Exceso de trabajo, ¿el talón de Aquiles de Germán Vargas Lleras?

En primer lugar demuestra que no es fácil manejar un sector como el de la infraestructura, que dispone de un presupuesto superior a los 80 billones de pesos, algo así como la tercera parte del Presupuesto General de la Nación de este año. 

De hecho, para cumplir su agenda, en el último mes el vicepresidente ha realizado 29 viajes, recorrido 28 departamentos y visitado 53 municipios, y no solo inaugurando obras, firmando contratos y poniendo primeras piedras. 

“A todos los sitios donde va, el vicepresidente se reúne con la comunidad, escucha sus necesidades, las comenta con los Alcaldes y Gobernadores para buscarles solución, y las incluye en su agenda de trabajo”, destaca el senador de Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, partido político del que Vargas es su alma y nervio. 

A ello se suma que Vargas coordina directamente la ejecución de planes y proyectos clave de vivienda gratis, agua potable, energía, carreteras, puertos, ferrocarriles y navegabilidad. 

“Es inaudito que un político en Colombia se enferme por trabajar tanto. Este Gobierno nos ha demostrado que la figura vicepresidencial sirve para algo distinto a poner votos”, agrega el catedrático y politólogo Ancízar Marroquín. 

Sin embargo, el vicepresidente también se agota, como cualquier persona. Por eso el presidente Juan Manuel Santos este jueves le envió un mensaje directo: “Le di instrucciones precisas que descansara, que llevara un régimen de vida un poco más sano, que hiciera más ejercicio”. 

Detrás de este mensaje presidencial se esconde un objetivo político de fondo: las elecciones de 2018. 

Para el ex ministro del Interior Armando Estrada Villa “es claro que tarde o temprano los detractores políticos del hoy vicepresidente le sacarán a relucir el desmayo en Bucaramanga como lo hicieron en su momento con el de Noemí Sanín, con el principio de alzhéimer de Antanas Mockus o el accidente cerebro vascular de su antecesor, Angelino Garzón”. 

Por eso considera que Vargas debe atender las recomendaciones médicas para cuidar su salud, pues nada fácil pinta la campaña presidencial de 2018, sobre todo si se tiene en cuenta que la Unidad Nacional ya no es tan sólida y la baraja de candidatos promete ser generosa. 

“Afortunadamente, el parte médico de Vargas Lleras no es preocupante, pero es cierto que está sobrecargado de trabajo. Pero sí debería revisarse la incompatibilidad entre sus funciones como Vicepresidente, jefe de Cambio Radical y su próxima campaña política a la Presidencia”, considera el catedrático de Eafit Jorge Giraldo Ramírez. 

El poder del vicepresidente

El senador Motoa recuerda “los cientos de mensajes de solidaridad” que ha recibido el vicepresidente Vargas “de todos los sectores sociales y políticos” a raíz de su estado de salud. 

“Mucha gente del común sabe que el país necesita una persona de su talante, un líder que ha mostrado compromiso, que no se queda en Bogotá sentado en una cómoda silla sino que se reúne con la gente, que si tiene muchas responsabilidades es porque el presidente sabe de sus capacidades”, añade el parlamentario. 

Germán Vargas Lleras “tiene mucho poder, es un copresidente, porque el jefe de Estado se encarga de los temas internacionales y de paz, todas las otras responsabilidades le toca asumirlas a él”, dice el catedrático de Eafit. 

El vicepresidente no solo maneja una chequera de $80 billones. De su despacho también dependen los Ministerios de Vivienda y Transporte, la Aeronáutica Civil, el Instituto Nacional de Vías, la Agencia Nacional de Infraestructura, y tiene fichas claves en las Superintendencias de Industria y Comercio y de Notariado y Registro y hasta el Fondo Nacional del Ahorro. 

Eso sin contar con la tercera bancada más grande del Congreso: nueve senadores y 16 representantes a la Cámara. En las pasadas elecciones territoriales Cambio Radical sacó más de un millón de votos, que le permitieron hacerse con candidatos propios a las Gobernaciones de Amazonas, La Guajira, Magdalena, Sucre, y Vaupés, y la del Huila en coalición. 

También consiguió las Alcaldías de Mitú, Arauca, Cúcuta, Valledupar, Riohacha, Santa Marta y repitió en la de Barranquilla, además de apoyar a los candidatos ganadores en Bogotá y Cali. 

Un año más intenso de trabajo

Los observadores también creen que el ritmo de trabajo del Vicepresidente no bajará ostensiblemente, pues en la reforma constitucional de Equilibrio de Poderes quedó establecido que si este funcionario quiere participar en los comicios presidenciales debe renunciar un año antes. 

Es decir, a Vargas le quedaría un año en el cargo a partir de ahora para cumplir todas sus metas, pues con seguridad tendrá que tomarse unos meses sabáticos (posiblemente de enero a mayo de 2017) para preparar el lanzamiento oficial de su campaña. 

“Si el vicepresidente maneja todo el tema de infraestructura, que es el que más mueve la economía del país, es porque ese fue el acuerdo con el presidente Santos cuando lo acompañó en la fórmula electoral. Toda esa visibilidad mediática no solo es parte de la dinámica de la Administración, sino es la plataforma para su nueva campaña política”, afirma el analista Juan Manuel Charry. 

Con todo, los expertos consultados coinciden en que para cumplir las metas que se ha propuesto, Vargas Lleras ha tenido que superar varios impasses, como el que tuvo hace poco con el Ministro de Hacienda por cuenta de la desfinanciación de algunos proyectos importantes para el Ejecutivo. 

“Vargas se está posicionando desde ya en el partidor presidencial para 2018, y eso genera rasquiña en los otros partidos que han anunciado que irán con candidato propio”, concluye el catedrático Marroquín.