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Analistas 15/10/2020

Caribe renovable

Simón Gaviria Muñoz
Exdirector de Planeación Nacional

Era intensa la hostilidad contra Electricaribe, los que tenemos familia costeña entendemos. Al año había 124 horas de apagón, para algunos más de 750 horas. Las 114 idas de luz destruyeron los electrodomésticos. El antiguo dueño tenía que invertir anualmente $700.000 millones para mantenerlas, a duras penas llegaban a 20%.

Las redes están vueltas trizas. Se trató de interesar a más de 23 inversionistas. Después de mucho forcejeo, dos acordaron inversiones por más de $13,2 billones. El éxito de Afinia y Air-e no solo será clave para el Caribe, si se logra normalizar, vendrá una revolución de energías renovables.

Del potencial nacional de 30.000 MW de eólica, 67% está en el Caribe, más si se contara costa afuera. El viento de La Guajira y Galerazamba es de talla mundial. En solar, 92% de las áreas con luminosidad para producir 5,5 kw/h por m2 están en la región. Según la Upme, de los 22.564 MW de proyectos solares y eólicos, 62% están en el Caribe. El problema es que estas 307 solicitudes de conexión para proyectos renovables no logran luz verde. La antigua red de Electricaribe no los puede soportar.

En vez de incentivar la inversión en redes eléctricas, la regulación de la época remuneraba la capacidad instalada. Pagaban la misma red de más de 30 años como si fuera nueva. El negocio de Electricaribe era limitar inversión, haciendo caja con los subsidios gubernamentales.

La Contraloría denunció la apropiación de más de 200.000 millones en subsidios para los más pobres por la empresa. Entre más usuarios subnormales más subsidios, alcanzó a tener 330.000. Muchos dejaron de pagar al no recibir servicio, el deterioro circular acabó en la liquidación.

Mientras las tasas de pago para la AAA, Direct TV, o Promigas superan 95%, los nuevos operadores reciben una de 72%. Además dos de cada tres llamadas de usuarios no se contestan, 25% de la facturación es estimada. Las pérdidas son de 35%, más del doble del promedio nacional. Era una empresa que tenía un Ebitda negativo de un $1 billón y quemó $3,3 billones en el último año.

Aun con el Gobierno asumiendo $1,5 billones en pensiones y sin deuda, 21 inversionistas dijeron no. En suma, lo que recibe Afinia y Air-e es desastroso.
Aunque el fracaso de los antiguos dueños de Electricaribe fue sistémico en América Latina, en Colombia tenían malos incentivos regulatorios.

La resolución 15 cambia las cosas, elaborando planes integrales y remunerando por inversión. Así las cosas, la región debería estabilizarse en 18 meses. El fortalecimiento de la infraestructura y nueva medición inteligente permitiría en cuatro años que la energía no sea un problema sino una oportunidad para el Caribe. Aunque se ha perdido la paciencia, esta vez parecería que el cambio es real.

La conversación de largo plazo pone la distribución en el epicentro de la transición energética. Se debe empezar a discutir la integración de generación, distribución, y transmisión. Reglamentar nuevas figuras como generación distribuida, distritos térmicos, agregadores de demanda, generación bi-direccional, entre otros.

Pensar en derribar los muros entre los servicios públicos. El ahorro en consumo energético podría compensar la cuenta de acueducto. Por ahora, el éxito de esta transición es clave, no se nos olvide los renovables son costeños.

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