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Ha resultado todo un contra-sentido histórico que el primer gobierno de izquierda en Colombia, en vez de fortificar el buen sistema de salud que salió airoso en la pandemia 2020-2021, se haya obstinado en debilitarlo. Ha sido testarudo Petro frente a las evidentes virtudes de un sistema de salud con cobertura eficaz cercana a 85% de la población.
Si bien cabe mejorar el sistema de atención rural a esa porción de 15% que nos falta, para ello no se requiere ni nacionalizar ni secar presupuestalmente a 85% que viene operando satisfactoriamente. Ojalá que las mayorías partidistas entren en razón y en la segunda legislatura de 2023 terminen por votar negativamente en plenarias de Cámara y Senado un proyecto que abunda en defectos de orientación anti-sector privado y con falta de realismo operativo, al destruir el sistema de aseguramiento EPS-IPS que hemos ido afinando a lo largo de las tres últimas décadas.
Lo que debería ser un propósito nacional es, primero, fortalecer su estructura actual montando un sistema de Centros de Atención Primaria (CAPs) para ese 15% de la población rural no bien atendida, y, segundo, un sistema de aprestamiento preventivo para enfrentar las pandemias, que seguirán amenazando la población mundial. La noticia del momento es que, desde la llegada de la Administración Petro, han desaparecido las vacunas covid y tan solo se cuentan con una pocas reservas para casos prioritarios de niños y de madres embarazadas. Y todavía restan por recibir segundas y terceras dosis casi un tercio de la población adulta.
De la misma manera que Trump montó una campaña de desprestigio sobre la exitosa gestión de Fauci, como director anti-covid (2020-2021), Petro hizo lo propio con la figura de saliente Min-salud. El Dr. Ruiz ha sido reconocido como figura internacional, al punto que fue postulado para altos cargos en la OMS.
Pero pudo más la mezquindad Petrista y se negaron a apoyarlo como país. La derecha Trumpiana tiene en común con la izquierda Petrista su desdén por los servidores públicos exitosos, pues los prefieren vociferantes fundamentalistas.
Decía Bill Gates (2022 “How to Prevent... Pandemic”) que la tarea más apremiante, tanto para países desarrollados como emergentes, es montar sistema preventivos y organizativos que pueden aplicar las duras lecciones aprendidas en 2020-2021, tras el fallecimiento de casi 7 millones a nivel global. Estados Unidos tuvo 1.2 millones de fallecidos (equivalente a 3.485 x millón) y Colombia 142.000 (equivalente a 2.840 x millón), ver cuadro adjunto.
De hecho, comparados con los fallecimientos de 3.333 x millón observados en Brasil y de 3.200 x millón en Chile, a Colombia le fue bien en términos relativos con su sistema de atención vía EPS-IPS y con el adecuado manejo de lo público realizado por el min-Salud Ruiz.
La tragedia del Perú, con fallecimientos a la tasa de 6.875 x millón, era claramente prevenible si se hubiera tenido allí un sistema de alianzas públicos-privadas, como la que desplegó Colombia y que ahora quiere acabar el presidente Petro, supuestamente defensor de los más desvalidos.
Una de las claves del exitoso manejo covid estuvo en el “mapeo digital” de la información, gracias al sistema de aseguramiento en salud vía EPS. Esa gestión en manos puramente Estatales hubiera sido un desastre, como lo era bajo el Icdd de los años 1970-1980. Esto actualmente se ha refinado a través del mecanismo de “portabilidad de la información en salud”.
Y, a nivel global, la presión por mejorar la previsión estatal es creciente frente a catástrofes que ya no lucen “tan naturales”. En efecto, la creciente contaminación generada por combustión de energía-fósil (petróleo y carbón) y emisiones de gas metano (proveniente de minas y de ganado) han requerido que las naciones deban coordinarse mejor para contener esos desastres asociados al calentamiento global. Ver Gates (2020, “¿Cómo evitar el desastre climático?”).
Este problema se agrava cuando aparecen pandemias como la covid 2020-2022, dejando 10 veces más muertos que los ocasionados por la “flu” anual. Según Niall Ferguson (2021, “Doom”), este problema de esparcimiento de virus altamente contagiosos ya tenía un historial que ameritaba que los países avanzados estuvieran mejor preparados.
Los sondeos (2019) dejaban entrever que dicha “flu” causaba unas 4 millones de muertes anuales a nivel global de forma “algo silenciosa”. Los factores epidemiológicos asociadas a ella prendían alarmas sobre sus mutaciones.
A pesar de que la Administración Bush había creado organismos estatales de preparación para este tipo de catástrofes en 2004, su fortificación bajo Obama resultó insuficiente y Trump la desmanteló casi totalmente durante 2018-2019. Estos gobernantes creyeron que las principales amenazas estaban en ataques nucleares provenientes de Rusia y descuidaron la organización Estatal de la salud.
En materia de salud, la propia California operaba como un país tercer mundista al momento del estallido de la pandemia-Covid en 2020, ver el fabuloso y crudo relato de M. Lewis (2021, “The Premonition”).
Así que, presidente Petro, ha llegado la hora de entender las profundas razones por las cuales fue un éxito que finalmente cayera el muro de Berlín en 1989 y aquellas para continuar afianzando las alianzas público-privadas que bien funcionan, como en el sistema de salud de Colombia.
