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Reservadas probadas de gas de Colombia
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Un mayor costo del gas importado frente al nacional, y la insuficiencia de infraestructura de transporte son las principales razones
La coyuntura de desabastecimiento energético ha puesto sobre la mesa la discusión sobre qué pasará con el suministro de gas más allá de 2026.
En un contexto en el que las importaciones gasíferas vienen al alza, y podrían seguir creciendo a partir del próximo año, los analistas apuntan a que una mayor dependencia de las compras externas de gas podría derivar en alzas en la tarifa de hasta 90%, 89,3% en ciudades como Bogotá.
Una investigación llevada a cabo por Sergio Cabrales y Juan Benavides, investigadores adjuntos de Fedesarrollo en temas energéticos concluyeron que, en un escenario en el que el país tenga que recurrir en su totalidad a las importaciones, en el futuro cercano, las tarifas se incrementarían en razón de mayores costos del gas importado y la relocación del transporte del recurso energético.
Datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos dan cuenta de la caída de 2.135 giga pies cúbicos desde 2013 a 2023 (5.508 giga pies cúbicos diarios, Gbtud versus 2.323 Gbtud), representa una caída en la producción de 43% en 10 años.
Los analistas detallan que la baja en la producción se ha debido a puntos como el bajo factor de éxito de las perforaciones, los nulos incentivos a nuevas inversiones junto con un entorno regulatorio poco atractivo.
Añaden que el aumento en la participación del Estado en los ingresos petroleros ha desincentivado la llegada de nuevas inversiones, además de generar salidas de empresas como ExxonMobil, Shell, Repsol, ConocoPhillips, Chevron y BP.
Conocido como ‘government take’, la parte que se lleva el Gobierno en los ingresos generados por las actividades extractivas, pasó de 63% a 80% con la reforma tributaria de 2022.
“El government take de Colombia es de 80% y en la región es de 50% en promedio. Si no nos volvemos más atractivos, la nueva oferta energética no llegará al país”.
“El gas es indispensable por la fragilidad climática. La industria necesita un combustible flexible y de bajo costo. La demanda de gas se mantendrá en los próximos años”.
“El government take en la región es cercano a 50%. Las condiciones para recurrir en inversiones no les hace sentido a las grandes empresas del sector. Si no nos volvemos atractivos, no va a llegar la oferta energética”, apuntó Cabrales.
A esto se le suma el freno en la actividad exploratoria producto de la política gubernamental enfocada en la transición energética. Mientras que entre 2010 y 2014 se perforaban entre 110 y 130 pozos al año, la cifra cayó a 34 en 2024.
“El gas es indispensable por la fragilidad climática. La industria necesita un combustible flexible y de bajo costo. Las agencias internacionales dictan que la demanda seguirá creciendo”, señaló Benavides.
Del lado de las importaciones, desde el cierre de 2024, el gas que llega desde al exterior a Spec (única regasificadora actualmente) también ha sido empleado para el sector eléctrico en pro de cubrir la demanda esencial. En 2024, del total de la oferta gasífera nacional, 23,8% provino de importaciones frente a 8,1% del año pasado.
Los investigadores destacan que la creciente dependencia de las importaciones derivará en tarifas del servicio de gas más altas en razón que traerlo desde el exterior representa un precio por molécula de gas hasta tres veces más alto.
La tarifa de gas de uso residencial, conocida como costo unitario de prestación (CU), se compone del producto entre el consumo en metros cúbicos y el costo unitario variable (CUV). Este CUV a su vez está compuesto por el costo de la molécula de gas (G), más el transporte (T) y la distribución (D).
Si Bogotá, dependiera exclusivamente de la importación de gas vería un incremento de 89,3% en el factor G (US$17,07 frente a US$10 promedio del nacional) y T por la necesidad de traer el recurso desde la regasificadora de Cartagena y no desde los pozos en los Llanos Orientales. Si solo fuera 50% de importaciones sería de 44,6%.
Bucaramanga asumiría los mayores incrementos en tanto que la infraestructura de transporte de gas no es apropiada. Se verían aumentos de 45,8% con dependencia parcial y de 91,5% con dependencia total.
Concretar la bidireccionalidad Barranquilla-Ballena (en La Guajira), implicaría la conexión del gas importado desde Cartagena para que pueda hacer su tránsito punto de interconexión en el sistema de transporte de Promigas con el del interior del país, que generaría alzas menores.
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