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El gerente del Emisor, Leonardo Villar, dijo que con las decisiones de tasas de interés no hay que ser apresurado, sino ser oportuno
Con la mirada puesta principalmente en la inflación para tomar las mejores decisiones en política monetaria, el Banco de la República inició desde hace dos meses un proceso de normalización subiendo las tasas de interés en 75 puntos básicos y aunque la tasa aún es expansiva, la Junta Directiva del Emisor ha señalado que se requiere de un proceso gradual para llegar a los niveles que se tenía desde antes de la pandemia.
En Inside con LR, el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, entregó un panorama del ritmo en el que se deben subir los tipos de interés, además los riesgos que puede enfrentar la economía del país para el próximo año.
La inflación ha venido golpeando incluso a los países desarrollados, ¿cómo analiza este fenómeno?, ¿estamos frente a un tema coyuntural, a raíz de un shock de oferta?
Claramente las circunstancias han cambiado, pasamos de un periodo dramático de contracción económica a una recuperación rápida que se ha dado por diferentes circunstancias en un contexto que ha generado presiones a la inflación en el mundo entero, debido a problemas de oferta, a dificultades de transporte, a problemas logísticos y eso, por supuesto, está afectando los precios a nivel mundial hasta el punto que hoy por ejemplo EE.UU. tiene una tasa de inflación relativamente alta para los estándares de ellos, que es superior a la que tenemos en Colombia y eso genera preocupación.
No creo que estemos cerca, ni mucho menos, de volver a esa instancia de dos dígitos que teníamos en el pasado, pero lo que sí es cierto es que tenemos que adoptar políticas acordes con las nuevas circunstancias y en el mundo entero se está respondiendo con un retiro gradual de los estímulos monetarios que se dieron en el contexto de la pandemia.
¿Qué podemos esperar para 2022 en el ritmo de subida de la tasa del Emisor?
Es muy difícil decirlo ahora porque cada decisión tiene que ir tomándose con la información disponible en el momento en que se toma. El ritmo al que vayamos moviéndonos es totalmente dependiente de los datos que vayamos recibiendo.
Sin embargo, el diagnóstico que hay hoy, con este crecimiento previsto para 2021 de 9,8% y para 2022 de 4,7%, con una recuperación de empleo, es que tenemos que seguir con una política monetaria expansiva, pero cada vez menos y llegar a un nivel de normalidad en el momento en que la economía también llegue a un nivel de producción de ingresos que refleje la producción potencial de la economía colombiana, y la perspectiva es que vamos a llegar a ese nivel a finales del año entrante.
¿No sería más acertado hacer el proceso de normalización un poco más rápido?
El problema con la política monetaria es cuando se toma una decisión hoy, la mayor parte de los efectos se sienten entre 9 y 18 meses después de la decisión, en ese sentido no hay que ser apresurado, sino ser oportuno, moverse con la suficiente antelación y previendo lo que puede suceder en el plazo en el que es relevante la política monetaria.
El problema para nosotros es que cuando la inflación se sube, empiezan a generarse mecanismos de indexación que tienden a hacer difícil que baje posteriormente y por eso algunos países de economías emergentes han aumentado las tasas de interés en mayor nivel. En Colombia, afortunadamente, las expectativas de inflación no para este año, sino vistas para el próximo y para 2023, están muy bien ancladas, eso nos da un margen de maniobra, pero no podemos descuidarnos.
¿Cuáles son los riesgos que observan desde el Banco para que cambie esa cautela en las decisiones?
Podría haber el riesgo de que la economía no creciera tanto como estamos previendo en estos momentos y que se desacelere, por ejemplo, si hubiera una nueva oleada de covid que signifique nuevas restricciones a la movilidad. Hay riesgos de que el empleo no reaccione tan vigorosamente como se puede esperar con un crecimiento de la magnitud que estamos viendo y son riesgos a la baja que podrían hacer que el proceso de ajuste sea más gradual de lo que en principio se está planeando.
Pero también hay riesgos al alza, como el hecho de que subió la inflación en EE.UU., lo cual tiene implicaciones a nivel global por los productos importados y por muchos mecanismos de transmisión de la inflación. Pero también está el riesgo de que la política monetaria de EE.UU., reaccione más rápidamente que lo previsto.
¿Cómo analizan desde el banco del comportamiento del déficit en la cuenta corriente?
Colombia tiene un déficit en cuenta corriente muy significativo y que ha venido aumentando de manera importante, hoy estamos previendo para este un déficit de 5,3% del PIB, eso significa que estamos importando mucho más de lo que exportamos, los ingresos que tenemos son menores que lo que estamos gastando en el exterior y eso es reflejo de que la demanda en Colombia ha venido creciendo a un ritmo mayor al cual ha podido responder.
La preocupación más grande de este déficit surge de que lo estamos observando a pesar de tener precios hoy de los productos básicos que exportamos bastante altos. El reto es controlar ese déficit mediante un incremento acelerado de las exportaciones.
¿Cómo analizan desde el Banco el comportamiento del déficit fiscal y el gasto del Gobierno Central que para este año se podría ubicar en 24,8% del PIB?
El aumento del déficit que vimos en 2020 responde a una política totalmente compresible. Las cifras oficiales sugieren que el déficit aumentaría a 8,6% del PIB, incluso cuando no se contabiliza como déficit la venta de Interconexión Eléctrica, el déficit sería de 10% del PIB. Estas cifras están siendo revisadas, pero hay una parte que hay que pensar con mucho cuidado y es que buena parte del aumento del déficit este año radica en un aumento del gasto público. Es muy difícil mantener ese nivel de gasto si no ajustamos los ingresos. La situación se puede volver realmente complicada.
Hubo un avance importante con la Reforma Tributaria que se aprobó recientemente, pero esos ingresos son muy inferiores a lo que se necesita. En ese sentido, yo diría que el gran reto que tiene la economía Colombia en los próximos años, quizá lustros, es ajustar las finanzas públicas. La proyección que se tiene para 2022 es un déficit de 7% del PIB.
La tasa de desempleo ha venido cayendo, pero el país arrastra grandes retos con un mercado laboral caracterizado por altas tasas de informalidad. ¿Cómo analiza la situación?
Hay dos temas muy diferentes pero vinculados entre sí, uno es el tema estrictamente coyuntural de la crisis que estamos sobrepasando donde la expectativa es que con la recuperación acelerada y con la apertura de sectores que se mantenían cerrados, pueda haber una recuperación del empleo; pero también tenemos grandes retos asociados a las disparidades en el mercado laboral, por ejemplo entre hombres y mujeres, además de la informalidad, lo que requiere avanzar en decisiones que faciliten la formalización.
EL PERFIL
Leonardo Villar se graduó como Economista Cum Laude y Magíster en Economía de la Universidad de los Andes antes de ingresar al London School of Economics, donde obtuvo un Master of Science (M.Sc.) en Economía y adelantó estudios doctorales. Trabajó durante dos años en el Fondo Monetario Internacional como director Ejecutivo de la silla que representa a Colombia, también fue director Ejecutivo de Fedesarrollo, miembro del Comité Consultivo para la Regla Fiscal, codirector del Banco de la República y viceministro de Hacienda.
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