Leer a los autores clásicos, probar los nuevos modelos

Leer a Yuval Noah Harari es sentarme alrededor de la hoguera a oír al sabio de la aldea. Imagino su voz guiándonos mientras la madera crepita. Me arropo asustado al escucharlo educarme sobre escenarios futuros para la humanidad. No es solo deslumbrante, es también desbordante dada la magnitud y la imprevisibilidad de lo que se cierne.

En gran medida el devenir está fuera de mi control. El futuro va a ser impactado por la aceleración y adopción de la Inteligencia Artificial y determinado por los modelos políticos, sociales y económicos que se impongan. Puedo dormir tranquilo entonces sabiendo que lo que lea, así lo escriba Yuval, lo que yo piense o lo que yo haga tendrá un impacto limitado en el mundo que nos toque vivir.

Leer pronósticos es inútil. La velocidad de cambio es tal y la incertidumbre es tanta, que no pasa de ser ciencia ficción. Puede ser utópico o distópico dependiendo de a quién lea, pero es ante todo, irrelevante. Puedo aterrarme si leo a Nick Bostrom, a Geoffrey Hinton o a Mo Gawdat. Son brillantes, su racionamiento bien fundamentado y sus preocupaciones válidas, pero el impacto de sus predicciones es tal que puede paralizarme. En términos prácticos, y guardando las proporciones, su efecto es el mismo que ver “Blade Runner” de Ridley Scott, “Ghost in the shell” de Masamune Shirow o “Matrix” de los hermanos Wachowski.

Voy a elegir leer los clásicos. Platón nos enseña a pensar de manera lógica, exaltando la reflexión profunda en la búsqueda de una vida virtuosa. Marco Aurelio nos educa a mantener nuestro ánimo en paz independientemente de las tribulaciones que enfrentemos. Dostoievski nos permite explorar la profundidad del alma humana, la moralidad, el mal y la fe. Víctor Hugo no nos deja olvidar la justicia social, el amor y la compasión. Cualquier escritor que haya sobrevivido las modas de pensamiento y cuya obra se haya mantenido impresa por siglos me permite explorar los fundamentos de lo que es ser humano independientemente del contexto. Su obra sobrevivió la caída del imperio romano, la revolución rusa o la revolución francesa, así que ante cualquier escenario que materialice la revolución de la inteligencia artificial, tengo confianza en que me permitirá entender la esencia del homo sapiens, ya sea en un futuro digital de convergencia o en uno análogo de divergencia humano-máquina.

Voy a escoger educarme de manera práctica en los modelos de Inteligencia Artificial. Hacer más que leer. Generar reportes de investigación usando Gemini Deep Research. Editar imágenes usando Nano Banana. Crear código usando Claude Code. Hacer lluvia de ideas usando ChatGPT. Voy a pasar menos tiempo viendo videos de cómo va ser el futuro del trabajo usando LLMs, y más tiempo ejecutando tareas apalancado en ellos. Quiero aprender a generar mis propios agentes para automatizar tareas comunes, y potenciar la educación propia y de mi familia aprovechando plataformas como Khanmigo. Quiero poder ser la versión más efectiva de humano que puedo ser, poner al servicio de mi mente mamífera la potencia de procesamiento de los algoritmos inorgánicos.

Leía hace poco que reemplazar al humano va a ser difícil: los modelos LLM son un acercamiento probabilístico a la mejor respuesta promedio a una pregunta específica, y el hombre es en esencia un individuo no-promediable, es imposible simular a cada uno de nosotros, a nuestra peculiaridad. El foco entonces es ser la mejor versión de mí mismo, y para eso, miraré hacia atrás para explorar la profundidad de la esencia humana en los clásicos, y usaré la tecnología disponible para expandir mi capacidad analítica. Eso me prepara para adaptarme a cualquier escenario que Yuval en su sabiduría proponga.