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El cambio más grande se haría en estados Unidos, que pretende recaudar US$2,5 billones. En américa latina, será impuesto a la riqueza
Luego de la crisis, gobiernos y organismos mundiales han empezado a preguntarse sobre la forma correcta de reparar los daños económicos generados por la pandemia.
En esa vía, cerca de 21 países, distribuidos entre las Américas, Europa, Asia y Oceanía, se han preparado para presentar reformas tributarias completas o ajustes parciales a sus impuestos.
En la región, como se conoció la semana pasada, Colombia es de los principales exponentes en el tema, pues el Gobierno radicó un proyecto de reforma tributaria que busca recaudar $23,4 billones para subsanar el hueco fiscal que dejó la pandemia.
Por esta misma razón de aumentar los ingresos fiscales, en otros países de la región como Argentina, Chile, México y Uruguay se han dado importantes debates sobre el incremento del impuesto a la riqueza.
Por su parte, Argentina debate la efectividad de un cobro único de entre 2,25% y 5,25% para quienes declaren ganancias anuales superiores a US$2,2 millones. El impuesto que, sería conocido como “contribución extraordinaria”, no ha mostrado efectividad.
En Chile, el impuesto sería de 2,5% y afectaría a quienes tengan patrimonios superiores a los US$22 millones. Sin embargo, el proyecto aún tiene pendientes varias discusiones en la Cámara de Diputados, donde se podría encontrar con una negativa del presidente Sebastián Piñera. A esto se le suma que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) le sugirió al país que no haga una reforma tributaria.
Ignacio Martínez, investigador de la Unidad de Economía Internacional de la Universidad Nacional de México (Unam), advirtió que los países de América Latina se ven obligados a impulsar estrategias económicas para que los mercados internos no colapsen. En ese sentido, dice el experto, no hacerlo de forma rápida podría afectar el desarrollo de proyectos sociales y la infraestructura de reacción de los países, lo afectaría la recuperación.
Otro de los países que lanzó un importante paquete de reformas fiscales fue Estados Unidos. El presidente Joe Biden presentó una propuesta de tres pilares que pretende aumentar los ingresos en US$2,5 billones durante 15 años, mediante el aumento a 28% del impuesto a sociedades, la imposición de medidas a empresas que tributan en otros países con climas fiscales más favorables y la eliminación de subsidios a empresas de combustibles fósiles, mientras los reemplaza por bonos para la producción de energías limpias.
“Las reformas que estamos viendo requieren, además, la creación de un nuevo contrato social que plantea enormes desafíos estructurales para cada país”, comentó Carlos Sepúlveda, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario. Las implicaciones de las reformas, según el experto, dependen de la capacidad que tengan los gobiernos para ofrecer resultados notorios.
“En la medida que aprovechemos la oportunidades que aparecen de la crisis y efectivamente abordemos estos retos, lograremos evidenciar una transformación positiva de la economía”.
“El ambicioso proyecto de Estados Unidos podría beneficiar a la economía de México. Sin embargo, el presidente López Obrador no está impulsando proyectos para la Nación a largo plazo”.
Países como Austria, India, Italia, España, Turquía y Reino Unido han implementado impuestos para los servicios digitales, lo que les ha generado polémica con Estados Unidos.
Canadá se sumó a la tendencia y pretende recaudar US$5.000 millones en los próximos cinco años mediante el cobro de 5% a la empresas tecnológicas basadas en su territorio, lo que abriría la posibilidad a la aplicación de medidas fiscales por parte de Estados Unidos.
España prepara un paquete de reformas fiscales para presentar ante la Comisión de la Unión Europea antes de finalizar abril de este año, sin embargo Ocde ha alertado sobre las consecuencias que podría tener adelantar una reforma fiscal sin comenzar la recuperación. Pese a ello, España continúa en sus planes de elevar el recaudo fiscal en 7% para alcanzar la media de la Unión Europea e incrementar el recaudo entre 40% y 42% del PIB.
Por otro lado, Reino Unido presentó a inicio de año un paquete fiscal basado en el cobro de impuestos a los corporativos, que deberán pagar 25% sobre sus ingresos y 5% más por concepto de IVA.
Por último, Estados Unidos y el G-20 han hablado de imponer un impuesto corporativo mínimo global. Hace un par de semanas, Estados Unidos propuso que este fuera de 21%, mientras el G-20 dijo que llegará a un acuerdo antes de agosto.
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