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Su autor es el francés Thomas Piketty, quien con su obra despertó una intensa polémica mundial sobre la que él denuncia como exagerada acumulación de capitales en los últimos años, hecho que ha significado el incremento de la desigualdad social, incluso en los países más desarrollados.
Cerca de Piketty y de su trabajo ha estado la colombiana Juliana Londoño Vélez, economista, actual estudiante de Ph.D en Berkeley, exconsultora del Ministerio de Hacienda e hija de Juan Luis Londoño de la Cuesta, quien falleció en 2003, cuando era Ministro de Protección Social.
Juliana Londoño habló con Colprensa sobre esa relación con el autor de moda en el mundo, sobre sus opiniones acerca del análisis del economista francés y sobre cómo ella interpreta la desigualdad en el caso colombiano.
¿En qué consistió su trabajo con Thomas Piketty?
Comenzó durante mi maestría en Paris School of Economics, donde él fue profesor mío de cursos sobre economía pública y economía de la desigualdad. Siempre he tenido un interés por estudiar la distribución de ingreso en países con alta concentración, como Colombia. Mi tesis de maestría, asesorada por Thomas Piketty y por Facundo Alvaredo, buscó estudiar el fenómeno de la desigualdad de ingresos y patrimonios con datos poco explorados en Colombia: los de las declaraciones de renta (la tesis está disponible en http://piketty.pse.ens.fr/files/LondonoVelez2012MasterThesis.pdf). Luego, Facundo y yo continuamos trabajando juntos y terminamos siendo co-autores de un paper sobre el que Piketty siempre hizo supervisión; sus comentarios fueron claves a lo largo de todo el proceso.
El trabajo que ha hecho Thomas Piketty con sus colegas, en particular Facundo Alvaredo (investigador de Oxford y Paris School of Economics), Anthony Atkinson (Profesor de la Universidad de Oxford) y Emmanuel Saez (Profesor de la Universidad de California, en Berkeley) ha sido innovador para entender la desigualdad, pues utiliza datos impositivos para analizar la evolución de la concentración del ingreso a largo plazo. A diferencia de las encuestas de hogar, los datos impositivos tienen la ventaja de que permiten capturar mejor los cambios que ocurren a lo alto de la distribución del ingreso. Estos economistas han aplicado el mismo método de evaluación en más de 28 países, tanto desarrollados como en vía de desarrollo. Colombia, ahora, es uno de ellos. (Resultados, disponibles en http://topincomes.parisschoolofeconomics.eu/)
¿Cómo interpreta el escándalo mediático que ha generado la publicación de ‘El capital en el Siglo XXI’?
Creo que el libro salió en un momento muy importante en los Estados Unidos. Con la crisis de 2008-2009 se cuestionó fuertemente la responsabilidad que tuvieron quienes trabajan en el sector financiero.
El debate público se tornó hacia las remuneraciones exorbitantes que reciben y el poder de lobby que tienen para reducir la carga de impuesto de renta en los Estados Unidos, en un momento en que el ciudadano americano promedio estaba luchando por mantener su trabajo y pagar sus cuentas al final del mes. El movimiento de ‘Occupy Wall Street’, las declaraciones de Warren Buffet sobre el impuesto de renta y, en general, el debate sobre el top 1 % versus el resto, se enmarcan dentro de este cuestionamiento que hubo sobre los culpables de la recesión, la disparidad de ingresos y la progresividad en la política tributaria. Luego el libro de Piketty sale a la luz pública con un argumento muy claro y que resonó tanto entre académicos (que desde hace tiempo alertan sobre el aumento de la concentración de ingresos) y ciudadanos del común.
¿Todas las tesis planteadas en el libro se adecúan a la realidad de Colombia?
Por supuesto que cada país tiene sus propias especificidades y el caso de Colombia no es una excepción. En el paper que mencioné antes se explica en detalle cómo entendemos nosotros el caso colombiano.
Algunas críticas hechas al libro se deben a fuentes que usó, como novelas escritas en los siglos XVII o XVIII. ¿El uso académico de esos textos le resta seriedad o le da más valor al trabajo?
Las referencias a novelas clásicas hacen más fácil que el público general se identifique mejor con los argumentos presentados por Piketty. La seriedad académica la encontrarán en las decenas de artículos que Piketty ha publicado en las revistas científicas más prestigiosas del mundo.
¿Cuál es la razón de la desigualdad mundial?
Nadie mejor que Piketty para responder esa pregunta. Sin embargo, vale la pena resaltar que América Latina ha tenido un lugar “destacado” al mantener altísimos niveles de desigualdad en comparación con otras regiones del mundo. El fenómeno de la alta desigualdad en América Latina ha sido extensamente estudiado por investigadores. Las explicaciones, que son variadas, incluyen desde las instituciones extractivas, que tenemos arraigadas desde la época colonial, hasta la política tributaria, que es muy débil. Sin embargo, estudios en años recientes han mostrado que la desigualdad en la región ha caído.
Las políticas de transferencias condicionadas (Bolsa Familia en Brasil, Familias en Acción en Colombia, Oportunidades en México) han jugado un rol importante. Además de la desigualdad en la distribución del ingreso de capital y del patrimonio, mucha de la desigualdad en Colombia se origina en el mercado laboral. La informalidad es alta y, entre los empleados formales, aquellos con educación superior ganan mucho más que el resto. La desigualdad en el acceso a educación de alta calidad también exacerba la dispersión de ingresos. Además, el sistema tributario hace muy poco por reducir la desigualdad. Sin duda alguna, la violencia política y el desplazamiento forzoso también han incidido en aumentar la pobreza y la desigualdad; algunos estudios sugieren que la distribución de tierras –un componente importante de la desigualdad de patrimonio– ha aumentado en el país. Será interesante ver cómo la Ley de Víctimas y una eventual negociación de la paz incidirán en la distribución de tierras.
¿Está ‘condenada’ Colombia a no encontrar soluciones a la desigualdad distintas a las de violencia o de ilegalidad?
Por supuesto que no. Por el contrario, en el estudio que he mencionado proponemos maneras concretas de reducir la desigualdad a través del sistema tributario. Además, el año pasado la OCDE realizó un estudio sobre Colombia en el que se le hizo una crítica al sistema de impuestos y transferencias y se formularon propuestas de cambio. El estudio concluyó, por ejemplo, que el sistema tributario en el país tiene un impacto redistributivo muy bajo. Los impuestos como porcentaje del PIB son muy bajos en comparación con países desarrollados. Los impuestos indirectos, como los impuestos al consumo, representan la mayoría del recaudo en el país.
Esto limita la progresividad del sistema tributario, pues, a pesar de las exenciones que tiene el IVA sobre la canasta básica del consumo, estos impuestos son ampliamente regresivos. Además, el impuesto de renta de personas naturales se caracteriza por una gran cantidad de beneficios tributarios que erosionan la base imponible, favorecen a los más ricos y aumentan las oportunidades de evadir impuestos. Los dividendos, por estar gravados en cabeza de sociedad, no están gravados a nivel de personas naturales; esto evita la doble tributación, pero reduce la progresividad del sistema tributario. Finalmente, para desincentivar la evasión, el gobierno redujo la tasa impositiva de las ganancias ocasionales al 10%, lo que reduce el potencial redistributivo del impuesto. Infortunadamente, algunas de las iniciativas del gobierno actual de mejorar la progresividad del sistema tributario se han enfrentado a una gran oposición política. La propuesta de sustituir la exención del IVA a la canasta básica de consumo por un sistema de transferencias más focalizadas no tuvo acogida y la iniciativa de gravar las pensiones no pasó en el Congreso.
En marco de estas reflexiones, ¿cuál cree que es el papel que tiene que jugar el Estado?
En Colombia algunos subsidios condicionados reducen pobreza y la desigualdad de ingresos. Estudios han mostrado que Familias en Acción ha mejorado la salud de los niños y ha incidido en el aumento de acceso a la educación secundaria, especialmente entre niños de 12-17 años y en zonas rurales. La deserción escolar en niños de familias de bajos ingresos también se ha reducido. Sin embargo, la diferencia en el nivel educativo es alta entre los jóvenes de familias de ingresos altos e ingresos bajos. Los más educados disfrutan de una prima salarial que exacerba la desigualdad de ingresos.
Los resultados de la prueba PISA muestran que los estudiantes de familias de ingresos bajos obtienen resultados muy bajos. Mejorar la calidad de la educación deberá ser una prioridad del gobierno. Cabe acá mencionar que el Sistema Público de Empleo, que busca conectar mejor la oferta y demanda de trabajo en el país, podrá ayudar a reducir la brecha que existe en el mercado laboral, en donde los empleos se consiguen más por ‘palancas’ y menos por vías meritocráticas y así excluyen a una gran porción de la población de encontrar empleo.
Esa es una excelente iniciativa del gobierno. Además, la cobertura de pensiones es muy baja en Colombia, lo que deja a muchos adultos vulnerables al llegar a la tercera edad. También está concentrada entre los altos ingresos, pues más de tres cuartas partes van al quintil más alto. Así, el sistema de pensiones es altamente regresivo y aumenta la desigualdad de ingresos en Colombia. Finalmente, el sistema de subsidios cruzados en el sistema de servicios públicos domiciliarios está mal focalizado, en gran parte porque el sistema de estratos con frecuencia no refleja la situación socio-económica del hogar.
La caída de este mes alcanzó niveles similares a los principios de este año. De las 39 actividades, 27 reportaron números rojos
Además, el mandatario colombiano aseguró, por medio de su cuenta de X, que el gobierno actuará con el fin de impedir un default
El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano De La Rosa, resaltó que la infraestructura hotelera pasó de 140 a 300 establecimientos