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Analistas 26/04/2018

Credibilidad Empresarial y el 3 x I: lecciones desde Chile

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

A instancias del BID, el hoy ministro de lo Social de Chile (Alfredo Moreno) nos relató recientemente en Colombia la interesante experiencia que allí se ha vivido a través del proyecto empresarial “Inspirarnos, Incluirnos, Innovarnos” (3 x I). Dicho proyecto nació como respuesta a la crisis de credibilidad empresarial en un Chile que se ha caracterizado por ser el país de menor corrupción, mayor transparencia-institucional y mayor éxito en el desarrollo de nuevos proyectos innovadores-exportadores (ver http://www. eltiempo.com/economia/sectores/como-recompone-chile-la-confianza-de-la-sociedad-frente-a-empresarios-206926).

A pesar de ese éxito en los negocios, la percepción sobre su empresariado escaló a niveles muy negativos, culpándolos de la alta inequidad (con vergonzoso coeficiente Gini cercano a 0,48, aunque inferior a 0,51 de Colombia) y de su mezquindad social. Esto sorprende en un país donde el índice de pobreza absoluta (medida por ingresos) ha sido uno de los más bajos de la región (solo 12% vs. 26% observado en Colombia) y donde se ha multiplicado por cinco veces el ingreso-per-cápita alcanzando cerca de los US$15.000/año frente a los US$6.000 de Colombia, medido a PPA.

Esa iniciativa 3 x I lo que hizo fue reunir a los 100 principales empresarios chilenos y montó talleres de reflexión-acción, logrando focalizarse en cinco temas que ellos debían ayudar a resolver pronto, incluyendo áreas de la salud y problemas de tensión social con minorías. El resultado ha sido exitoso en al menos dos frentes, según el ministro Moreno: i) efectivamente, se han logrado resolver problemas en esos temas prioritarios (siendo un proyecto pionero el de ayudas a pobres afectados por problemas oculares); y ii) como resultado de lo anterior, han mejorado en los sondeos la percepción que se tenía de los empresarios en Chile (ahora con una favorabilidad cercana a 60% frente al solo 30% que se tenía antes de iniciar estos programas). Las tareas que quedan para el empresariado chileno en los frentes de “inspirar, incluir, innovar” son múltiples, pero este arranque ha sido muy bien recibido y, sobretodo, ha motivado a “los ricos” a moverse para mejorar la vida de los pobres, entendiendo que ese proceso es una claro gana-gana. Uno de los mensajes más “inspiradores” que nos dejó el ministro Moreno era que no se trataba simplemente de crear o aportar más a ONGs, sino de lograr motivar institucionalmente a todos los participantes para que las soluciones no fueran “simplemente casuísticas”, sino que dejaran huellas sobre las leyes-reglas generales que debían aplicarse de allí en adelante para lograr escalar en todo el país este tipo de soluciones.

Este tipo de reflexiones llega en un buen momento a Colombia. Las lecciones del 3 x I de Chile deberían servirnos para superar la polarización del SI-NO (reflejado de alguna manera en la pugna electoral de 2018) y avanzar en la consolidación del proceso de paz. El empresariado colombiano que escuchó estos mensajes reaccionó positivamente frente a tal iniciativa y los medios también han mostrado su apoyo a ella.

Sin embargo, aún no está clara la mejor forma de “apropiarse” de esta oportunidad por parte del empresariado colombiano. Por ejemplo, allí se mencionó (con razón) que este tipo de iniciativas no son nuevas y que las existentes en Colombia (en cabeza del Consejo Privado de Competitividad y de McKinsey) no han logrado aún las sinergias requeridas como para pensar en un gran salto a la escala lograda por 3 x I en Chile. Ojalá esta motivación del ministro Moreno nos lleve a ello.

Por último, cabe resaltar aquí que el primer paso que debe dar nuestro empresariado es copiar la institucionalidad que ha logrado el de Chile en temas cruciales. Por ejemplo, allí se adoptó mentalidad y accionar de no-privilegios particulares. Así, los chilenos se ufanan de haber cerrado el mecanismo del “cabildeo” para evitar perforar los aranceles (actualmente tan bajos como un 1%) o para buscar tratamientos preferenciales en IVA o en renta.

Esto último contrasta negativamente con la existencia en Colombia de las zonas francas, de los contratos de estabilidad-tributaria o de la oposición rampante empresarial a las sobretasas que deben adoptarse para disuadir consumos indeseados de combustibles contaminantes, cigarrillos, gaseosas, etc. Así, el primer paso para iniciar la trayectoria de 3 x I en Colombia es un “acuerdo sobre lo fundamental” a nivel institucional y el resto seguramente seguirá por añadidura. Si el Estado está “capturado”, la percepción ciudadana sobre el empresariado no podrá ser buena.

En este frente Colombia enfrenta un doble desafío, pues primero su empresariado debe emular la transparencia de Chile a nivel institucional y, además, superar los vergonzosos casos de “carteles colusivos” que han venido sancionando las autoridades (ver Comentario Económico del Día primero de marzo de 2018). Amén del proceso de “inclusión” que actualmente debería culminar con éxito al interior del Consejo Gremial.

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