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El ícono de la abejita regresó en el aniversario 150 de Bancolombia como un regalo para los colombianos que aún la recordaban.
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Después de 18 años, Bancolombia trae de vuelta al personaje que marcó a generaciones. Una estrategia que conecta nostalgia, emoción y cercanía en la navidad
Durante más de tres décadas, un personaje con alas y sonrisa acompañó los sueños de miles de familias colombianas. La abejita Conavi, símbolo de optimismo, trabajo en equipo y cercanía, desapareció en 2006 tras la fusión bancaria que dio paso a un nuevo capítulo en el sistema financiero del país, pero ahora, en medio de la celebración de los 150 años de Bancolombia, la entidad quiso que este ícono regresara para reconectar con las emociones de quienes crecieron a su lado.
La decisión de traer de vuelta a la abejita responde a una petición constante de los clientes que aún conservan sus tarjetas originales, pese a que ya han pasado varios años desde que fueron desactivadas, y que son capaces de recordar las letras del jingle “Requetefácil” y que cuando ven los partidos de fútbol reviven el memorable “tiro de esquina, tarjeta débito Conavi”, cada que el balón sale del campo de juego. Según Bancolombia, este regreso es una forma de decirles a los colombianos “los escuchamos”.
La abejita nació como el rostro de una corporación de ahorro y vivienda que impulsó esta cultura en el país desde Medellín. Con su energía incansable y su mensaje de que todo puede ser más sencillo cuando hay alegría y esfuerzo compartido, se convirtió en algo más que una imagen publicitaria del momento. Fue una compañera que estuvo presente en anuncios de televisión, materiales educativos, álbumes coleccionables y en el imaginario de generaciones que nunca la olvidaron.
El personaje representaba diferentes valores: el trabajo en equipo, como toda abeja con su panal; la alegría y el optimismo, siempre con una sonrisa; la cercanía con las familias, en particular con los niños, y ese espíritu de que la vida puede ser “requetefácil”. Esos atributos siguen vigentes en la propuesta de valor que Bancolombia quiere transmitir hoy.
La respuesta tiene varios componentes estratégicos. Primero, porque hoy, cuando para las marcas es tan difícil diferenciarse en un mercado donde abundan los competidores y las propuestas para los consumidores, pocas tienen un activo emocional tan poderoso en la memoria colectiva. Segundo, porque la nostalgia es una herramienta efectiva para generar conexión auténtica con las personas. Y tercero, porque este personaje encarna valores que el banco considera fundamentales en su relación con los clientes: confianza, cercanía y optimismo.
De acuerdo con Bancolombia, hay historias que las personas quieren volver a escuchar, que perduran y que se pueden contar de generación en generación. La abejita vive en el corazón de los colombianos, hace parte de la historia del banco y regresa en esta época para llenar los hogares de emoción y recuerdos desde la voz de diferentes personas que crecieron con ella.
El regreso no implica revivir la marca de la corporación de ahorro, ni convertir a la abejita en la nueva mascota permanente del banco. Se trata de un personaje que acompaña la Navidad, la época más mágica del año, para convertirse en una tradición que encienda recuerdos, sonrisas y emociones.
Más allá del producto físico, la campaña pretende generar momentos de conexión. La abejita ha volado a diferentes ciudades con una agenda de actividades y beneficios que los clientes han conocido en diferentes medios de comunicación. El objetivo es llevar alegría y conectar con la nostalgia en época navideña.
Para el banco, este movimiento representa una forma de querer a la gente y de que esta los quiera de vuelta. Es una invitación a reír, cantar, bailar, celebrar y compartir. Un recordatorio de que, después de 150 años, Bancolombia sigue siendo el banco que quiere a la gente.
La abejita ahora regresa para recordar esa lección, para devolver un pedacito de esa emoción que une al banco con sus clientes, y para demostrar que algunos personajes trascienden el tiempo y se quedan para siempre en la memoria colectiva de un país.
La abejita acompañó a miles de colombianos en su sueño de tener un hogar propio. Muchos de los niños que crecieron con su sonrisa son hoy los adultos que conservan con orgullo sus tarjetas originales y que cantan con nostalgia el jingle que aprendieron hace décadas. Ese personaje alegró hogares, educó sobre el ahorro y se convirtió en un símbolo de confianza en un futuro mejor. Su legado continúa a través de Bancolombia, que mantiene viva la memoria de esa abejita que enseñó a creer, ahorrar y sonreír con optimismo inquebrantable.
