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En el Gobierno están convencidos que además del plan de vacunación y la obra pública hace falta apuntalar la economía doméstica
En paralelo al ritmo del plan de vacunación contra el covid-19 y el dispendio de la obra pública Alberto Fernández ya dio instrucciones precisas a su gabinete para avanzar en la campaña electoral con tres "acciones de bolsillo" y un esquema discursivo destinado a reforzar la marca del Frente de Todos.
El plan del Presidente para encarar la batalle electoral que se viene se dejó plasmado en los últimos días de recorrida por diferentes provincias. Alberto Fernández está convencido de que el plan de vacunación ayudará a mejorar el ánimo de la ciudadanía antes de las elecciones porque marcha aceleradamente con la llegada de las vacunas de diferentes países.
Sin embargo, en el gobierno admiten que la situación de crisis económica que hizo estragos por la pandemia destruyó la imagen presidencial, castiga duro al argentino medio y golpea en la credibilidad del votante del Frente de Todos. No sólo esto: en las últimas encuestas que publicó El Cronista quedó reflejado que más de 50% de la gente no tiene esperanzas de que la situación económica mejore en lo inmediato y hay un alto porcentaje de votantes tiene una imagen negativa del jefe de Estado.
Bajo estos parámetros y con la necesidad de recuperar votos para sumar voluntades en el Congreso es que el gobierno confía en cosechar durante las próximas dos semanas un mayor respaldo popular sustentado en "acciones de bolsillo". Esto es: medidas destinadas a inyectar fondos en la economía de los argentinos y a la vez incentivar el consumo para reactivar la economía.
"Hace falta dar un mensaje de respuesta al bolsillo de la gente y recuperar terreno perdido", admitió ante El Cronista un ministro que dialoga a diario con Alberto Fernández.
En la Casa Rosada están convencidos de que el programa de precios cuidados reperfilado y destinado a más de 70 productos durante los próximos 180 días servirá para controlar la inflación y evitar un desgaste en los ingresos de los argentinos. El esquema elaborado por Paula Español en la Secretaría de Comercio apunta a lograr una etiquetación de los paquetes de productos y garantizar el control de precios en los comercios. El acuerdo "SuperCerca" que cerró el gobierno con 24 empresas busca dar alivio en la economía doméstica.
Más allá de la desinteligencia entre el gobierno y los productores del campo por el cierre de exportaciones de carne, el presidente está convencido de que se debe poner en marcha cuanto antes un acuerdo por más cortes de carnes y con mejores precios. Está es la idea central que le encomendó Alberto Fernández tanto al ministro de Economía, Martín Guzmán como al de Producción, Matías Kulfas y al de Agricultura, Luis Basterra. En el gobierno creen que una mejora en el precio de la carne y una mayor oferta de este producto central de la mesa de los argentinos mejorará las condiciones de percepción en el electorado.
En el gobierno esperan con creces al igual que miles de trabajadores la llegada de julio para que se empiecen a ver los resultados de un aumento en el consumo por la inyección de fondos por el aguinaldo y por la devolución de Ganancias en más de 1,2 millones de trabajadores. El gobierno resignó un ingreso importante de fondos cuando a principios de este año decidió avanzar de una vez con la ley que elevó el tope de pago de impuesto a las ganancias. Guzmán entendió que era una medida que le iba a generar un agujero fiscal pero que tarde o temprano ello volvería con un incremento del consumo. Ahora entienden en el gobierno que llegó ese momento y esperan con esto una recuperación de la economía en la calle. Cuesta evaluar ello si se tiene en cuenta que la caída del consumo en mayo fue del 3,5% y ya lleva más del 10% acumulado en los últimos meses.
Para el gobierno, estas tres acciones de bolsillo no funcionarán si el plan de vacunación se frena o presenta inconvenientes de aquí a las Paso o a las generales de noviembre. Tampoco creen en la Casa Rosada que el mecanismo de inyección de fondos pueda funcionar por sí solo si no va acompañado por el despliegue de un importante programa de obra pública en el conurbano bonaerense o el norte del país como ya empezaron a desplegar los ministros de Desarrollo Territorial y de Obra pública, Jorge Ferraresi y Gabriel Katopodis respectivamente.
El Presidente encomendó a estos ministros apuntalar la obra pública en el conurbano que es donde mayor pérdida de votantes kirchneristas se percibió en los últimos tiempos. Es allí donde se ejecutarán con mayor énfasis los planes de vivienda y mejora de calles o barrios bonaerenses.
Y la otra pata de todo este engranaje político del gobierno destinado a mejorar la performance electoral que se avecina radica en un apuntalamiento de la "Marca FDT". Es decir, lo que el propio Alberto Fernández llama asegurar "cohesión política" en el Frente de Todos y evitar las divisiones internas.
Para esto el jefe de Estado se pondrá al frente de la campaña electoral como "el candidato número uno", según ilustró un funcionario del primer piso de la Casa Rosada. En la práctica ello implicará que Alberto Fernández redoble la apuesta de recorridos por el interior del país y ponga foco en el conurbano bonaerense o el Norte del país que es donde creen que se perdieron voluntades kirchneristas en los últimos meses.
Claro que esta estrategia de cohesión política en el refuerzo de la "Marca del FDT" dependerá también del factor Cristina Kirchner y su plan de diferenciación de algunas medidas del gobierno que podrían profundizar la grieta interna en el frente oficialista. Pero este es un factor factible de aparecer en todo momento y que Alberto Fernández no logra controlar.
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