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Analistas 24/02/2020

PIB-real 2019 y perspectivas 2020

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reportó recientemente que el PIB-real de Colombia había crecido un satisfactorio 3,3% en 2019. La cifra esperada por el consenso de analistas estaba cerca de 3,2% y, de hecho, de no haberse revisado a la baja la del 2018 (de 2,6% a 2,5%), esa habría sido la finalmente observada.

En cualquier caso, esta cifra de 3,3% tuvo la virtud de haber continuado con su trayectoria ascendente respecto del nadir de 1,4% observado en 2017. Y, además, se destaca frente al muy pobre desempeño de la región, creciendo América Latina solo 0,1% en 2019 o 0,8% si se excluye la contracción de -35% observada en el PIB-real de Venezuela.

A nivel sectorial cabe destacar el buen desempeño de las actividades financieras (5,7%), donde la expansión crediticia (4,7% real) y el margen financiero asociado a ello dejaron un buen balance (ver gráfico adjunto). No obstante, hubiera sido preferible haber tenido más expansión crediticia corporativa (solo llegó al +1% real), en vez de la sobre-expansión en el crédito de consumo (11,3% real). Esto último luce insostenible frente a un desempleo urbano del 11% y provisiones+mora cercana al 10% en dicha cartera.

Otro sector con buen registro fue el comercio-transporte-turismo, donde el consumo minorista creció 7% real y con buena ocupación hotelera. Pero continua siendo una incógnita la fuente del consumo de los hogares (+4,6% real), dado el elevado desempleo urbano.

Dado que la fuente de endeudamiento luce insostenible, solo queda la hipótesis del auge de remesas del exterior (+US$3.000 millones durante los dos últimos años), infortunadamente asociadas a la duplicación de las exportaciones de drogas ilícitas (que hasta hace poco denunciaba el Senador Duque).

El tercer sector con destacado desempeño tuvo que ver con los servicios sociales (4,9%), siendo crucial lo ocurrido con la salud por cuenta de los pagos Adres ($10 billones en cuentas atrasadas, según PND). Estos impulsos fiscales se reflejaron en el lado de la demanda del gobierno a ritmos del 4.3%.

Los sectores con pobre desempeño incluyeron minería (2,1%), agro (2%) e industria (1,6%). Todos constituyen sorpresa y preocupación debido (en su orden) a: i) el repunte de una producción petrolera que se vio empañado por el descenso en las exportaciones de carbón (enfrentando serios cuestionamientos ambientales); ii) a pesar del mal precio del café, se logró un buen nivel de cosecha (cercana a los 13,5 millones de sacos), pero el resto de cultivos no fueron satisfactorios; y iii) la industria continua siendo cerrada al comercio internacional y recurre a la mentalidad-rentista, en vez de aprovechar oportunidades de modernización y la estimulante devaluación peso-dólar con 11% de promedio en 2019.

Por último, se tuvo el mal desempeño del sector construcción por tercer año consecutivo, siendo el único que se contrajo (al -1,3% en 2019, peor que en 2018). Mientras las edificaciones cayeron casi al -8%, las obras civiles lograron crecer un estimulante +11%. Las otras actividades de construcción, relacionadas con edificaciones, también cayeron.

Así, la composición sectorial termina por empañar esa recuperación de 3,3% del PIB-real de Colombia en el 2019, pues nadie debería estar tranquilo con la idea de llegar pronto a 4% de crecimiento anual sostenido, si es que continúan fallando sectores tan vitales como la minería, el agro, la industria y la construcción.

De hecho, el entorno global de la “pandemia” en China ha hecho que se revisen a la baja los pronósticos de crecimiento mundial de 3,2% en 2019 hacia 3% en 2020. Y Colombia no será la excepción: bajo un escenario de “tensión global prolongada” hasta junio-2020, lo más probable es que terminemos creciendo nuevamente a 3,3% en 2020, en vez de 3,5% que muchos estábamos pronosticando. De concretarse este escenario de “tensión”, el precio Brent no llegaría a promediar US$65/barril, sino US$60/barril en 2020, lo cual implicaría repetir un déficit externo arriba de 4% del PIB y con presiones devaluacionista peso-dólar hacia promedios arriba de los $3.400.

Hemos comentado en otras ocasiones cómo a la tensión externa debe añadírsele la tensión fiscal derivada de la Ley 2010 del 2019. Esta producirá estancamiento en la relación Recaudo/PIB a niveles del 14% y bien podría declinar hacia 13,4% en 2022. Los organismos internacionales y las calificadoras de riesgo, sin embargo, le continúan dando el beneficio de la duda a Colombia, a lo cual contribuye el pobre desempeño de la región (comparados inclusive con Chile y Perú) y no tanto nuestro sobre-desempeño.
Pero tanto autoridades (Mhcp y BR), como organismos (FMI-Ocde) y calificadoras (S&P y Fitch, pero no Moody’s) saben que en 2020 deberán adoptarse correctivos importantes para evitar que en 2021-2022 el país se estanque en su recuperación y se complique en los frentes fiscales-externos-sociales. Lo primero será sincerar la “Regla Fiscal” para entender que esa dinámica de la relación Deuda GC/PIB, pasando de 35% a 52% durante 2012-2019, no es sostenible, tal como ahora parece reconocerlo hasta el propio Mhcp. Y, lo segundo, deben aprobarse ajustes estructurales en los frentes pensionales-laborales-tributarios, lo cual no es tarea sencilla en medio de las olas de protestas globales. Pero en eso consiste “el arte de gobernar”, no atemorizarse, sino sabiendo que esas olas de protestas sociales igual ocurrieron al calor del folclor-juvenil de 1968, 1978 y 2018.

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