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Analistas 11/03/2019

Índice de recalentamiento financiero en Colombia 2018-2019

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Tras el desplome de los mercados financieros a nivel global al cierre de 2018, en los primeros meses de 2019 se ha observado una significativa recuperación, prácticamente borrando las pérdidas del año anterior. Por ejemplo, la renta variable de los mercados desarrollados se ha valorizado +11%, reversando las pérdidas de 2018. La recuperación de los mercados emergentes también ha bordeado +11,5%, pero ello aún es insuficiente frente a las pérdidas de -19% de 2018.

En este mejor apetito por renta variable ha jugado favorablemente la señal del Fed de mantener una postura menos apretada, dadas las señales heredadas del cierre de 2018 y de una posible desaceleración en el crecimiento de Estados Unidos, probablemente bajando de 2,9% en 2018 hacia 2,3% en 2019. En el plano local, la recuperación de 2019 ha implicado valorizaciones cercanas a +15% en el Colcap en lo corrido del año, reversando las pérdidas de -12% del cierre de 2018.

Para tener una mejor comprensión de las fuerzas subyacentes tras esta recuperación de inicios de 2019, resulta conveniente analizar variantes del Índice de Condiciones Financieras (ver Comentario Económico del Día 27 de septiembre de 2016). En particular, debemos capturar los efectos provenientes de: i) valorizaciones accionarias, incluyendo el “efecto riqueza” vía consumo de los hogares y las valorizaciones empresariales; devaluaciones cambiarias; y iii) efectos de la liquidez y de las tasas de interés globales.

En esta nota reportaremos los resultados de construir un índice financiero algo más holístico, capturando tanto los efectos del Mercado de Capitales como los del ciclo crediticio bancario. Es de la mayor importancia tener en cuenta el viraje del apalancamiento crediticio, pasando del sistema bancario (sell-side) hacia el Private Equity-Asset Managers (buy side) en las economías desarrolladas. Por ejemplo, ello se refleja en expansiones de la cartera bancaria a ritmos reales de solo 1%-2% anual en Estados Unidos durante los últimos dos años, a pesar de aceleraciones en su PIB-real hacia 2,9% en 2018.

En el plano local, el período 2017-2018 fue de tensión crediticia, llegando la calidad de la cartera a picos cercanos a 5% e incluso a 10% al incluir los castigos (similar a lo observado en la crisis de Lehman en 2008-2009). Si bien las cifras de cierre de 2018 mostraron algún correctivo, han sido evidentes las afectaciones bancarias provenientes de: i) la desaceleración estructural de la economía colombiana, perdiendo 1,5pp de potencial de crecimiento por cuenta de la reversa en el súper ciclo de commodities; y ii) afectaciones puntuales de malos negocios en la cartera comercial (Ruta del Sol II-III, Electricaribe, SITPs y similares), requiriendo provisiones cercanas a $5 billones (0,5% del PIB) en los últimos dos años.

Dado lo anterior, extenderemos nuestro usual análisis macroeconómico del Índice de Recalentamiento Económico (IRE, ver Informe Semanal No. 1435 de octubre de 2018) hacia una nueva arista del IRE-Financiero (IRE-F). Con esto queremos medir simultáneamente la temperatura de los mercados de capitales y del sector bancario en Colombia.

Índice de Recalentamiento Financiero (IRE-F)

• Metodología

El IRE-F está compuesto por dos subíndices, consistentes en las lecturas de la “temperatura” del Mercado de Capitales y la del ciclo bancario-crediticio. En el primer caso, hemos incluido variables referentes a: i) el comportamiento del mercado accionario del Colcap, tanto en su elemento de rentabilidad anual como en la “valoración” de sus niveles (Relación Precio Ganancia-RPG); ii) el nivel de tasa de interés de la deuda pública, en su denominación benchmark a diez años; y iii) los precios de la vivienda como proxy de lecturas de formación de burbujas en precios de activos clave.

En la arista bancaria del índice, buscamos capturar el ciclo mediante: i) la expansión real de la cartera crediticia (relativa al crecimiento del PIB-real); ii) el grado de deterioro crediticio medido a través de la calidad de la cartera, incluidos los castigos que motu-proprio hacen las entidades bancarias; y iii) el grado de apalancamiento de los hogares, dado su evidente escalamiento hasta sus niveles actuales de 42% en la relación endeudamiento/ingreso disponible. Todas las variables se han graduado por umbrales y se utilizan metodologías de brechas para comparaciones contra promedios móviles quinquenales (o de diez años en los casos del apalancamiento, dada la amplitud- duración de los ciclos de endeudamiento).

Para medir el nivel de recalentamiento por componentes, cada variable toma una calificación en el rango comprendido entre “0” (recalentamiento nulo) y “2” (máximo recalentamiento), graduando cada rubro por umbrales.

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