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ECONOMÍA

“Los esfuerzos por la agricultura familiar todavía no son suficientes”, dice la FAO

martes, 13 de enero de 2015
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Paula Delgado

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha emprendido una campaña para reconocer a las familias campesinas como diseñadoras, productoras y gestoras directas de los recursos naturales y alimentarios, por lo que llamó a los países a reconocer y potenciar sus capacidades incluyéndolas en el esquema productivo.

El representante de la entidad en Colombia, Rafael Zavala, asegura que cuando en Colombia se alcance una interacción de estos actores con los demás de la cadena agropecuaria, este renglón de la economía aumentará su productividad, rentabilidad y competitividad.

¿Considera que en Colombia existen políticas claras para beneficiar la agricultura familiar?

Existen esfuerzos bastante claros para incluir a esos pequeños productores, pero todavía no es suficiente, aún falta. Lo que sí quiero destacar es el genuino interés de parte del Gobierno, no solo nacional sino también de la mayoría de las administraciones departamentales, por generar políticas públicas que incluyan a los productores que están bajo esas condiciones.

¿Qué es lo que falta?
Las iniciativas estatales hacia la agricultura en Latinoamérica y muchas partes del mundo están enfocadas hacia los sectores más comerciales. En el caso de Colombia lo que más llama la atención es que muchos de esos productores, campesinos, afrodescendientes e indígenas tienen potencial para salir adelante, disponen de los recursos naturales, pero todavía falta un instrumento de apoyo para esos proyectos con potencial, de manera que puedan insertarse en los mercados, en las economías locales. Hay esfuerzos, la FAO participa en varios de ellos, pero todavía hay un camino por recorrer.

¿Cuál es la responsabilidad del sector privado?
Es importante porque la tarea para sacar adelante la agricultura familiar va mucho más allá de lo que puede hacer el Gobierno. La iniciativa privada es clave para generar alianzas orientadas a impulsar la inserción en un esquema donde ambas partes ganan.

¿Y de la población civil qué se espera?
Se requiere de un consumidor mejor informado, más solidario, que pueda diferenciar los productos que son fruto del trabajo de la gente de su región. Hoy en el supermercado lo más que uno puede distinguir es lo importado de lo nacional, pero ojalá llegue el momento en que se le facilite al usuario decidir eso. Hacia allá nos debemos dirigir en un esquema de una mayor cultura de la alimentación.

En cuanto a la asociatividad, ¿hasta qué punto es positivo que se busque siempre trabajar a grandes escalas?
En la asociatividad está la llave para la inclusión de la que estamos hablando, es hacer juntos lo que no se puede hacer de manera individual. Acá me refiero específicamente a todos esos procesos donde el productor más pequeño sale relegado (comercialización, valor agregado, entre otros). Lo cierto es que en este país caben todos, grandes, pequeños y medianos, y hacia allá nos debemos dirigir, no debe ser una cuestión de exclusividad sino de integración.

¿Qué significa eso para las familias campesinas?
En Colombia y en Latinoamérica el mayor problema y origen de la pobreza es la desigualdad, eso lo vamos a resolver con inclusión no solo en la toma de decisiones, no es un tema único de la participación, sino también de la participación en economías locales y regionales. En la medida en que podamos generar esa inclusión de los pequeños vamos a disminuir la desigualdad.

¿Qué sectores ha identificado la FAO que tienen oportunidad?
La acuicultura es el gigante dormido de Colombia, es una alternativa para producir proteína a costos bajos en un país donde todavía hay cinco millones y medio de personas cuyo consumo de la energía proveniente de los alimentos está por debajo de la media para llevar una vida sana. El pescado producido en sistemas acuícolas es una gran fuente de energía pero tiene otro gran valor, es una importante opción para la generación de empleo. La ventaja es que Colombia es uno de los países con mayor potencial hídrico y se tiene que aprovechar ese recurso.

¿Qué pasa entonces con la ganadería?
Es un sector que más que significar oportunidad representa necesidad. Dada la realidad de Colombia en cuanto a la gran biodiversidad que tiene, los sistemas ganaderos, sobre todo aquellos que sirven de transición entre las zonas rurales y las reservas forestales, deben ser sostenibles.

Hay casi 40 millones de hectáreas dedicadas a la cría de bovinos, pero la mayoría bajo modalidad extensiva. La invitación es a cambiar esas prácticas por otras donde se combinen los recursos naturales con la producción, como es el caso del silvopastoreo, donde árboles y arbustos interactúan con los animales de manera que se obtiene madera de alta calidad sumado a los productos derivados de la ganadería como carnes y lácteos.

¿Qué recomendaciones le hace la FAO al Gobierno para que incluya a esos sectores con oportunidad?
Lo primero, y es algo que ya hemos dicho, es ser conscientes de que los retos de la seguridad alimentaria y la agricultura van mucho más allá de un solo ministerio. Un ejemplo muy claro es que el estado de la infraestructura vial no le corresponde a la cartera del Ministerio de Agricultura, pero es una condición indispensable para el desarrollo de las zonas rurales en el país. Esta carencia de infraestructura implica que las posibilidades de conseguir un empleo en el campo no van mucho más allá de opciones como la minería (a veces ilegal) o los cultivos ilícitos.

Y en cuanto a los apoyos del Gobierno, ¿cual es la posición de la Fao?
Las políticas públicas se están orientando a una disminución de subsidios compensatorios individuales para aumentar la inversión dirigida a los bienes públicos, que están dirigidos a infraestructura de procesamiento, de agregación de valor y comercialización.

Las estrategias deben apuntar hacia allá, pero a la medida de las regiones, pues la gran diversidad de Colombia exige una diferenciación regional en la política pública, de acuerdo con sus características.

Política del Ministerio y Corpoica
El Ministerio de Agricultura y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica) organizaron en conjunto con la FAO un seminario para recoger recomendaciones de política pública para la agricultura familiar a través del intercambio de experiencias en transferencia de tecnología, percepciones, metodologías y resultados obtenidos desde las comunidades. La visión de las comunidades será un insumo para el titular de la cartera, Aurelio Iragorri, quien aseguró que uno de los ejes temáticos de su administración será replantearse el apoyo que se le da a esta actividad en el país.

La opinión

Aurelio Iragorri
Ministro de Agricultura

“Se acabaron las migajas presupuestales para los pequeños productores, nos volcaremos hacia el fortalecimiento del campo”.

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