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La caída de las ventas de Porsche agrava el malestar del sector automovilístico teutón
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La coalición acordó 3000 millones de euros adicionales en incentivos para la compra de vehículos de cero emisiones hasta 2029, un programa destinado a ayudar a los hogares de ingresos bajos y medios
La industria automotriz alemana está cayendo más rápido hacia el declive, con una demanda débil, tensiones comerciales y una creciente competencia china que agravan las presiones sobre los fabricantes de automóviles del país.
El jueves, Porsche se unió a BMW y Mercedes-Benz al reportar menores ventas en China, donde competidores locales, liderados por BYD y Xiaomi, están conquistando a los compradores con vehículos eléctricos a precios competitivos. A principios de esta semana, BMW recortó sus perspectivas de ganancias después de que la demanda en el mayor mercado automotriz del mundo no cumpliera con las expectativas.
Las dificultades de China se suman a los costos arancelarios de EE. UU. y al estancamiento de las ventas en Europa, lo que presiona a los fabricantes de automóviles alemanes en sus tres mercados principales. A pesar de invertir miles de millones de euros en tecnología de baterías, su primera oleada de vehículos eléctricos no logró consolidarse, y los modelos de próxima generación no llegarán hasta el año que viene.
El canciller alemán, Friedrich Merz, anunció el jueves 3.000 millones de euros (US$3.500 millones) en nuevas ayudas para vehículos eléctricos y afirmó que se opondrá firmemente a los planes de la Unión Europea de prohibir la venta de vehículos nuevos con motor de combustión en 2035.
Sin embargo, los ejecutivos del sector automovilístico también denuncian la burocracia y los elevados costes energéticos del país. Responden con una reducción de la producción, la eliminación de decenas de miles de empleos y la reducción de los costosos programas de baterías.
“El sector manufacturero alemán, y en particular la industria automotriz, se encuentran en una situación desesperada”, afirmó Jens Suedekum, profesor de economía y asesor del ministro de Finanzas alemán, Lars Klingbeil. “Las cuotas de mercado en China están en franco declive, el exceso de capacidad china está perjudicando las exportaciones alemanas en todos los mercados y, a diferencia de 2024, el mercado estadounidense ya no es un sustituto”.
La crisis amenaza a los fabricantes que durante décadas impulsaron el éxito de la economía alemana, orientada a la exportación. El sector automovilístico del país ha perdido aproximadamente 55.000 empleos en los últimos dos años, según la asociación VDA. Se prevé que decenas de miles de puestos de trabajo adicionales desaparezcan para 2030, en una industria que emplea a más de 700.000 personas.
Volkswagen AG, el mayor fabricante de automóviles de Alemania, con más de 100 fábricas en todo el mundo, está reduciendo la producción y recortando personal. Robert Bosch GmbH, el mayor proveedor de automóviles del mundo, planea recortar 18.500 empleos, la mayoría en Alemania. Empresas similares como Continental, Schaeffler y ZF Friedrichshafen también están recortando personal, mientras que Ford Motor Co. está reduciendo su plantilla y producción en Alemania.
Los recortes han suscitado temores de un "momento Nokia", un reflejo del rápido declive del otrora dominante fabricante de smartphones. Las empresas se han quejado de los elevados costes laborales de fabricación, que son más del doble en Alemania que en la República Checa, según datos de Eurostat. En el primer semestre de 2025, los beneficios combinados de los fabricantes de automóviles alemanes se redujeron en más de un tercio con respecto al año anterior, según EY.
“La situación es grave: la producción industrial está cayendo y los despidos están aumentando”, declaró Achim Wambach, presidente del instituto económico ZEW del país. “Las empresas necesitan menores costos de energía, menores impuestos y menos burocracia”.
Las consecuencias podrían extenderse más allá de las fronteras de Alemania. El sector automovilístico alemán es responsable de aproximadamente una cuarta parte de la producción de vehículos de Europa y sustenta una cadena de suministro que se extiende desde España hasta Eslovaquia.
Su desaceleración amenaza con socavar la base manufacturera de la región, debilitar las exportaciones y acentuar la sensación de que Europa está perdiendo terreno en la carrera mundial por las tecnologías de vanguardia.
Los fabricantes alemanes de automóviles no se quedan de brazos cruzados. BMW apuesta a que su línea Neue Klasse de vehículos eléctricos de nueva generación, valorada en 10.000 millones de euros, puede impulsar las ventas en China, mientras que Volkswagen ha establecido alianzas con fabricantes locales de software y vehículos eléctricos para retomar el crecimiento en la mayor economía de Asia.
El propietario de las marcas Audi y Skoda está obteniendo mejores resultados en Europa este año tras actualizar sus vehículos con nuevo software, y va camino de vender más vehículos eléctricos que Tesla Inc. y Stellantis NV en la región.
Aun así, con la producción en descenso y los planes de inversión en suspenso, los grupos empresariales advierten que Alemania corre el riesgo de perder su estatus como centro manufacturero. Este malestar se está convirtiendo en un lastre político para Merz, cuyos conservadores han quedado rezagados en algunas encuestas tras la ultraderechista Alternativa para Alemania.
Merz se ha comprometido a sacar a Alemania del estancamiento con un gasto masivo en infraestructura y defensa. Su gobierno de coalición indicó el jueves que está dispuesto a respaldar las demandas de la industria de una normativa europea más flexible sobre el futuro de los coches de gasolina, pero aún no ha acordado un camino concreto a seguir. Si bien los vehículos eléctricos se convertirán en la tecnología dominante, mantener el plazo límite de 2035 para los coches de combustión no tiene sentido, afirmó el canciller.
"Si fuera por mí, no habría un cambio tan abrupto", dijo Merz después de reunirse con directores ejecutivos de la industria automovilística, entre ellos Oliver Zipse de BMW y Oliver Blume de Volkswagen en Berlín.
La coalición acordó 3000 millones de euros adicionales en incentivos para la compra de vehículos de cero emisiones hasta 2029, un programa destinado a ayudar a los hogares de ingresos bajos y medios a adoptar modos de transporte más limpios. A principios de esta semana, anunció planes para extender una exención fiscal para los vehículos eléctricos.
Sin embargo, hasta el momento hay poca evidencia de que las medidas de Berlín estén surtiendo efecto. Tras dos años de contracción, el gobierno prevé una expansión de tan solo 0,2 % este año. El miércoles, la oficina de estadística del país publicó cifras que muestran que la producción industrial alemana registró su mayor caída desde principios de 2022, impulsada por una caída del 18,5 % en la fabricación de automóviles.
“No se trata solo del cierre de fábricas”, declaró Benjamin Krieger, secretario general de Clepa, un grupo industrial que representa a los proveedores de automóviles europeos. “Se trata del tejido social de la industria, sus comunidades y la soberanía tecnológica de Europa”.
Camilo Rosado Zúñiga, vocero para Colombia de Sacyr, precisó que los US$1.565 millones obtenidos con la venta de tres activos apalancarán proyectos como el Canal del Dique
Estas tres compañías pusieron casi 91% de la producción fiscalizada entre enero y septiembre. En total, 30 empresas han reportado actividad durante los primeros nueve meses
La compañía recomendó revisar constantemente las comunicaciones que se enviarán a través del correo electrónico que está asociado a la reserva del vuelo
