestro y la restitución de las operaciones, PDVSA realizó importaciones de aditivos para combustibles por US$1.572 millones", precisó la estatal en sus balances auditados, haciendo referencia a la semana en que Amuay permaneció completamente detenida tras el incendio.
Los onerosos subsidios a los combustibles, las costosas importaciones y el gasto para mantener las vetustas refinerías contribuyeron a que PDVSA perdiera US$8.442 millones de dólares en el negocio local de refinación, comercio y suministro en 2012, casi cuatro veces más que en 2011.
Al final del año, la empresa registró una caída tanto de sus ventas como de su ganancia neta, a pesar del ligero incremento que experimentaron los precios del petróleo.
El ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, argumentó que las abultadas compras no se debieron sólo a la casa matriz, sino también a las filiales de PDVSA en el exterior.
Sin embargo, las compras de crudo y productos para el mercado interno subieron un 47% a US$26.341 millones en 2012, mientras que las realizadas por las filiales externas se redujeron un 3,4%, según los balances.
Pdvsa ha disminuido lenta y sostenidamente sus exportaciones de derivados en los últimos años por las frecuentes fallas de su circuito de refinación, en medio de la voraz demanda doméstica atizada por el enorme subsidio a la gasolina y el creciente suministro para paliar la crisis del sector eléctrico.
Peligrosas importaciones
Pdvsa no especificó en sus balances el monto de las compras de derivados posteriores a la tragedia de Amuay, cuyas operaciones fueron restituidas completamente ocho meses después, según la empresa.
Pero entre septiembre y enero la estatal importó 148.000 bpd de productos, mayormente gasolina, según la EIA. Pdvsa no ha hecho mención pública a esa cifra.
Operadores consultados dijeron a Reuters que casi todos esos derivados fueron adquiridos a la tarifa internacional, lo que supuso la erogación de unos 6.000 millones de dólares a precios de mercado abierto.
Aunque en febrero Pdvsa redujo el volumen de importaciones, sigue buscando combustibles para atender la demanda del mercado interno y ya pronosticó que las exportaciones caerán un 8% durante este ejercicio.
En Venezuela, los conductores pueden llenar completamente un tanque de un auto por menos de un dólar, lo que impulsa la demanda interna y promueve el contrabando de la gasolina más barata del mundo a las vecinas Colombia y Brasil.
En paralelo, la aguda crisis eléctrica del 2010 obligó al país a instalar decenas de plantas termoeléctricas a diésel, por lo que incluso se tuvo que importar ese combustible en el 2012.
Las compras de crudo y productos hechas por la estatal y sus filiales son la pesada herencia de un feroz paro de trabajadores convocado por la oposición hace una década, que derrumbó la producción petrolera y afectó a las operaciones de refinación y el comercio, que nunca se recuperaron plenamente.
La indisponibilidad de derivados para exportar afectó incluso a la principal filial de Pdvsa en el exterior, Citgo, que apenas recibió de la casa matriz productos por un valor de US$302 millones el año pasado, comparados con los US$4.165 millones del año previo, de acuerdo a los balances.
La combinación de reducción de exportaciones petroleras y aumento de importaciones de combustibles es un riesgo para Pdvsa y los ambiciosos planes sociales del presidente Nicolás Maduro, quien busca seguir la senda socialista de su mentor Hugo Chávez en un país cada vez más dependiente de los precios del crudo.
Venezuela se une a naciones petroleras como Ecuador y México, que deben lidiar con los significativos costos anuales de importar derivados pese a ser exportadores de crudo.
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