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El creciente déficit comercial expone la fragilidad de la recuperación de Japón, que hasta ahora se ha mantenido intacta en gran medida
Japón registró en agosto el mayor déficit comercial para un solo mes en los libros, debido al aumento de las importaciones por el elevado costo del combustible y la caída del yen, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de la economía a las presiones externas sobre los precios.
El creciente déficit comercial expone la fragilidad de la recuperación de Japón, que hasta ahora se ha mantenido intacta en gran medida a pesar del elevado precio que las empresas están pagando por las importaciones, lo que se ve agravado por la caída del yen a su nivel más bajo en 24 años y las crecientes perspectivas de una desaceleración mundial.
Las importaciones se dispararon un 49,9% hasta agosto, impulsadas por los costos del crudo, el carbón y el gas natural licuado (GNL), provocando un aumento del déficit comercial a 2,8173 billones de yenes (19.710 millones de dólares), el mayor saldo negativo en registro.
El aumento de las importaciones fue mayor que la previsión promedio del mercado de un alza del 46,7% en una encuesta de Reuters y superó el avance interanual del 22,1% de las exportaciones en el mismo mes, según los datos del Ministerio de Finanzas.
La brecha comercial de agosto marcó el decimotercer mes consecutivo de déficit interanual y fue mayor que el resultado negativo de 2,3982 billones de yenes previsto en una encuesta de Reuters.
Las exportaciones con destino a China, el mayor socio comercial de Japón, crecieron un 13,5% interanual gracias al aumento de los envíos de vehículos de motor, como los coches híbridos. Los envíos a Estados Unidos aumentaron un 33,8% en agosto, en gran medida por mayores ventas de vehículos de motor y piezas.
Las importaciones de petróleo de los Emiratos Árabes Unidos y de carbón y GNL de Australia impulsaron las alzas, según los datos.
La economía japonesa creció por tercer trimestre consecutivo en el periodo abril-junio, según datos publicados la semana pasada, mientras que el levantamiento de las restricciones locales por el COVID-19 impulsó el gasto de los consumidores y las empresas.
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