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La ronda de financiación que finalizaría hoy elevaría la valorización de la compañía hasta los US$50.000 millones, desde US$34.000 millones que alcanzó luego de adquirir el negocio de su rival estadounidense en China.
El plan de recaudación será el mayor jamás logrado en la industria local y estará respaldado por inversionistas de la talla de Softbank, Apple, Tencent y Alibaba.
Con él, se pretende que la empresa tenga suficiente capital para llevar a cabo la ambiciosa agenda en su país de origen y fuera de él.
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Líder indiscutible
Didi se convirtió en líder indiscutido en el sector de los viajes compartidos luego de que su director ejecutivo, Cheng Wei, comprara las operaciones chinas de Uber, transacción que puso fin a meses de feroz batalla que le costó a ambas empresas miles de millones de dólares.
Ahora, la firma con sede en Beijing ha logrado ganar licencias para operar en cerca de una docena de ciudades como Tianjin y Chengdu, reafirmando su derecho de funcionar legalmente en todo el territorio.
Y aunque tiene tan solo cuatro años desde su creación, y por el momento solo se ha venido enfocando en servicios de transporte compartido en el mercado doméstico, está buscando expandirse a más países e invertir en tecnologías que van desde la conducción autónoma a la inteligencia artificial.
Tales aspiraciones podrían llevarla a competir directamente con Alphabet (la matriz de Google) y, una vez más, con Uber, ahora en el ámbito internacional.
Enfrentando desafíos
Sin embargo, a pesar de las victorias, Cheng también está enfrentando desafíos para capitalizar su control casi monopólico.
Ciudades como Beijing y Shanghái han impuesto regulaciones más estrictas que han frenado el crecimiento de los ingresos. Entre ellas, que los conductores tienen que ser residentes locales para poder trabajar para la compañía, dejando por fuera a miles de ciudadanos de los suburbios dispuestos a prestar servicios para mejorar su calidad de vida.
La empresa ha puesto sus esperanzas en que la tecnología de autos sin conductor pueda ayudarla a superar los inconvenientes y abrió un laboratorio de inteligencia artificial en Mountain View, California, el mes pasado. De esta manera, logró sumar a grandes expertos en el área, como el especialista de seguridad de Uber, Charlie Miller, conocido por hackear remotamente un Jeep Cherokee en 2015.
Así, Didi intentará sacar provecho de los 300 millones de usuarios que registra en más de 400 ciudades y de sus cerca de cinco millones de conductores.
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