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Analistas 24/07/2018

No autoinfligirse daño tributario: Primera consigna Duque

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

La primera recomendación para dejarse de hundir en el pesado lodo de la insostenibilidad fiscal es no autoinfligirse daño tributario. Luce claramente preocupante que se continúe pregonando que la economía colombiana se autoenderezará por cuenta de: i) la reducción del Imporrenta empresarial del programado 33% (según Ley 1819 de 2016) hacia 25%-30%; o ii) supuestas ganancias hasta de $20 billones de mayor recaudo como resultado de la mejor gestión de la Dian o de las “maravillas” que haría la factura electrónica (ya en operación y con obligatoriedad total desde 2019).

Tal vez no se ha entendido a cabalidad que la principal virtud de la factura electrónica tiene que ver más con la posibilidad de que las Pyme logren negociarlas en el mercado de valores (evitando fuertes descuentos por parte de sus grandes clientes) que con ganancias en formalización. Estas han sido solo significativas en el caso de Chile y atribuibles a su buena institucionalidad fiscal, pero lo han sido mucho menores en los casos de México o Perú.

La administración Trump ha revivido el ingenuo enfoque de que la reducción de impuestos corporativos “se paga sola”, agravando el déficit fiscal de los Estados Unidos hacia cerca de 5% del PIB para 2019, en momentos en que su relación Deuda Pública/PIB consolidada ya bordea 110%.

Dada la gravedad de la situación fiscal de Colombia, vale la pena entonces ilustrar en qué consisten estos potenciales daños de perforación fiscal autoinfligida.

Días de “feria IVA”. Como si la situación fiscal no fuera apremiante, se ha venido hablando de que, para promover el consumo, se tendrán determinados días al mes en que no se facturará el IVA.

¿Se imaginan el dolor de cabeza que tendrá la Dian a la hora de tratar de identificar cómo es que se acomodan las ventas precisamente en ese día para eludir ese recaudo? Recientemente ilustramos cómo la eficacia del IVA en Colombia es tan baja como 33% por cuenta de esa peligrosa combinación de perforación-elusión-evasión, lo cual vendría ahora a agravarse con este “autogol fiscal” que plantea la nueva Administración.

Devolución del IVA a turistas. En general, Colombia no luce como un país caro a los ojos del turista, salvo por el componente de transporte. La elasticidad devolución del IVA-atracción de turistas debe ser bastante baja; creemos que allí priman otros elementos a la hora de decidir visitarnos.

Si bien la relación Turistas/Población es tan baja como 6% en Colombia (vs. 30% de México) y la relación Reintegros/PIB es solo de 2,1% en Colombia (vs. 7% de México), el instrumento de “alivios tributarios” no luce como la variable indicada para intentar mejorar dichos indicadores.

Devolución del IVA a estratos bajos en la canasta básica. Anif ha venido insistiendo en la importancia de ampliar la base del IVA, eliminando los tratamientos a tasas preferenciales, con excepción de aquellos bienes y servicios que hoy ya están exentos o a tasa diferencial dentro de la canasta básica.

Así, muchas de las posiciones del IVA que hoy están a 0% o a 5% deberían pasar a la tasa general del 19%. Se mantendrían solo las tres tasas vigentes del 0%, 5% y 19% y las únicas excepciones a la tasa de 19% serían los bienes y servicios que hoy tienen tratamiento especial dentro de la canasta básica.

Este esquema podría aportar hasta 0,4% del PIB en recaudo adicional proveniente del IVA (ver gráfico adjunto).

Ahora bien, para mitigar el efecto regresivo generado en la canasta por cuenta del incremento de la tasa de 16% a 19% en la porción de 30% de la canasta, diversos analistas y hasta multilaterales han insinuado que se monte un programa de devolución de ese cobro del IVA a los estratos bajos. Aunque ese esquema ha sido relativamente exitoso en Uruguay, Anif considera que en Colombia esta sería otra “servida en bandeja” para la corrupción.

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