La banca puede optar por acudir a la subasta del BCE de diciembre

La próxima subasta de liquidez condicionada que el BCE tiene previsto celebrar el 18 de septiembre para tratar de que aumente el crédito al sector privado de la eurozona tendrá un coste para los bancos que acudan a ella del 0,25% (el precio oficial del dinero más un diferencial del 0,10%), siempre y cuando el Banco Central Europeo no decida rebajar de nuevo el precio oficial como empieza a rumorearse en los mercados interpretando las recientes declaraciones de Mario Draghi en Estados Unidos.

La cuestión es que, a corto plazo, las entidades pueden obtener los mismos recursos del mismo sitio (el BCE) pero a un tipo de interés mucho más reducido. Efectivamente, el BCE ha convocado una nueva subasta a tres meses que se adjudica hoy mismo, en la que no hay límite de peticiones, y cuyo tipo de interés será la media del precio oficial del dinero durante esos tres meses, es decir, como máximo el 0,15%.

La diferencia del coste entre la subasta a cuatro años que se celebrará en septiembre y la de hoy a tres meses es evidente y favorable para esta última. Si la decisión de acudir a una u otra solo dependiera del plazo sería evidente que garantizarse financiación al 0,25% a cuatro años decantaría claramente hacia cuál de ellas debería tomarse.
Nueva oportunidad

Pero el hecho de que en diciembre volverá a tener lugar una nueva subasta a cuatro años, y que lo que no se haya pedido en la primera se podrá solicitar en la segunda con el límite del 7% de la inversión crediticia al sector privado, excluidas las hipotecas de particulares, puede ahora inclinar la balanza hacia la opción a más corto plazo que, además, es más barata porque no contiene un diferencial sobre el precio oficial del dinero. Máxime si se tiene en cuenta que el vencimiento de la subasta a tres meses casi coincidirá con la resolución de la de cuatro años, lo que permitirá solapar una con la otra sin que quien elija esa opción tenga tensiones de liquidez importantes entre una y otra.

El BCE decidió, en junio pasado, poner en marcha una línea de liquidez extraordinaria, por el plazo y el precio, con dos únicas condiciones: la cantidad de dinero a prestar sería como máximo el 7% del crédito al sector privado, salvo hipotecas, que se podría solicitar en las subastas de septiembre y diciembre; en las posteriores subastas trimestrales los bancos podrán pedir hasta tres veces el crédito neto (nuevas operaciones menos amortizaciones) concedido a lo largo del periodo.

La segunda condición se refiere a que esa liquidez deberá utilizarse precisamente para proporcionar financiación a empresas y particulares. Pero esta es más laxa en la medida en que el control de que efectivamente se cumple se realizará a posteriori ya que los bancos deberán justificar su uso y, si no han incrementado los créditos al sector privado, deberán devolver la liquidez en septiembre de 2016. No tendrán ninguna penalización en el caso de que no puedan demostrar que su financiación al sector privado se ha incrementado en esas cifras.

Los bancos que quieran acudir a las subastas trimestrales, que tendrán las mismas condiciones que las de septiembre y diciembre, deberán haber participado en alguna de ellas porque la transformación en créditos al sector privado de la liquidez así obtenida será la que determine la capacidad para obtener más recursos del BCE. Por eso se considera que, en todo caso, los bancos acudirán al menos a una de ellas pero hay quien piensa que, por costes, será mejor hacerlo en la de diciembre.