“Contrapesos desde lo local”

El pueblo colombiano tiene derecho a manifestar su rechazo a las reformas del gobierno que debiliten la institucionalidad y, además, las que sean contrarias a lo ofrecido en campaña, como la Tributaria. Tiene derecho a estar preocupado por falta de conocimiento de algunos altos funcionarios y la incoherencia del alto gobierno. De forma paralela, la sociedad civil está alerta a no permitir reformas que pongan en peligro el estado social de derecho y los principios democráticos.

Para el gobierno del cambio, estaría bien planear reformas, sin destruir: Está bien la transición energética, pero sin destruir su industria y de paso la economía. Está bien revisar el servicio de salud, pero sin destruir las EPS y la cobertura que funciona. Es perentorio incentivar la producción alimentaria, pero sin destruir el principio de la propiedad privada. Es obligatorio combatir la inflación, pero sin aumentar precio de la gasolina y las tasas de interés. Es necesario mejorar la seguridad ciudadana, pero sin destruir la confianza en la Policía. Es pertinente influir en la visión global del narcotráfico internacional, pero sin dar paso a mayor delincuencia.

Lo sucedido con el gobierno Petro, está paralizando la confianza inversionista. El descontento se acrecienta.
Por otra parte, nuestro país es de regiones, siendo vital las administraciones locales y por ende las próximas elecciones, que, con liderazgos, incluso contrarios al del ejecutivo central, generen defensa desde lo local de los principios democráticos; contrapeso al gobierno central, que obliga a conciliar recursos y políticas públicas en favor del desarrollo económico y social regional.

Por ello es necesario entender lo que están haciendo los actuales mandatarios, eligiendo así a quienes le den continuidad a las políticas que vienen funcionando, o castigar los malos resultados. ¿Qué tan conectados están los mandatarios locales con resolver las necesidades de sus gobernados? Los postulados a nuevos alcaldes deben demostrar su capacidad para ejecutar políticas y obras que garanticen un mejor futuro de largo plazo.

Resalto el caso de éxito de Barranquilla, por la continuidad de políticas, con ejecuciones de infraestructura de transporte, de educación y demás infraestructuras sociales. Por ello, Pumarejo mantiene alta popularidad, como sus antecesores. La aprobación de 95% con que cerró la segunda administración Alex Char, es elocuente.
Sirve de ejemplo de la continuidad y en ocasiones la falta de ella: El lapso de mayor cambio positivo en Bogotá, que sucedió con la continuidad iniciada con Jaime Castro con el estatuto tributario, cultura ciudadana y ejecuciones de Mockus y Peñalosa. Desastre delincuencial de Moreno.

Petro detuvo los avances en movilidad. Peñalosa retoma y logra con apoyo de Vargas Lleras que se vuelva realidad el sistema Metro y se planea futuro en materia de movilidad.
Pues bien, de pensamiento político diferente al gobierno central, la alcaldesa López, continuó con Duque, para frenar el retroceso en infraestructura de transporte. Con relación a la gestión general, el descontento de los gobernados en Bogotá, Medellín y Cali, merece capítulo aparte, fundamentalmente por narrativas inexactas y malas ejecuciones en ciertas materias.