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Su ascenso al cargo de primera ministra marca un hito histórico en una nación con baja representación femenina en la política
Sanae Takaichi ganó el martes la votación parlamentaria para convertirse en primera ministra de Japón y ser la primera mujer en ocupar el máximo cargo político del país.
Obtuvo 237 votos en la Cámara Baja, superando por cuatro el umbral necesario para confirmar su victoria. Legisladores no afiliados a los principales partidos, incluido Tadashi Morishima, habrían respaldado su candidatura. Poco después, Takaichi también ganó la segunda vuelta en la Cámara Alta.
Su ascenso al cargo de primera ministra marca un hito histórico en una nación con baja representación femenina en la política. Ahora enfrentará desafíos que incluyen una inflación persistente, un entorno de seguridad tenso y una inestabilidad política interna latente.
Entre sus primeras decisiones estuvo la formación de un gabinete, con el objetivo de unificar al Partido Liberal Democrático (PLD) otorgando carteras clave a rivales internos. Shinjiro Koizumi fue designado ministro de Defensa, mientras que Toshimitsu Motegi asumió como ministro de Relaciones Exteriores.
Takaichi también nombró a Satsuki Katayama como ministra de Finanzas, la primera mujer en ocupar ese puesto en la historia de Japón. Katayama señaló el martes que ya estudia una propuesta para reducir temporalmente a 0% el impuesto a las ventas de alimentos.
En los próximos días, Takaichi centrará su atención en la agenda internacional, mientras se prepara para una serie de eventos diplomáticos, entre ellos la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la próxima semana.
Desde que asumió el liderazgo del PLD hace dos semanas y media, Takaichi ya ha gestionado la salida de su antiguo socio de coalición, Komeito. Poco después, logró una nueva alianza con el Partido de la Innovación de Japón, conocido como Ishin.
Aunque el apoyo de Ishin le aseguró la jefatura de gobierno, la coalición aún se mantiene a dos escaños de la mayoría en la Cámara Baja, lo que plantea dudas sobre cómo logrará los votos necesarios para aprobar presupuestos y leyes.
Las posturas económicas de Takaichi son similares a las del ex primer ministro Shinzo Abe, quien impulsó la plataforma reflacionaria conocida como “Abenomics”. Takaichi ha defendido durante años el gasto público como motor de crecimiento y ha criticado al Banco de Japón por endurecer la política monetaria.
Durante su campaña para liderar el PLD, adoptó una posición más moderada, reconociendo la necesidad de consolidación fiscal y dejando las decisiones de política monetaria en manos del banco central. Sin embargo, desde su victoria, el yen se ha debilitado y las acciones han subido ante las expectativas de estímulos y presión para que el Banco de Japón evite aumentos en la tasa de interés.
La caída del yen podría agravar la inflación, una de las principales preocupaciones tras las derrotas del PLD en dos elecciones nacionales el año pasado, impulsadas por el descontento de los votantes ante el aumento del costo de vida. Ello plantea un dilema para Takaichi si busca mantener políticas alineadas con el legado de Abenomics.
El PLD también acordó considerar algunas de las propuestas de Ishin como parte de su coalición, entre ellas una reducción de dos años del impuesto a las ventas de alimentos. Aunque esta medida es más económica que un recorte generalizado, implica un riesgo político, dado que los gobiernos enfrentan tradicionalmente fuerte oposición al volver a subir el impuesto, incluso cuando se fija un plazo temporal.
La victoria de Takaichi refleja además un giro a la derecha en Japón, impulsado por la creciente percepción de que los estándares de vida no siguen el ritmo global, la llegada de más extranjeros y las tensiones de seguridad en aumento en la región.
“Es imperativo unir las fuerzas conservadoras que comparten una visión nacional”, dijo Fumitake Fujita, colíder de Ishin. “La unión de Ishin y el PLD marca un nuevo amanecer para la formulación de políticas en Japón”.
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