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El próximo director de la Dian, Luis Reyes, hizo un paper hace unos años sobre los ejes de los impuestos, hoy ya tiene ideas más próximas a la reforma
El nombramiento de Luis Carlos Reyes resonó en el mercado, pues el director de la Dian, junto al ministro entrante de Hacienda, José Antonio Ocampo, son roles claves para la economía en la era del presidente Gustavo Petro. Teniendo en cuenta esto, es relevante analizar qué piensa sobre impuestos y el futuro de una reforma tributaria el nuevo funcionario.
El economista e historiador de la Universidad Internacional de Florida, que además cuenta con un magister y doctorado en economía de la Universidad del Estado de Michigan, hoy cofundador y director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, en 2017 publicó un paper académico sobre lo que para él y otros economistas debería tener una reforma estructural. El documento se titula “Sobre la reforma estructural que se requiere en Colombia”, en el que también participan Jorge Espitia, César Ferrari, Gonzalo Hernández, Isidro Hernández, Jorge Iván González, Jairo Orlando Villabona y Gustavo Zafra.
Lo primero es que el término “reforma estructural”, para los académicos se basa en que es un acto político, que “sus normas afectan intereses no siempre compatibles, y que es necesario superar los intereses particulares que conspiran contra una legislación tributaria suficiente, eficiente, progresiva y simple. Para ello se debe convocar y convencer a las fuerza políticas representadas en el Congreso”. Así que de entrada hablan que es una dificultad por voluntad política. Pero con base en ello, esta es su línea ya conocida.
¿Dian independiente?
El documento tiene un aparte interesante desde el punto de vista académico en el que recuerda que la Dian depende del MinHacienda, los escritores del paper hablan de “algo opuesto a la tendencia global a la independencia de estas entidades, que facilita el desarrollo de sus funciones y mejora los resultados del recaudo”.
Se deja ver entonces que proponen una Dian autónoma “y no, como es hoy, una Unidad Administrativa Especial adscrita y dependiente del MinHacienda, ¿esta transformación legal que tendría por finalidad la mejora definitiva en el ejercicio de las funciones de la entidad, aparejada a una mejora de resultados, estará en la agenda del Gobierno Petro?”, agrega Lauren Aguirre Moncada, consultora sénior de Jiménez Higuita Rodríguez Asociados.
“No podrá revivir el impuesto a las remesas, como lo describía en escenarios académicos, dado que las ganancias que los inversionistas extranjeros obtienen de su actividad en el país está gravada”.
“La transformación de la cultura tributaria es lo que realmente necesitamos ahora mismo. Nos hemos acostumbrado a no pagar o cumplir con los impuestos es un privilegio”.
En el método propuesto “cuando se exime la canasta familiar, se reduce la carga impositiva de los pobres, que gastan casi todo su ingreso en bienes y servicios de esa canasta. A su vez, la reducción del impuesto es menor para los ricos, que consumen más bienes de otro tipo, incluidos los de lujo. También se debería eximir del IVA a los pequeños negocios. El umbral por debajo del cual están exentos podría triplicarse, sin que por ello deje de estar alineado con las prácticas internacionales”.
Impuesto a las remesas
En Colombia, el impuesto a las remesas se abolió en 2007, “lo que puso en desventaja a los inversionistas nacionales frente a los extranjeros”, según el documente de los docentes y economistas entre ellos Luis Carlos Reyes. Así que explican que esa situación induce fuga de capitales, bajo la teoría que “es más ventajoso invertir desde el extranjero porque el inversionista del exterior no paga impuestos cuando envía las ganancias fuera del país, y no son patrimonio gravable, como sí lo son para los inversionistas nacionales”.
Así que concluyen que el impuesto a las remesas existe en casi todos los países, incluso hablan de que “no hay razones para que en Colombia no exista este impuesto. Sería sensato que, para los dividendos, cuando se gire el dinero al exterior se aplique una tarifa de 35%, como en Chile”.
Pero para la especialista Lauren Aguirre, “ya no podrá revivir el impuesto a las remesas, como lo describía en escenarios académicos hace unos años, dado que las ganancias que los inversionistas extranjeros obtienen de su actividad en el país está gravada con el impuesto a los dividendos de 10%, sí tendrá por reto balancear, de un lado, la aspiración del Gobierno de aumentar el recaudo y la tributación y del otro, la necesidad del mercado colombiano de mantener y aumentar la inversión extranjera.
Igualmente aclaran los economistas que se trata de una medida más para grandes patrimonios y corporaciones que para bolsillos naturales.
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