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ANALISTAS 15/01/2025

Líder

Yamid Amat Serna
Creador conceptual

¿Se encuentra el mundo frente a una crisis profunda en la concepción de liderazgo?

Los tiempos son cambiantes y así mismo lo son los desafíos, pero nada tendrían que ver los requerimientos en transformaciones sociales, económicas y tecnológicas entre tantas otras, con que la calidad del liderazgo se vea tan profundamente afectada, a no ser, eso sí, que estemos enfrentando una gran crisis humana por encima de todas las anteriores, pues cuando levantamos la mirada y revisamos el concepto y quienes “encarnan” en diferentes latitudes del planeta, incluida de hecho la nuestra, lo que debería ser un gran atributo y por supuesto una gran responsabilidad, encontramos más distorsiones que esperanzas, lo que ha constituido un evidente deterioro de todo lo que representa la simbología profunda de un gran líder.

Hoy encontramos, en diferentes ámbitos de nuestra sociedad, más que sabiduría, prudencia, justicia, humildad, coraje, fortaleza, templanza, empatía, integridad, gratitud, responsabilidad y trascendencia, un enorme culto a la personalidad en el cual esas figuras se preocupan más por su popularidad que por el bienestar colectivo, una gran desconexión ética, en la que lo único importante es el resultado a corto plazo, una inmensa arrogancia y anhelo excesivo de poder, lo que hace que se pierda la confianza en las instituciones, y un profundo vacío de integralidad, lo que solo advierte silencio y erosiona cualquier posibilidad de inspiración y como es obvio dinamita la capacidad de brindar soluciones correctas en momentos complejos.

El mundo necesita una inminente recomposición del liderazgo, en ese orden de ideas tratando de encontrar fuentes que alienten y motiven, se ha movilizado mi inquietud e investigación, en ese camino de búsqueda permanente, encontré un bello testimonio y planteamiento, se lo oí al Lama Khenpo Rinchen Gyaltsen, monje budista director de la Fundación Sakya y del Centro Budista Paramita en España, quien tiene como misión transmitir con rigor las enseñanzas de Buddha por el mundo y quien pasó por Colombia recientemente. Llamó muy poderosamente mi atención un módulo de su ejercicio en el que habla de liderazgo y plantea lo siguiente: “la fuerza de un líder es la bondad”

Define la bondad como la capacidad que tiene un individuo de guiar a otra persona para llevarla a un mejor resultado, para que pueda ser mucho más autónomo y autosuficiente, para no ser súbdito y para lograr realizar su visión de la existencia.

El desarrollo de la bondad, según él, cultiva en los demás la posibilidad de ir más allá del deber, de evitar el auto engaño, las proyecciones falsas y las fantasías, es la posibilidad de entrar en un mundo más profundo, en el que no altera al hombre ver prosperar al otro, el liderazgo bondadoso es noble, es aquel que no se hace perpetuar o que quiere establecer fenómenos de dependencia, es el que alienta las virtudes humanas y despeja las temerosas necesidades de validación y protagonismo, ese liderazgo inspira, e invita bajo el manto de la dulce humildad a no perderse en el deseo de acumular poder o imponer autoridad, entiende que su función como su vida, es transitoria, no busca engrandecer su figura, nos recuerda que la bondad es una cualidad relacionada con el cómo se hacen las cosas, es decir, interesarse realmente por el bienestar del otro, hacer posible que las herramientas propias puedan ser recursos para mejorar la vida de otro, pero de forma incondicional.

Resignificar el concepto de liderazgo podría ser también resignificar el concepto de bondad, me pregunto: ¿es posible que lo apliquemos en nuestro entorno, no es hora de involucrarlo en las tareas pendientes de esta vida?

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