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Los mercados han mostrado una alta volatilidad durante toda la jornada, alternando entre el rojo y el verde en las horas previas a que se publicaran las actas de la reunión
Acelerar el endurecimiento de la política monetaria con, al menos, dos subidas más de medio punto en las próximas dos reuniones que celebrará la Reserva Federal a mediados de junio y a finales de julio. El objetivo, lograr cuanto antes "una tasa neutral", que doblegue la inflación pero sin llevar a una recesión económica. Ése es el sentimiento mayoritario entre los gobernadores de la Fed, tal y como se desprende de las actas sobre la última reunión que se acaban de hacer públicas.
Los mercados han mostrado una alta volatilidad durante toda la jornada, alternando entre el rojo y el verde en las horas previas a que se publicaran las actas de la reunión; con la rentabilidad del bono a 10 años también en retroceso, hasta 2,73%.
Los expertos de la Fed defienden que una tasa neutral de los fondos federales se situaría entre 2% y 3%, pero cada vez son más las voces que consideran que debería ser superior, ya que la inflación ha superado con creces el objetivo del 2% fijado por el organismo (se encuentra en 8,3%). Y todas las previsiones apuntan a que el precio del dinero terminará a finales de año en la franja alta (entre 2,75% y 3%), si no es que finalmente la Fed se ve obligada incluso a actuar por encima de sus estimaciones.
En la reunión celebrada a principios de mayo, la FED subió los tipos medio punto, hasta situarlos en la franja comprendida entre 0,75% y 1%. Se trata de la mayor subida desde la era Greenspan hace más de dos décadas. El banco central estadounidense no había anunciado subidas en dos reuniones consecutivas desde 2006.
Una muestra del endurecimiento en la política monetaria es que hay que remontarse al año 2000, cuando Alan Greenspan estaba al frente de la institución, para encontrarse con una subida de medio punto, en lugar del tramo habitual de 25 puntos básicos. Y, según se desprende de las actas, tanto en la reunión de junio como en la de julio, todo apunta a otras dos subidas consecutivas más de 50 puntos básicos. Lo que parece descartado de momento, tal y como también ha confirmado el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, es una subida de 0,75%.
Reducción del balance
Además, también ha quedado fijada la hoja de ruta para la reducción de su balance, proceso que iniciará a partir del 1 de junio, dejando vencer parte de su cartera de bonos y cédulas hasta en 47.500 millones de dólares al mes. El ritmo se duplicará, pasando a 95.000 millones, a partir de septiembre (60.000 millones en bonos del Tesoro y 35.000 millones en hipotecas).
Cuando se alcance este ritmo, prácticamente se habrá duplicado la velocidad respecto a la última vez que se realizó un proceso similar, entre 2017 y 2019, cuando la Fed fijó el límite mensual en US$50.000 millones. Sin embargo, ahora la urgencia es mayor, tanto por la presión de la inflación como por la cifra histórica que acumula, con cerca de US$9 billones. El banco central revisará esta política cada tres meses, en función de lo que aconseje el escenario macroeconómico en cada momento.
Los gobernadores de la Fed apoyan la decisión de acelerar el paso con el objetivo de enfriar la economía, llevándola a una zona neutral y sin entrar en una desaceleración, teniendo en cuenta que la inflación en EE.UU. sigue disparada: alcanzó un 8,3% en abril. Aunque la cifra sigue en máximos de las últimas cuatro décadas, es dos décimas menor que la registrada en marzo, por lo algunos analistas adelantan que podría haber tocado techo, a la espera de que se conozca la cifra de mayo. Mientras, el mercado laboral sigue fuerte, con una tasa de paro por debajo de 4%.
El banco central norteamericano también vigila de cerca la evolución del Producto Interior Bruto (PIB), que entre enero y marzo de este año se contrajo 1,4%; aun así, esta cifra es una estimación, ya que el jueves se publicará un nuevo cálculo del PIB trimestral más preciso que el que se dio a conocer en abril. Si en el siguiente trimestre volviera a caer, entonces se hablaría técnicamente de recesión económica (la previsión es llegar al final del ejercicio con un alza de 2,6%).
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