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El gobierno estadounidense envió ayer un documento a los 135 países que negocian el tema al alero de la Ocde
Los impuestos corporativos se han vuelto a convertir en el tema del momento, y los responsables parecen ser Janet Yellen y Joe Biden. En menos de una semana, el gobierno estadounidense ha logrado posicionar en todo el mundo la urgencia de un nuevo tributo mínimo global a las empresas, y cada día revelan más detalles sobre el camino que buscan seguir.
El último movimiento de la administración Biden fue enviar un documento a los 135 países que negocian el tema al alero de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), planteando que EE.UU. está interesado en "asegurar una tasa impositiva corporativa efectiva mínima global, que le permitiría recaudar dinero de sus empresas más grandes y rentables sin temor a que trasladen sus ganancias o su sede a otra parte", pero sin diseñar un nuevo sistema desde cero.
De acuerdo a lo consignado por el Financial Times, el escrito elaborado por el Departamento del Tesoro propone que "las empresas más grandes del mundo paguen impuestos a los gobiernos nacionales en función de sus ventas en cada país como parte de un acuerdo sobre un impuesto mínimo global".
En la práctica, el plan de Yellen y Biden es eliminar cualquier ventaja para los paraísos fiscales y los países con bajas tasas de impuestos corporativos -siendo Irlanda uno de los casos más icónicos, por su tasa corporativa general de 12,5%-, con el fin de que las decisiones se tomen por razones comerciales de peso y no por la posibilidad de pagar menos impuestos.
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