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ECONOMÍA

“La aprobación de la reforma tributaria es una cuestión de importancia prioritaria”

martes, 6 de diciembre de 2016
Foto: Colprensa
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María Carolina Ramírez Bonilla

¿Cuál es su visión del crecimiento económico del año 2016 y de las perspectivas para el 2017?
 Con base en los datos del tercer trimestre del año, puede esperarse que el crecimiento del PIB del 2016 sea del orden de 2%. Esa cifra es menor que la del 2015 y es inferior al potencial de crecimiento de la economía. Tomada de manera escueta, podría considerarse decepcionante. Si se coloca dentro del contexto internacional, en particular el de América Latina, y se tiene en cuenta la magnitud de los choques que ha recibido la economía del país, ese desempeño puede considerarse aceptable, si no satisfactorio. El país ha tenido que hacer un fuerte ajuste al deterioro de los términos de intercambio por concepto de la caída de los precios de los commodities, además de asimilar los choques originados en el fenómeno del Niño y otros. El ajuste se tradujo en la reducción del ritmo de actividad económica, el aumento de la tasa de cambio y en el nivel general de precios, así como en la reducción del gasto público. Como aspecto positivo, el ajuste se ha logrado hacer sin causarle un grave daño al consumo de los hogares o al nivel de empleo. Tal como sucede con la forma como la guadua responde a un vendaval sin romperse, la mezcla de resistencia y flexibilidad le ha permitido a la economía colombiana sortear situaciones adversas. En este caso, la tasa de cambio flexible, la política fiscal y la política monetaria han contribuido a inducir el ajuste sin mayores traumatismos. A su turno, el sector productivo ha sabido adaptarse a las nuevas circunstancias.

Para el año 2017, es previsible que ocurra una ligera reactivación económica, impulsada por las obras civiles, la puesta en marcha de los programas de inversión de los gobiernos sub-nacionales, la mejoría en los términos de intercambio del país, la agricultura y la industria. El ritmo de crecimiento esperado puede estar en un rango entre 2.5% y 3%. Esto presupone que no se presentarán grandes desequilibrios macroeconómicos, que se mantendrá la disciplina fiscal y monetaria, que el país conservará el grado de inversión y que seguirá teniendo acceso al financiamiento externo, en condiciones razonables. Por lo tanto, considero que la aprobación de la reforma tributaria puesta a la consideración del Congreso Nacional por el Ministro de Hacienda, es una cuestión de importancia prioritaria.

¿El Banco de la República debe bajar la tasa de interés?
Estoy de acuerdo con empezar a reducir la tasa de interés de intervención, pero no de inmediato. Ése es un tema para el año 2017. La prioridad debe seguir siendo colocar la trayectoria de inflación dentro de un rango entre 2% y 4% anual. Todavía falta recorrer un trecho para que las expectativas de inflación se sitúen en la proximidad de 3% anual. A pesar de la moderación registrada en los precios de los alimentos, la inflación central está en 6% anual. La inflación de 5.5% anual, esperada para el 2016, supera con creces la parte superior del rango meta. La forma como el Banco de la República contribuye al crecimiento sostenible, al empleo y al bienestar social es cumpliendo con el propósito de mantener una inflación baja y estable.

¿El estancamiento de las exportaciones de manufacturas es atribuible al fracaso del aparato industrial?
Estoy en desacuerdo con las manifestaciones de pesimismo exportador y de deterioro industrial que han surgido a raíz de la falta de dinamismo de las exportaciones de manufacturas. La imagen de un aparato industrial raquítico, sin posibilidades de competir internacionalmente, debe rectificarse antes de que se incorpore a la sabiduría convencional. Un diagnóstico deficiente puede dar lugar a recomendaciones de política equivocadas. El análisis del esfuerzo exportador debe hacerse teniendo en cuenta los cambios que ha producido la inserción del país en la economía internacional. El sector empresarial moderno colombiano ha incursionado con notable éxito en los mercados externos, pero lo ha hecho de una manera diferente a la de los años sesenta, cuando el objetivo era estimular la exportación de bienes distintos del café. El enfoque exclusivo sobre la cantidad de cosas tangibles que se exportan desde el país es incompleto.  Omite formas novedosas de conquistar mercados externos y hace caso omiso de la exportación de servicios, que está adquiriendo importancia creciente.

Se acaba de publicar el libro Bitácora de una Multilatina, cuyos autores, Carlos Enrique Piedrahita, Mauricio Reina y Amira Abdultaif explican la forma como Nutresa incrementó sus ventas en el exterior de US$ 44.5 millones en el año 2000,(4% de las ventas totales), a US$ 1098 millones en el 2015, (38 % de las ventas totales), estableciendo plataformas productivas en el exterior y vendiendo alimentos procesados en Estados Unidos, Chile, Perú, Centroamérica y Malasia. Ése no es un caso aislado. Argos se ha convertido en el cuarto productor de cemento y el tercer productor de concreto de Estados Unidos. Ejemplos similares en el exterior pueden citarse para las plantas de cerámica del Grupo Corona, de papeles suaves de Familia y la planta de yogur de Alpina en Nueva York, entre otros. Esas ventas en el exterior son cuantiosas y responden a un esfuerzo empresarial vigoroso. Los ingresos provenientes de esas inversiones no se registran en la balanza comercial, sino en la cuenta de servicios y en la cuenta de capital.

Las adquisiciones en el exterior no se limitan a la producción de bienes. El Grupo Sura tiene una presencia significativa en América Latina en los sectores de administración de pensiones y de seguros. Bancolombia, Banco de Bogotá y Davivienda tienen una posición destacada en el sistema financiero de Centroamérica. ISA, EPM y Celsia tienen actividades de transmisión y generación de energía eléctrica en el exterior. En algunos de estos ejemplos, lo que se está exportando son servicios técnicos, servicios financieros, capacidad de gestión y conocimiento, ítems escasos y bien remunerados. Indisa, merecedora del premio al mejor exportador el año pasado, es una firma con filiales en el exterior que exporta servicios de ingeniería de diseño industrial. La atención médica y odontológica de pacientes extranjeros es una exportación de servicios de alto valor. El turismo internacional debe generar ingresos por unos US$ 4.000 millones este año. Todo esto refleja capacidad exportadora, así no aparezca en las estadísticas de comercio exterior.

Dentro de este orden de ideas, discrepo del comentario de un académico latinoamericano de que el enorme perjuicio causado al tejido industrial por el dólar a 1800 pesos destruyó la capacidad para aprovechar la tasa de cambio actual. Allegro ma non troppo. El dólar barato obligó a las industrias a reducir costos y elevar productividad para competir con las importaciones, pero no las destruyó. El peso fuerte les permitió a las empresas adquirir tecnología, modernizar sus equipos y comprar activos productivos valiosos en el exterior. La propensidad a importar que indujo el dólar barato se está revirtiendo ahora. Las empresas están acudiendo a proveedores nacionales para adquirir insumos y piezas que antes se importaban. La sustitución de importaciones resultante está impulsando la actividad manufacturera. El sector industrial está atendiendo las necesidades del mercado interno antes de enfatizar la actividad exportadora.

¿Cuáles son las perspectivas del TLC con Estados Unidos en el gobierno de Donald Trump?
Considero poco probable que el nuevo gobierno quiera modificar el TLC con Colombia. La relación comercial de Estados Unidos con Colombia es complementaria, más bien que conflictiva. Conlleva ventajas para ambos países. Colombia representa un mercado atractivo para las exportaciones estadounidenses de cereales de soya, de manufacturas y bienes de capital. Las exportaciones colombianas a Estados Unidos no desplazan producción local. Las inversiones colombianas en los sectores de materiales de construcción y alimentos procesados generan empleo en Estados Unidos. Entidades financieras con influencia en Washington, como J.P.Morgan y Goldman Sachs, tienen relaciones cordiales con el sector empresarial colombiano y con el gobierno. Hay abundantes razones que llevarán al nuevo gobierno a concluir que, desde el punto de vista del interés nacional, a Estados Unidos le conviene mantener el TLC vigente y seguir fortaleciendo los vínculos económicos con Colombia.

Quién cree que puede ser el sucesor de José Darío Uribe en el Banco de la República?
La elección del próximo gerente general, prevista para el 12 de diciembre, es la decisión más importante que tomará la Junta Directiva del Banco de la República este año. El Banco desempeña un papel crucial para la estabilidad macroeconómica del país. Quien lo dirige influye directa o indirectamente sobre los lineamientos de la política económica nacional. En compañía del Ministro de Hacienda, representa a Colombia ante los organismos internacionales de crédito, la comunidad financiera y los inversionistas extranjeros. Si bien el nombramiento es por cuatro años, lo normal es que se le reelija por los dos períodos adicionales permitidos. Por lo tanto, es previsible que el próximo gerente represente al Banco durante los doce años siguientes. Dicho esto, en vez de referirme a nombres de personas, prefiero señalar las características que debe reunir el próximo gerente del Banco:

1. Ortodoxia. Entiendo por ortodoxia el compromiso firme con la defensa de la moneda sana, es decir, con el objetivo de tener una inflación baja y estable. Lo cual lleva implícito el compromiso de defender a toda costa la independencia del Banco de la República. Los intentos de los gobiernos de algunos países latinoamericanos de promover el desarrollo o financiar el gasto público con emisión, han terminado en desastres. Colombia debe abstenerse de imitarlos.

2. Familiaridad con la Junta Directiva y los cuadros técnicos del Banco. La forma colegiada de toma de decisiones y la naturaleza de la interacción con el equipo técnico privilegian a candidatos que no sean percibidos como extraños a la institución. La tecnocracia del Banco tiene sus peculiaridades y su manera de entender la autoridad. Resiente la perspectiva de verse dirigida por un paracaidista.

3. Prestigio y reconocimiento nacional, así como facilidad de expresión. Se sobrentiende que el candidato seleccionado debe ser un buen técnico, con las debidas credenciales académicas, estudios de posgrado en el exterior y dominio del inglés. Ésos son requisitos indispensables. Pero no son suficientes. El gerente del Banco debe desempeñarse con esmero ante las comisiones económicas del Congreso, interactuar con el alto gobierno y tener un trato fluido con la comunidad financiera internacional. Sus presentaciones formales, lo mismo que sus intervenciones en foros académicos o gremiales, suministran elementos de juicio a los agentes económicos y a la opinión pública. Sin necesidad de tener experiencia política, debe tener la habilidad, o si se quiere, la cancha, para saber sortear las celadas que le tienden a veces los periodistas nacionales o extranjeros. 

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