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El candidato de derecha llega con una clara ventaja y superaría a la candidata comunista por cerca de 10% en la segunda vuelta, según las últimas encuestas
Chile celebrará este domingo una de las elecciones presidenciales más decisivas de su historia reciente, con un balotaje que enfrenta a dos proyectos políticos opuestos. Jeannette Jara, candidata de la coalición oficialista Unidad por Chile y militante del Partido Comunista, y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, y referente de la derecha más dura del país.
La contienda se desarrolla en un contexto adverso para el oficialismo. Con un presidente en ejercicio poco popular, la izquierda apostó por Jara como su carta para frenar el avance de una derecha fortalecida, en un país donde el desencanto con la política y la inseguridad han reconfigurado las prioridades del electorado.
Jara llegó a la segunda vuelta tras imponerse por un estrecho margen en la primera ronda de noviembre. Durante la campaña, ha intentado capitalizar su gestión como ministra del Trabajo del presidente Gabriel Boric, destacando su rol en la aprobación de reformas populares como la reducción de la jornada laboral, cambios al sistema de pensiones y el aumento del salario mínimo. Su discurso inicial se centró en combatir el bajo crecimiento económico y la desigualdad estructural, un tema sensible desde el estallido social de 2019.
Por otro lado está José Antonio Kast, quien quedó segundo en la primera vuelta, pero llega al balotaje como favorito en las encuestas, impulsado por el respaldo de los votantes de otros candidatos de derecha que quedaron fuera de la carrera. Su ascenso refleja un cambio de clima político respecto a 2021, cuando perdió frente a Boric en medio de protestas sociales y expectativas de transformación constitucional.
Sin embargo, su candidatura arrastra dos lastres importantes: su tono divisorio de campaña, lo que puede dificultar la atracción de votantes moderados o indecisos y la memoria de la dictadura de Augusto Pinochet, pues si gana Kast, Nicholas Watson, director gerente de la consultora Teneo, aseguró que “se llevaría al poder al presidente más derechista de Chile desde el dictador”.
Ante esas resistencias, Jara ha defendido su compromiso con la institucionalidad democrática y, en la recta final, ha endurecido su discurso en materia de seguridad, incluso abriendo la puerta a decretar estados de emergencia para enfrentar la delincuencia.
Hoy, la agenda está dominada por la inseguridad y la migración, temas que Kast ha convertido en el eje central de su campaña. Aunque Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina, el aumento del crimen organizado, los homicidios y casos de alto impacto como secuestros han alimentado una sensación de descontrol que el candidato republicano promete enfrentar con medidas drásticas.
Con respecto a los problemas actuales en Chile, John Mario González, analista político internacional, afirmó que en este momento la preocupación más grande es el aumento de la criminalidad y por la migración ilegal. “Chile es un país de éxito en América Latina e impulsado por el alto PIB para la región, muchas personas quieren ir a trabajar a Chile”, añadió González.
Kast ha planteado la construcción de muros fronterizos, la creación de una fuerza policial especializada para perseguir y deportar migrantes irregulares y un esquema de autodeportación con plazos definidos. En la campaña ha advertido que quienes permanezcan en el país sin documentación perderán el acceso a servicios públicos y serán invitados a abandonar Chile. Su discurso ha calado en amplios sectores del electorado. Las encuestas muestran que una abrumadora mayoría de los chilenos apoya políticas migratorias más estrictas.
Esta retórica ya ha tenido efectos concretos. En el norte del país, cerca de la frontera con Perú, sus declaraciones provocaron tensiones diplomáticas y un despliegue militar del país vecino ante el temor de una salida masiva de migrantes.
“Un triunfo de Kast sería una normalización de la política en Chile. Sería positivo, por lo menos en materia económica y para capitalizar el alto precio del cobre a nivel mundial”.
“Kast no es Pinochet, pero si se llevaría al poder al presidente más derechista de Chile desde el dictador. Una gran pregunta, si gana, es si se mostrará flexible ideológicamente”.
Aunque autoridades locales han minimizado la existencia de una crisis humanitaria, el mensaje político de Kast ha generado temor entre comunidades migrantes, especialmente venezolanas, y ha reactivado un debate regional sobre coordinación fronteriza.
Este domingo, Chile no solo elegirá a su próximo presidente. La elección será observada de cerca en toda América Latina como un nuevo termómetro del clima político regional.
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