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La empresa ha ido provisionando de forma masiva desde el punto de vista contable su exposición en ese territorio
La amenaza de ruptura diplomática deja a la petrolera con una exposición patrimonial de 259 millones (US$287 millones) en Venezuela y créditos de 800 millones (US$886 millones) a la estatal Pdvsa.
Repsol será la empresa española más afectada en el caso de que la escalada de tensión diplomática entre España y Venezuela desemboque en la ruptura total de relaciones bilaterales, tanto a nivel institucional como comercial y económico.
Repsol, la primera petrolera española, tiene una exposición patrimonial en Venezuela de 259 millones de euros (US$287 millones). A esta circunstancia habría que sumar créditos pendientes de cobro a Pdvsa, la petrolera estatal venezolana, que están pendientes de cobro y que sumaban a cierre de 2023 unos 800 millones de euros (US$886 millones).
La empresa, que lleva años catalogando a Venezuela como uno de los países con más riesgo de negocio por su inestabilidad política, ha ido provisionando de forma masiva desde el punto de vista contable su exposición en ese territorio. Es decir, ha ido destinando parte de los recursos generados por su cuenta de resultados a meterlos en una especie de hucha para, llegado el caso, cubrir los posibles deterioros que sufra en sus activos en Venezuela.
Este país ha sido incluido recurrentemente en el listado de riesgos geopolíticos de los negocios de Repsol.
No solo por la "crisis política y económica" del país. También por las medidas "coercitivas" de EE.UU. contra el régimen de Nicolás Maduro, que han afectado negativamente a la producción y exportación de hidrocarburos en este país por parte de compañías extranjeras.
Con tasas de inflación de 190% anuales y el PIB disminuyendo 0,07% el pasado año, Repsol logró reducir su exposición patrimonial desde los 411 millones de euros (US$455 millones) hasta los 259 millones (US$287 millones), considerando como tal sus inversiones en determinados proyectos de exploración y producción (upstream).
Según las cuentas anuales de Repsol, esa exposición incluye fundamentalmente la financiación otorgada a sus empresas filiales venezolanas, la inversión en Cardón IV y las cuentas a cobrar con Pdvsa.
El problema es que esa exposición es neta, es decir, sin tener en cuenta las provisiones que se han realizado para cubrir posibles deterioros a futuro. Llegado el caso de que se produzca ese deterioro, Repsol abrirá la hucha de las provisiones y no sufrirá el impacto directo en los resultados de ese año.
Pero sí perderá la hucha y lo sufrirá su balance. Solamente en 2023, Repsol ha reconocido provisiones por valor de 339 millones de euros (US$375 millones) "por el perfil de crédito de Pdvsa y por el difícil entorno de los negocios en Venezuela".
Lo más sensible, con todo, es el crédito a Pdvsa que Repsol está cobrando en especie, es decir, en forma de envíos de hidrocarburos por barco.
En su memoria, Repsol recuerda que en 2016 firmó con PDVSA varios acuerdos para reforzar la estructura financiera de su sociedad conjunta Petroquiriquire y "permitir el desarrollo de su plan de negocio". Dichos acuerdos incluían el otorgamiento por Repsol de una línea de crédito por importe de hasta US$1.200 millones. Como contrapartida, Repsol podría cobrar y repatriar dividendos en forma de petróleo. Aquel acuerdo, que se vio como una puerta de escape de Repsol, ha terminado siendo un laberinto.
Tal como se explica en la memoria, "a 31 de diciembre de 2023, la disposición acumulada (sin intereses) de dicha línea de crédito asciende a US$800 millones, siendo el saldo a 31 de diciembre de 2023 de 377 millones de euros (US$373 millones)". Aparentemente es poco, pero esa es la cifra neta, resultante de restar a un saldo bruto de 943 millones de euros (US$1.045 millones) una provisión acumulada de 566 millones de euros (US$616 millones). A diciembre de 2022 de saldo neto era incluso menor, de 347 millones de euros (US$374 millones).
En 2023 Repsol y Pdvsa firmaron un nuevo acuerdo de gestión para la sociedad mixta Petroquiriquire con el objetivo de aumentar la producción y facilitar la recuperación de la deuda ligada a estos activos. En contra de lo que podría esperar, Repsol repuntó ayer en Bolsa un ligero 0,5%, hasta los 11,86 euros por acción.
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