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El pacto de la Unión Europea prevé que las navieras del club comunitario no podrán transportar el petróleo ruso a terceros países
Los países de la Unión Europea ha alcanzado este viernes un acuerdo para fijar un tope de 60 dólares al precio del petróleo ruso como parte de las represalias contra Moscú acordadas junto al G7 por la guerra contra Ucrania, según fuentes diplomáticas. El pacto también prevé que las navieras europeas no podrán transportar el petróleo ruso a terceros países, siempre y cuando el precio del barril supere el tope pactado.
"El tope en los 60 dólares por barril supone una rebaja sustancial respecto al precio del Brent", sostiene Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano. Un punto en el que se dañarán los ingresos rusos pero no se reducirán sus incentivos a exportar crudo, porque "la idea es quitar renta a Rusia sin quitar petróleo del mercado para evitar un shock de los precios" como el que ha tenido lugar en el caso del gas, algo que se volvería en contra de los países occidentales.
Actualmente, los países con mayor poder de negociación ya están pagando unos precios muy cercanos a estos por el petróleo ruso, pero de esta forma otros países más pequeños "aunque no cumplan el acuerdo, tienen un elemento de negociación para bajar los precios". "Nadie pretende que el tope funcione [en cuanto a la rebaja de los precios del petróleo para los países europeos], pero sí que llevará a elevar los descuentos que Rusia hace al resto de los países", lo que reducirá los ingresos de Rusia.
El riesgo no es tanto que este tope no funcione correctamente porque su impacto será, probablemente, muy limitado. Hay que tener en cuenta que Rusia ha conseguido desviar sus exportaciones a otros países no europeos, que según advierten las agencias de tráding la cotización del barril de petróleo de los Urales, la principal referencia para Rusia, ya cotiza en torno a los 60 dólares, y que los grandes países como China e India han logrado en las últimas semanas precios incluso inferiores a estos.
Es decir, que el tope permitiría que otros países más pequeños también reclamen descuentos similares, pero el impacto para las cuentas de Moscú sería muy reducido porque la mitad de las exportaciones ya se dirige a estos dos países. Además, aunque el precio del petróleo se sitúe en niveles cercanos a la media histórica, el gas sigue disparado y supone una gran parte de los ingresos rusos por exportaciones. Y, lo que es peor, es probable que vuelva a subir de precio el próximo invierno, conforme se recupere la demanda china y se complique el abastecimiento en Europa.
Cumbre de la OPEP+
En medio de este tope al petróleo ruso, se inserta la cumbre la OPEP+ (esto es, la OPEP y sus socios externos) este domingo. Y, aunque todo apunta a que el cártel mantendrá el recorte de 2 millones de barriles al día, empezando por el hecho de que se trata de un encuentro virtual y no presencial, no es una decisión sencilla y ninguna de las opciones está exenta de problemas.
En primer lugar, la OPEP+ podría optar por mantener sus cuotas intactas, pero eso podría ser insuficiente para evitar la caída de los precios ante una demanda languideciente. El petróleo ya acumula un descenso de más del 30% desde junio y esta semana ha estado a punto de perforar la cota psicológica de los 80 dólares, algo que los petroestados quieren evitar. Eso abre la puerta a dos alternativas que, aunque muy probablemente no se planteen abiertamente este fin de semana, sí que podrían empezar a esbozarse.
La primera consiste en buscar un mayor recorte de cuotas, con el fin de reimpulsar los precios del crudo. Sin embargo, dado que la mayoría de los países ya están exportando por debajo de los niveles pactados, eso haría que todo el esfuerzo extra recayera sobre Arabia Saudí. Eso lleva a otra posibilidad: reabrir el grifo del crudo para reducir los precios y, al menos, tratar de reimpulsar la economía de los consumidores y evitar mayores caídas de la demanda en el futuro.
Esta opción parecía plausible, según los rumores difundidos esta semana por el periódico Wall Street Journal, pero Riad la negó rápidamente. Esto se debe a que, los petroestados tienen una gran necesidad de ingresos para financiar los subsidios a la compra de alimentos, a que nadie dentro de la OPEP quiere que se rompa el pacto con Moscú que llevó varios años cimentar y a que los países fuera del cártel están teniendo muchas dificultades para llenar el hueco que Rusia ha dejado en el mercado. Por ello, la menos mala de las opciones de la OPEP parece ser ceñirse a lo acordado hace dos meses.
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