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"Creo que hoy Colombia tiene todos los elementos necesarios para disfrutar de una etapa de crecimiento sostenido"
Las cifras del primer semestre sitúan a Colombia como una de las economías de mayor crecimiento en América Latina y en el mundo. Es verdad que el crecimiento de 3% experimentado en los seis primeros meses del año no es realmente tan extraordinario, pero supone una aceleración en relación al 2,6% de 2018, lo cual sitúa a Colombia como una de las pocas economías en el mundo que consiguen crecer este año más de lo que lo hicieron el pasado.
Ese buen comportamiento de la economía colombiana contrasta con el ambiente persistentemente escéptico, incluso pesimista, que, en algunos foros, se respira en relación con la economía colombiana, y vuelve a poner sobre la mesa la pregunta que de forma recurrente se hacen los analistas económicos e inversores: ¿es Colombia una oportunidad o un país aquejado de problemas estructurales difíciles de solucionar que no merece la pena considerar?
Hace poco más de un año, con motivo de una visita a Colombia, tuve ocasión de responder de forma clara a esa pregunta: Colombia es un país de oportunidades. Hoy no solo me reafirmo en esa idea, sino que la veo con mayor claridad que entonces. Creo que hoy Colombia tiene todos los elementos necesarios para disfrutar de una etapa de crecimiento sostenido que saquen a su economía del anormalmente bajo nivel de renta per cápita que hoy tiene y que la permitan situarse de forma estructural y no solo coyuntural como una de las economías líderes de América Latina.
Un primer elemento es la capacidad de superar situaciones adversas, lo que podríamos llamar la “resiliencia” de Colombia y de su economía ante entornos difíciles. Colombia ha sabido superar cuatro décadas de conflicto armado, ha sabido sortear contratiempos como la fortísima caída del precio del petróleo hace cuatro años, la enorme grieta que provocó el proceso de paz en la sociedad colombiana o la amenaza que supuso la pronunciada depreciación de la lira turca y el peso argentino en verano de 2018.
Un segundo elemento es el potencial del mercado interior para añadir crecimiento en los próximos años. La demanda interna ha sido esencial para ayudar a Colombia a mantener e incluso acelerar su crecimiento este año, y a ello han colaborado tanto el consumo de los hogares como la inversión en maquinaria, equipo y edificios. Es verdad que el consumo previsiblemente tenderá a moderarse suavemente, pero todo apunta a que la inversión, ayudada por los programas público-privados de infraestructuras, crecerá más compensando el comportamiento del consumo.
Un tercer elemento es el impulso que se está dando a la innovación y a la entrada de la economía y la sociedad en la nueva sociedad digital del siglo XXI. Medellín es la sede de uno de los cinco Centros para la Cuarta Revolución Industrial del Foro Económico Mundial, siendo los otros cuatro San Francisco, Tokio, Pequín y Bombay, y eso es solo un símbolo de la importancia que hoy se da a las políticas tendentes a enganchar al país con la nueva economía que se está dibujando a nivel global.
Son precisamente estos elementos las que han llevado a Renta 4 Banco a invertir en Colombia, promoviendo, junto con nuestro socio Global Education, la fiduciaria Renta4Global.
Iniciamos nuestra andadura a principios de 2016 y hoy, tres años y medio después, estamos muy satisfechos de estar contribuyendo a la modernización de los mercados de capitales de Colombia y de haber podido desarrollar una actividad inversora en Colombia que, sin duda, irá a más en los próximos años.