MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Aun cuando la economía colombiana está creciendo más que algunos de sus pares, se está desacelerando. Las proyecciones oficiales de crecimiento del PIB para este año oscilan entre 2,8% según el Banco de la República y 3,6% según el Gobierno. La diferencia radica principalmente en el desempeño de la inversión. El Gobierno es optimista en sus expectativas de inversión este año y el próximo al asignarle un efecto importante (1,5 pps de crecimiento adicional) a la ejecución de las obras que hacen parte del programa de inversión en infraestructura de transporte, 4G. Así mismo, el Gobierno espera que la inversión pública en el sector de vivienda ($3,5 billones al año) de fruto a través de mayor empleo y dinamismo del sector de la construcción.
El Emisor, por otro lado, ve con mayor preocupación el efecto del choque de términos de intercambio sobre el sector privado. La depreciación del tipo de cambio y la mayor incertidumbre pueden desestimular a la inversión privada, limitando el crecimiento.
De esta manera, la variable clave que determinaría cómo le va a la economía en los próximos dos años es la construcción. Si nos va bien, la economía podría crecer hasta 3,8% en 2016, jalonada por la infraestructura. Sin embargo, hay relativo consenso sobre la fragilidad del resto de la economía, y esto es preocupante.
La industria lleva cinco trimestres consecutivos contrayéndose y sólo en los últimos dos meses comenzó a crecer. De hecho, el comportamiento de la industria ha sido mediocre desde hace varios años. Nunca se recuperó totalmente después de la crisis de 2009 y no fue posible sustituir del todo al mercado venezolano. El sector de ensamblaje de vehículos, que jalonó el crecimiento de la industria antes de 2006, crece cada vez menos. La participación de la industria en el PIB se redujo de 14,5% a 11% entre 2007 y 2014, y, actualmente el desempeño del sector depende en gran medida de la Refinería de Cartagena, que representa casi 20% de la producción industrial. Por lo tanto, a pesar de la fuerte depreciación del tipo de cambio, las exportaciones industriales aun no despegan.
El petróleo sigue siendo el principal producto de exportación en Colombia, representando casi 40% de las exportaciones totales, lo que ha demostrado ser una gran vulnerabilidad de la economía. La caída en el precio del petróleo llevará el déficit en cuenta corriente a cerca de 6% del PIB éste año.
El crecimiento de la economía colombiana actualmente depende principalmente del sector no transable (construcción), mientras que el sector transable se contrae. La alta dependencia en el petróleo nos hace demasiado vulnerables a los vaivenes del precio internacional. Este es un modelo frágil que no es sostenible en el largo plazo.
Crecer sistemáticamente a tasas superiores al 4% depende de que se puedan vender productos y servicios colombianos, diferentes al petróleo, en el exterior. Esto a su vez requiere de incrementos en productividad para lo cual se necesita infraestructura, educación y menores costos de producción. Se necesita atraer inversión masivamente mediante un entorno macroeconómico estable, un sistema tributario competitivo y predecible e instituciones que promuevan el emprendimiento y la competencia.
La inversión en infraestructura de transporte promovida por este gobierno es un paso para incrementar la productividad, pero aun es mucho lo que falta por hacer para alcanzar una estructura productiva equilibrada que resulte en crecimiento sostenible de largo plazo.